Recordando Nuestras Raíces

Recordando Nuestras Raíces

A veces, en el mundo laboral con toda la rapidez y inmediatez que ello conlleva, olvidamos algo básico: cada uno de nosotros tiene una historia. Todos hemos estado en la piel del otro, ya sea como un practicante o junior buscando su lugar, un reclutador tratando de identificar al mejor talento o un gerente que empezó desde abajo. Como dice Helen Hayes: “El experto en algo fue alguna vez un principiante.” Y esa comprensión marca una diferencia real.

Recordar de dónde venimos no es un simple ejercicio de nostalgia; es un antídoto contra la arrogancia y la desconexión. Cada vez que un practicante o un junior se unía a mi equipo, recordaba mis primeras entrevistas: esos nervios y tropiezos que me acompañaron. Reconocer esto nos ayuda a entender que los errores son parte del camino de crecimiento y que cada uno de esos tropiezos nos hace más fuertes, nos entrega la experiencia necesaria.

Cuando asumimos roles de liderazgo, es fundamental recordar que todos fuimos “principiantes” en algún momento. Esta perspectiva nos convierte en mejores mentores. Imagínate un ambiente donde los juniors o practicantes no teman hacer preguntas o equivocarse; suena ideal, ¿verdad? Fomentar ese tipo de espacio no solo ayuda a que ellos crezcan, sino que también fortalece y unifica al equipo, haciéndolo más comprensivo, creativo y resiliente.

Desde el lado del reclutamiento, la empatía es clave. Cada candidato que llega a nuestra puerta es mucho más que un currículum; trae consigo sueños, esperanzas, y muchas veces, una dosis grande de ansiedad. Recordar cómo nos sentíamos en esa posición nos ayuda a ser más comprensivos y a brindar una experiencia de entrevista que valore genuinamente a la persona detrás de la hoja de vida. De esta forma, no solo estamos construyendo un equipo, sino también una cultura basada en el respeto y el reconocimiento.

La próxima vez que lideres un equipo o entrevistes a alguien, tómate un momento para reflexionar sobre tu propio camino, las lecciones que has aprendido y cómo puedes compartir esa sabiduría. Al final, estamos todos en este mismo viaje, y cada capítulo de nuestra historia cuenta.

Recordemos que el trabajo va más allá de cumplir horarios o alcanzar metas; se trata de las conexiones que formamos y de cómo nos apoyamos mutuamente. Porque, al final del día, todos estamos aquí para crecer juntos.

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