Recalculando...

Recalculando...

   A muchos de nosotros esta situación sanitaria nos ha llevado a replantearnos cuál es el modo en el que queremos a vivir en el futuro, el inmediato, el que ya nos está llegando, (algunos por decisión propia, otros porque la realidad los empuja), cuál es la forma de prepararnos, cómo y dónde podremos estar felices y saludables pensando fundamentalmente en el bienestar de nuestra familia, hijos y nietos.

     Seguramente con esta experiencia de la cuarentena, correcciones, modificaciones, nos indicaron cambios que tuvimos que acatar y por iniciativa propia también cambiamos algo nuestro comportamiento, e iremos incorporando algunos cambios a modo defensivo para protegernos de “lo que podrá ocurrir”.

      Por eso recalculamos… se vienen nuevos tiempos, de transformación y ya estamos preparándonos, se ven más participantes en grupos que aman la naturaleza, la huerta, la vida al aire libre, la alimentación saludable, recalculan quienes extrañan las salidas a los parques, estar entre los árboles, los jardines, recalculan quienes extrañan salir a espectáculos, la visita a los amigos, los domingos de asado, las salidas al club, los partidos de distintos deportes, y todas las actividades que comparten con otros que disfrutan de lo mismo.

    Pero fundamentalmente, este presente nos hizo recordar aquellas actividades que hacían nuestros abuelos, nuestros padres, en la casa, o la casa quinta con la huerta, el jardín, las colmenas, las gallinas, o conejos en el fondo. Siempre había alguien de la familia con casa con terreno.  Vivir en departamentos quitó ese encanto de libertad…

     Queremos recuperar los tomates con gusto a tomate, las verduras sin agroquímicos, que podamos respirar aire puro, fresco, sin mayores contaminantes que abundan en las grandes ciudades. Que los chicos conozcan de dónde provienen los alimentos que finalmente adquieren en el supermercado.

     Cuántos comenzaron a buscar, aunque sea la casa con jardín que soñaban para poder disfrutar con los chicos, o en los horarios que no están trabajando. Muchos tienen la ventaja de trabajar desde su casa, ese cambio también se irá generalizando y entonces, en vez de mirar por la ventana durante una pausa mientras descansan esos cinco minutos y toman un “té” salen al jardín o al patio a despejarse de la rutina o el peso de la concentración.

    Todos recalculamos, tratamos de elegir nuestro lugarcito en el mundo o reacondicionamos el que ya tenemos.

    Durante la charla en familia dibujamos el borrador y corregimos cada vez hasta encontrar el que nos gusta. Serán cambios positivos.

Seguiremos trabajando, sin perder los sueños, con el objetivo de cumplirlos.

Muchas familias llegan hasta nosotros con la voluntad, el deseo, la decisión o el propósito de poner en marcha cambios de su forma de vida.  Y hasta de su forma de ganarse la vida.

Continuará…

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