Rendirse no es fácil pero tiene sus beneficios.

¿Sabías que al rendirte no estás derrotado? Nos han educado para creer que al rendirnos estamos aceptando la derrota, pero no es así.

Es tan sencillo que al pensar en rendirte, enseguida asocias esta palabra a sentimientos negativos que dan por terminado una situación o circunstancia por falta de voluntad o fuerza. Sin embargo, esta puede ser el primer paso para generar un cambio en tu vida. Dentro de esto, existen dos categorías que determinan que tan positivo o negativo puede ser la rendición. En esta se encuentra la rendición impuesta, la cual es la que asociamos con la sumisión, derrota y el miedo. También se encuentra la rendición optativa, que es aquella que elegimos por voluntad propia.

En realidad, rendirse viene del conocimiento, la aceptación y el agradecimiento. Cuando identificas lo que ya no resuena contigo, eso que cumplió su ciclo en tu vida y que vino a enseñarte lo que necesitabas en ese momento. Reconoces el valor que ha tenido en ti, lo aceptas cuando identificas el impactado que ha tenido en tu vida y agradeces lo que hizo por ti. Es aquí donde debemos tener cuidado y no caer en el estigma del “no puedo continuar” o el famoso “Es muy tarde, ¿Qué dirán los demás?”.

Algunas personas nunca logran vivir desde su verdadero ser por miedo a la percepción que los demás puedan tener al intentar hacer algo nuevo, pero recuerda, nada cambia si nada cambia.

Ya sea que quieras intentar algo nuevo, trabajar tu marca personal y posicionarte en el mundo digital, o que quieras lanzar un podcast, dedicarte al coaching y/o independizarte. Es un pensamiento egoísta, no compartir lo extraordinario que eres.

No permitas que tu temor al fracaso sea el obstáculo que te impida lograr obtener tu mayor éxito.

¿Alguna vez estuviste a punto de rendirte justo antes de lograr lo que querías?