Relaciones a corto plazo tienen su trampa

. Esto es lo que vivimos hoy en día…

Que tengan un feliz fin de semana.

Muchas parejas huyen de los compromisos, la paradoja es que no siempre se logra vivir sin ataduras.

En las parejas sin compromiso o a corto plazo suele pasar que uno de los dos esté más interesado que el otro.

Es cierto que hoy en día podemos decidir libremente qué tipo de relación queremos tener, y en ese contexto tenemos muchas posibilidades frente a cómo vivir nuestras emociones en pareja, cómo construir la intimidad y, en general, cómo sentir el amor, la afectividad y la sexualidad.

Existen nuevas normas de convivencia afectiva, distintas a los parámetros rígidos con los cuales se relacionaban anteriormente los hombres y las mujeres, donde las posibilidades solo eran ser novios y esposos. Ahora se viven otras categorías muy heterogéneas y con diferentes estatus, donde no hay un compromiso establecido, como los amigos con beneficios, con derechos, pareja cambiante o de poca duración, entre otros.

Quienes los defienden afirman que estos espacios afectivos son satisfactorios, proporcionan bienestar sin quitar libertad, permiten disfrutar más apasionadamente la sexualidad y generan tranquilidad. Afirman que es una buena fórmula cuando se quiere disfrutar de la compañía de alguien, pero sin complicarse la vida, o para quienes no se sienten preparados para mantener una relación permanente y estable y perciben las relaciones afectivas como cada vez más complejas o conflictivas.

Esta es una propuesta que resulta atractiva especialmente para jóvenes entre 25 y 35 años, y también para personas que han tenido relaciones negativas anteriormente y para quienes este tipo de interacciones “son más honestas y directas que las establecidas formalmente y permiten más espacio para ser uno mismo”.

En el marco de una perspectiva hedonista de la vida que privilegia las emociones del momento, las relaciones de corto plazo se ven como una forma de pasarla bien, tener placer, disfrutar de las cosas buenas y los momentos agradables de la pareja, sin la presión del compromiso, las responsabilidades y las exigencias de la cotidianidad en la convivencia.

Sin embargo, este panorama plantea grandes contrastes en las relaciones, creando una dinámica paradójica que repercute en la pareja, afectando la manera de experimentar y de vivir las relaciones. No siempre resulta fácil en las parejas establecer reglas y límites claros, no hacerse expectativas, establecer tiempos para estar juntos, evitar enamorarse, hablar solo algunas veces por semana e incluso no decirle al otro nunca cosas bonitas ni románticas, tener compañía, pero sin intensidad, entre otras.

El querer gozar de libertad sin compromiso puede llevar en muchas ocasiones, y para algunas personas, a que se generen frustraciones, derivadas de no tener un proyecto de largo plazo, con mayores certezas.

Mantener este tipo de relación no es fácil y se pueden presentar circunstancias como:

* La comodidad de no tener que dar cuentas y no asumir compromisos en algunas ocasiones termina convirtiéndose en inseguridad, que lleva a que un miembro de la pareja exija más de lo acordado.

* Si la relación se extiende en el tiempo, la evasión del compromiso termina siendo un factor de conflicto, haciendo menos soportable la convivencia, pues esta exige responsabilidades claras.

* La premisa de no esperar ni exigir nada a cambio no se mantiene en el tiempo. Con frecuencia ocurre que uno de los dos está más interesado que el otro, mantiene la esperanza de que se transforme en una pareja real y desea un mayor compromiso.

* En ocasiones, alguien sale herido y queda la impresión de no haber sido valorado en su justa proporción, su entrega y dedicación. Situaciones como “siempre pensé que era una relación estable” y el otro responde “yo nunca prometí eso” parecen ser una de las complicaciones mayores de estas relaciones.

* Tener que cambiar constantemente de pareja sexual constituye un riesgo para la salud; este es un cuidado extra para no exponerse.

La estabilidad hace falta

Es una realidad que muchas parejas siguen viendo en las uniones a largo plazo un sinónimo de estabilidad, reconocimiento y pertenencia. Muchos siguen pensando que un vínculo sólido y maduro da seguridad sentimental y es un punto de apoyo fundamental que aporta equilibrio en la vida. Este es un factor que genera presión en las parejas que han decidido, así sea de común acuerdo, vivir relaciones cortas.

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