Reflexiones en confinamiento 4_4_20 (Cast)
Es en momentos excepcionales en los que se toma perspectiva. Las situaciones que nos generan un impacto emocional importante son las que alteran el orden de prioridades a nivel personal. Generalmente estas coyunturas que, inevitablemente todas las personas enfrentan en algún momento a lo largo de su vida, implican un fuerte sentimiento de angustia o tristeza pero, por otro lado, una nueva visión y esperanza que un abanico de distintas posibilidades se abre frente la reciente convicción que existe una manera distinta de vivir.
El reto casi siempre recae en ser capaces de mantener el estado mental que nos permite seguir la nueva visión y que ésta no haya sido únicamente una fugaz herramienta usada a corto plazo para compensar el estado emocional de un momento doloroso, si no que dé plasticidad a nuestra actitud y seamos capaces de seguir evolucionando y siendo cada día más conscientes de cómo podemos ser más completos y felices. No se trata de mantener un estado mental inalterado por muy bueno que lo juzguemos en momentos puntuales, pero tampoco de permitir retroceder como si nada hubiera pasado.
Desde el punto de vista del comportamiento individual, pero como parte integrante de una sociedad, la crisis del Covid-19 ha puesto de manifiesto la disposición de una sociedad democrática a un recorte de libertades individuales en búsqueda de un bien común interpretado como más elevado. Este hecho es destacable considerando que la tendencia más reciente es opuesta a la verticalidad institucional y centrada en la participación ciudadana en la que ciertas minorías reclaman y ganan más espacio, por cuanto que bien merecido en la mayoría de casos. Por otro lado pero, queda patente la fragilidad de la libertad individual y provoca cierto vértigo ver que estamos más expuestos, de lo que ingenuamente parecía, a un amenazante intervencionismo y una dictadura social que bien enfocada ayuda a tener una sociedad madura y ordenada, pero mal orientado recortaría libertades y aniquilaría acciones discordantes que no por discordantes improductivas o ilícitas.
La intervención de las autoridades gubernamentales para aplacar la crisis sanitaria cuenta con el convencimiento y la aprobación de la sociedad civil ya que la magnitud de la tragedia justifica cualquier esfuerzo para salvar la salud de todos los conciudadanos. Una vez superada la fase más crítica de la emergencia ya habrá tiempo para analizar qué acciones se podrían haber desarrollado de mejor manera y de bien seguro que no faltarán críticas y nuevos puntos de vista que aún no es momento de plantear.
Una de les características de esta pandemia es la velocidad, tanto en la propagación de la infección como en la generación de emergencias paralelas. Esta crisis sanitaria ha generado en cuestión de días una crisis económica de la cual aún es difícil predecir tanto la duración como la intensidad.
Esta crisis económica, como segunda derivada de la crisis sanitaria, requiere ser enfrentada casi con tanta convicción como se ha enfrentado el reto sanitario. De igual manera que se interviene desde la política en búsqueda del bien común para hacer frente al reto sanitario, se debe hacer frente el reto socioeconómico con determinación y comprendiendo que para el bien de la sociedad hay que resguardar valores como la proactividad, el esfuerzo y la innovación. Se podría no considerar imprescindible dar apoyo a los actuales empresarios y autónomos, pero sí es imprescindible amparar todo lo que estos colectivos representan y librar la sociedad de una eventual y probable apatía cívica y productiva.
Es en coyunturas excepcionales como la actual en las que también hay que ser capaz de tomar las medidas oportunas, excepcionales si cabe, y garantizar que los incentivos sean los apropiados para proteger una sociedad plural en la que el tejido empresarial y emprendedor juega un papel clave no sólo en el plano económico, sino que también en términos sociales. Si el plan de medidas económicas no demuestra que se valoran las empresas y los autónomos como colectivos importantes para el progreso del país estaremos renunciando al progreso económico y, aún más preocupante, tendremos que conformarnos con una sociedad que no premia la iniciativa, la pasión, la creatividad ni el liderazgo. Ahora es el momento de demostrar qué tipo de sociedad queremos seguir construyendo y parecería apropiado garantizar el progreso social con un equilibrio productivo adecuado entre la masa funcionarial, la empresarial, la asalariada i la emprendedora. Si se opta por el camino contrario, el incentivo será claramente a aumentar el volumen de la economía sumergida y poco más que orientar a la juventud hacia tareas funcionariales y poco arriesgadas, lo cuál no es suficiente para el progreso social y económico de una sociedad con un alto potencial tanto intelectual como de capacidad de trabajo.
El cambio de paradigmas sociales queda por ver cómo acontece durante los próximos meses y años, pero es evidente que la pandemia nos obliga a reformular prioridades, claramente la salud es condición sine qua non para una sociedad productiva y con un alto nivel de satisfacción colectiva. A título individual tenemos que ser capaces de modificar comportamientos y encontrar la felicidad en la adaptación a nuevas formas de vivir. La evolución continúa.
Mentora Marca Personal para Profesionales de la salud y entrenadores personales | Fitness marketing
4 añosUna vez más el bien común debe estar por encima del bien individual para construir algo sólido. Gràcies per compartir
Coordinador de Deportes
4 años👏👏👏😊😊