Renovarse
En el año 2014, tuve la oportunidad de integrar un proyecto de mejora en la seguridad social titulado «Plan de detección de daño renal en la red asistencial Rebagliati». Este plan de salud renal se constituye desde el 2013, en la primera iniciativa destinada a detectar precozmente la enfermedad renal crónica. Los profesionales que interdisciplinariamente lo integramos, disfrutamos de 2 premios nacionales por su contribución a la seguridad social. También participamos en el concurso nacional organizado por la Sociedad Nacional de industrias, donde fuimos semifinalistas.
Esta oportunidad de conformar un equipo, donde la confluencia de diferentes profesionales, respetando los diferentes conceptos, métodos y lógicas de cada disciplina y trabajar para que no existan «barreras para la comunicación», es todo un desafío. Cada disciplina aporta dentro de su campo, lo apropiado, necesario y suficiente, según el objetivo o propósito del proyecto, para resolver en toda su dimensión el problema.
De esta forma, emerge el concepto de «interdisciplinariedad» (que supera el concepto de multidisciplinariedad), siendo una combinación de enfoques de distintas ciencias sobre un mismo problema u objetivo, que se ínter vinculan en diferentes formas específicas. Los conocimientos y métodos seleccionados de cada disciplina, mantienen su lógica científica y características propias. Este alcance desborda los límites de una rama del saber o campo científico determinado, para que en su integración se pueda resolver.
Es fundamental que donde estemos: salud, educación, minería, gastronomía, agroindustria, pesquería y demás, debemos realizar proyectos interdisciplinarios en beneficio de nuestros sectores productivos, ya sean de bienes o servicios.
Heredamos una formación pedagógica del siglo XVIII, donde prevalecen algunas características hasta la actualidad, como: jerarquización, burocracia, explicaciones magistrales, repetitivas e iguales para todos; agrupamientos por edades y entrada en filas; horarios rígidos y cerrados por asignaturas; espacios cerrados y uniformes; premios y castigos; enseñanza propedéutica y transmisora; currículo desfasado y amplio; libros de texto; exámenes, notas, refuerzos y repeticiones; deberes tradicionales e iguales para todos; prohibición de jugar y moverse; y otras. Estas dimensiones inhiben la creatividad, la innovación, el emprendedurismo y fomentan el individualismo sobre las intervenciones colectivas que no impulsan la interdisciplinariedad.
Realizo esta catarsis, con el propósito de que cambiemos nuestra forma de ver nuestra contribución profesional. Debemos entender que si continuamos mirando nuestro ombligo y no el paisaje; si seguimos mirando el árbol y no el bosque; si seguimos en nuestras 4 paredes y no conectamos con nuestro entorno; estamos confinados al retraso y a no realizar cambios sustanciales en nuestros procesos tradicionales. Nunca cambiaremos paradigmas construidos hace años, que conviven en nuestros sectores.
Es momento de cambiar y formatear nuestra forma de ver las cosas. Pasemos de lo individual a lo colectivo; de la multidisciplinariedad a la interdisciplinariedad y de la pasividad a ser unos knowmads.
Renuevate, no es tarde…
Luis Figueroa Montes
www.medicinadellaboratorio.com