Renuncia silenciosa: ¿Falencia de RRHH u orden de prioridades?

Renuncia silenciosa: ¿Falencia de RRHH u orden de prioridades?


Como prendas de moda, las redes se plagaron de una tendencia en la administración de personal. De repente, el quiet quitting impregnó LinkedIn de opiniones y debates...Mientras tanto, divago entre el aplauso y la autocrítica.

Si bien el término se acuñó en 2009, cobró relevancia en 2022 fruto de un video de TikTok (un paréntesis para repensar por qué las redes sociales ponen en la lupa cuestiones que quienes trabajamos en RRHH debiéramos poner en eje de debate. ¿Estamos tan ocupados como para desatender este tipo de fenómenos? ¿O creemos que es mejor dejarlo bajo la alfombra?).

Para quienes aún no conocen esta tendencia, se trata de la ejecución de aquellas labores para las que el colaborador fue contratado sin añadir un "plus", sin trabajar fuera de hora o someterse al desgaste propio de "darlo todo por la empresa porque hay que ponerse la camiseta". En este planteo hay dos ramas claramente distinguibles: el empleador que puede tildarlo de vagancia y falta de compromiso y el trabajador que apela a la búsqueda de un equilibrio entre su vida personal y laboral, a trabajar en función de "lo que se me paga" y aun así cumplir con sus funciones. Por supuesto, son cuestiones de intereses y roles. ¿Quién tiene la razón? Es debatible.

Los defensores de la renuncia silenciosa argumentan que es un proceso lógico para evitar la fatiga, frustración, estrés y hallar un balance con la vida personal. Expertos afirman que la "economía de la pasión" abre las puertas a una nueva era de actividades secundarias. Son esas las pasiones que RRHH debiera canalizar para el bienestar organizacional y no derivarlas en un flujo paralelo a la vida profesional. Claro, todos tenemos hobbies que no constituyen parte de nuestros trabajos, pero ese motor pasional puede ser parte de la dinámica de la cultura organizacional si se diagraman las políticas apropiadas.

La pelota va y viene entre la parte empleadora y el empleado. Los señalamientos sobre quién está en lo cierto y quién no, es un hábito muy común en Latinoamérica. Pero en el medio, la red. Esa red de contención de la pelota, la que ve pasar el flujo comunicacional, la que media, negocia intereses y facilita la armonía entre las partes. Ese Departamento de People no es cuestionado. ¿Por qué no pensar que la renuncia silenciosa esconde una carencia comunicacional y de confianza para con el área de RRHH? ¿Por qué no hay un espacio de diálogo lo suficientemente funcional como para manifestar ese malestar y la necesidad de tener más libertades y disfrute personal? ¿Se han convertido vida personal y vida profesional en enemigos y nosotros hacemos oídos sordos?

A diario escuchamos "vivo esperando el fin de semana", "ya falta poco para las vacaciones" y vemos como se mira más el reloj pulsera que la pantalla de la computadora, como si cada minuto allí fuera una tortura autoimpuesta. Creamos ambientes, procesos y labores que no propician la satisfacción, la motivación y el desarrollo personal. Creamos canchas de tennis sin límites, con árbitros egocéntricos y hawk-eye bien afilados. Olvidamos que el deporte es trabajo en equipo y contención, que la paga viene aparejada de la pasión y el disfrute, que valen los desafíos y la consideración.

La red ve pasar la pelota con estaticidad, intentando no responsabilizarse de lo ocurrido. ¿Acaso esa es nuestra renuncia silenciosa?

Nahuel Rubén Martos

Contador Público Nacional y Perito Partidor - UNCuyo

2 años

Llegar a la renuncia silenciosa ya es un manotazo de ahogado. Implica que debieron agotarse el resto de las instancias. ¡Gracias por el artículo!

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