¿Recalculando la macro?
Por Manuel Solanet (h)
Parecería que el gobierno ha comenzado a tomar conciencia que la economía no se arregla con voluntarismos y que no se puede gastar más de lo que se recauda. Por ello ha comenzado a realizar ajustes, aunque no les guste esta palabra a los políticos. Se descongelarán las tarifas de los servicios públicos, el ATP fue rechazado para una gran cantidad de empresas, el IFE fue reducido y se eliminará a fin de año y, quizás lo más relevante, se está planteando una nueva fórmula de ajuste jubilatorio que tendrá como una de sus variables a la variación de la recaudación.
Cada una de estas medidas es antipática y hubiera merecido, en otras circunstancias, piquetes, manifestaciones y toneladas de piedras lanzadas contra el congreso. Aunque no sean del agrado de la gente, lamentablemente, son necesarias.
Uno de los problemas de mayor envergadura es el de las jubilaciones, que no existiría si no se hubieran confiscado los fondos de las AFJP para usarlos políticamente. A esta altura el sistema privado ya hubiera acumulado 26 años de aportes y estaría solucionado, en gran parte, uno de los mayores problemas de la actualidad. A pesar de este esfuerzo pedido a la población, el déficit proyectado para el año que viene es del 4,5%. Esto demuestra que la tarea recién está comenzando.
Siempre es más fácil sacarle la plata del bolsillo a un tercero que tener que aportarla uno mismo. Por ello, los recortes anunciados no encaran el problema de la falta de eficiencia del estado tales como el ejército de ñoquis, entes del estado que realizan funciones inútiles o, peor aún, organismos que requieren trámites que no sirven para nada pero crean costos para el sector privado. Deberán revisarse los millones de planes sociales suprimiendo los que sólo alimentan apoyos políticos y piqueterismo. Tal vez deba comenzarse por la denominada “Economía Popular”. Estas y otras medidas para hacer el gasto más eficiente deben ser encaradas de manera urgente.
Las soluciones, forzosamente, deberán venir por una baja del gasto, algo que tímidamente empezó a mostrar el ejecutivo, porque la economía privada de Argentina ya no soporta más impuestos. Pero nuestros representantes parecen no aprender y continuamente idean nuevos impuestos, incluyendo algunos que introdujeron solapados dentro del proyecto de presupuesto nacional. Señores legisladores: a la vaca que se la ordeña mucho y se le saca la comida de la boca se muere. Argentina ya está agonizante. Estas reformas deberían ser eliminadas o vetadas por el ejecutivo.
El leve cambio de tendencia es bienvenido. Queda la duda de si se trata de un nuevo convencimiento o si se está haciendo jueguito para la tribuna a fin de acordar con el FMI y poder seguir con el despilfarro. El GPS del sentido común claramente está marcando un cambio de rumbo y parecería que el frenesí de ideas locas está menguando, ¿será para doblar hacia la racionalidad? Ojalá.