REFLEXIÓN DEL ENTORNO SOCIAL EN EL CURRÍCULO POR COMPETENCIAS

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Autor: Oscar Ricardo Andrade Suquilanda.

               La sociedad del conocimiento de hoy demanda de profesionales que puedan solucionar problemas actuales en diferentes contextos, que sean creativos e innovadores y que puedan trabajar colaborativamente; ello les exige a las universidades brindar una formación basada en competencias, de manera que cumplan de esta forma, con lo requerido por el Programa de Evaluación de la Calidad de la Educación, acordado en la V Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado que se llevó a cabo en Argentina.

Por otro lado, Bereciartua en una conferencia, señalo que Las universidades de hoy tienen la misión de reinventarse y responder a las inquietudes e interrogantes que se plantean los estudiantes, algunas de las cuales son ¿Para qué sirve la universidad? ¿La universidad te enseña a ser creativo? ¿Qué gano yo como estudiante en la universidad? Estas y otras interrogantes dejan en evidencia, que existe un vínculo entre la educación y la sociedad y el nexo, claro está, es el currículo, entendido como una propuesta educativa que debe contextualizarse y adecuarse a las exigencias de la época y el país que demandan de profesionales que contribuyan en el desarrollo social. La educación de hoy, no sólo debe de formar profesional y tecnológicamente, sino también debe formar en ética, política y moral.

Los problemas sociales están a la orden del día, es así que la universidad debe ser un agente de cambio y solución a dichas dificultades, aspecto que en nuestro país aún no se da, prueba de ello es la situación que se vive en el Poder Judicial (PJ), donde existe una ingente cantidad de expedientes producto de la excesiva carga procesal; ya que día tras día cientos de éstos ingresan al sistema judicial, debido muchas veces, a la cultura litigiosa de los abogados en nuestros país; ello se condice con un informe de Gaceta jurídica del año 2015, donde se estimaba que la carga procesal llegaría a 2,600. 000 expedientes para el año 2019 y de hecho que, esta cifra se verá exponencialmente aumentada por la pandemia que azota al mundo y que implico meses de paralización de labores en el PJ. En ese escenario, es que uno reflexiona ¿Qué hace o que ha hecho la universidad para solucionar el problema ligado a la carga procesal? ¿La universidad está formando abogados hacedores de paz? ¿Son dinámicos o estáticos los currículos y los planes de estudios en la facultad de Derecho de las universidades? ¿La asignatura de Medios Alternativos de Resolución de Conflictos (MARCs) es obligatoria o electiva en los planes de estudios de la carrera de Derecho? ¿Qué labor hace la universidad para contribuir en la responsabilidad social en la gestión de conflictos?

Para empezar las universidades poco o nada hacen al respecto, ya que los planes de estudios en muchas de ellas no forman abogados hacedores de paz, sino sólo abogados litigantes, es allí donde acierta, Del Basto et. al, quienes señalan que los planes de estudio se están construyendo desde una mirada teórica y no desde la realidad; asimismo, en muchas universidades, una experiencia curricular tan importante para la formación del abogado, como lo es MARCs figura como electiva, sin embargo en este punto se destaca que la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad Nacional de Piura si la han considerado como asignatura obligatoria. Finalmente, uno de los principales desafíos de universidad es la responsabilidad social en la gestión de conflictos, ésta demanda que el futuro profesional solucione controversias y problemas de forma pacífica (en centros de conciliación, por ejemplo), promoviendo siempre la convivencia social y la cultura de paz, en ese sentido, es fácil darse cuenta que la universidad no ha hecho mucho al respecto, tomando en cuenta la excesiva carga procesal que existe en el PJ.

En base al problema expuesto y si se quiere cambiar el estadio de cosas, se necesita que el currículo este orientado a formar ciudadanos que busquen la transformación social, es decir, el currículo debe der entendido desde su enfoque reconstruccionista, el mismo que pone énfasis en las necesidades del colectivo y no del sujeto. En el currículo debe verse reflejado el abogado, ingeniero o arquitecto que necesita el Perú, no el que necesita una determinada ley, empresa o institución.

Por otro lado, para que la universidad cumpla sus fines debe colocar a la formación docente dentro de sus prioridades y esto solo se logra, si se hace un trabajo conjunto entre los involucrados y responsables de los procesos educativos, ya que como dice el teórico Santos: “La mejora de la calidad de la educación y de la profesionalización de los docentes demanda de circunstancias organizativas”. Esto es así porque si se busca la transformación, la universidad debe de rodearse de una comunidad bien elegida de docentes para que transformen o cambien la vida de sus estudiantes, tal y como paso con algunos de los actuales donantes de la universidad de Harvard en USA, quienes, al ser consultados, al respecto, señalaron que le donaban dinero a la universidad en mención, porque sus docentes, les transformaron la vida.

 Finalmente, el docente en su formación debe tomar en cuenta a la tecnología, pues, el maestro del siglo XXI es el que maneja e incorpora a las TICs en el proceso de enseñanza. Las ventajas del uso de Tics son muchas, van desde la conversión del proceso de enseñanza- aprendizaje en dinámico y divertido, hasta la promoción de una actitud activa y participativa del discente (estudiante). Las TICs posibilitan que el estudiante se forme continuamente.

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