Representación: El poder de encontrarte.

¿Cuándo fue la primera vez que te viste en la tele, en la que te sentiste identificada con un personaje, su historia, su romance y lo que sentía? Yo puedo decirte que fue muy recientemente, casi que en los últimos 5 años.

Si eres parte de alguna minoría racial, miembro de la comunidad LGBTQIA+ o parte de alguna disidencia sexogénerica probablemente tu respuesta sea la misma. Tradicionalmente las personas cis-heteronormativas tienen una mayor representatividad en el cine, la tv, la literatura y hasta en las canciones con las que crecemos; para las demás nos queda la opción de "ajustar" un poco la trama para sentirnos representadas "sí, soy tal personaje, me parezco a tal, o coincido con tal" pero encontrar una canción que hable de lo que sientes, una historia adolescente que sea como la tuya es sumamente complejo y por ello la representatividad importa más que nunca.

Soy una fiel consumidora de contenido, vivo de él, vivo a través de lo que leo, veo y escucho y puedo decir que en los últimos años se ha vuelto más sencillo encontrarme a mi misma representada. Lo cual me da una esperanza tremenda con el futuro.

Cuando era adolescente y mantuve mi primera relación con una mujer, el deseo de encontrarnos nos llevó a compararnos con parejas heterosexuales y sus problemas; después tuve la "fortuna" de conocer LWord, una de las primeras series que abordaban los problemas de mujeres que se relacionan con otras mujeres, sin embargo era una yo adolescente buscándose en las narrativas de mujeres treintañeras ¿se imaginan los problemas que eso significa?

En los últimos años me he encontrado con historias animadas que tratan el amor y la identidad sin tapujos, en los que existen personajes que se enamoran, se sonrojan, pasan tiempo con su ser especial y pelean por su amor como cualquier princesa y príncipe de Disney lo haría. Y simplemente me fascina verles.

He leído nuevas sagas de fantasía en las que las protagonistas son fuertes, pelean y se enamoran de otras guerreras; en las que el príncipe de un reino está enamorado de un corsario; en las que el príncipe mantiene relaciones sexoafectivas con hombres y mujeres por igual. Y me fascina leerles.

Recientemente Netflix estrenó Heartstopper, una serie basada en novelas gráficas creadas por Alice Oseman, en la que se retrata el amor adolescente de Charlie un chico gay que se enamora de Nick, el típico chico golden retriever, capitán del equipo, guapo y popular, quien durante la serie se descubre así mismo como bisexual.

Entre la comunidad LGBTQIA+ la serie se convirtió en un tema de conversación que nos hizo coincidir en algo: nunca tuvimos una historia así en la tv, en la que se reflejaran nuestras vivencias de una forma tan sencilla, común, cálida, hermosa y sobre todo real. Y tampoco tuvimos una adolescencia así, porque nadie nos dijo que se podía.

Tal vez no lo sepan o no se han dado cuenta, pero la narrativa LGBTQIA+ está repleta de tragedias, historias de drogadicción, sexo sin control y las elecciones de vida que terminan normalmente en muerte ¡Qué esperanzador! Pocas veces se nos ha representado como lo que alguna vez fuimos: adolescentes enamorados ¡e importa hacerlo!

De acuerdo con GLAAD, en los programas transmitidos durante el 2022 solo el 11.9% de los personajes son LGBTQ; un incremento de apenas el 2.8% en comparación con el año pasado.

Como comunidad crecimos viendo estereotipos del hombre gay como recurso de la comedia, la mujer lesbiana como instrumento de fetiche, la identidad transgénero como un problema mental (y muy relacionado con la criminalidad), crecimos sin saber de la bisexualidad, la asexualidad e identidades queer. No es de sorprender que como personas adultas estemos tan deseosas de una representación digna y eso nos lleve a convertirnos en un mercado interesante para el queerbaiting (Disney te estoy hablando a ti).

Sin embargo, para nuestras infancias encontrar esas pequeñas representaciones en historias de Netflix, Cartoon Network o en tu saga de libros favorita más que ser un "adoctrinamiento" como muchos afirman, suponen la oportunidad de encontrarte, reconocerte y crecer sabiendo que no eres anormal. Sirve para que miles de jóvenes no teman vivir su sexualidad, para que puedan enamorarse sin necesidad de salir del closet, para que nunca contemplen terminar con su vida solo por quienes son.

El tema de esta semana es un beso esporádico entre dos mujeres en una película infantil, "adoctrinamiento", "ideología de género", "inclusión forzada" son solo algunos de los comentarios que ha generado una escena tan cotidiana. Creemos que generará un debate con nuestros hijes, que los convertirá en "algo que no son" ¡sorpresa en la comunidad LGBTQIA+ crecimos con historias heterosexuales y henos aquí!

Estas escenas no son para ti, para convertirte e incomodarte, son para esa niña, niño o niñe que tiene dos madres, que nunca antes había visto a su familia representada dentro de una película de Disney. Las molestias generadas solo hablan de un desconocimiento de las identidades que ya existen, viven y aman allá afuera, esconderlas de las historias no hará que dejen de existir; pero mostrarlas podría significar una gran diferencia para el futuro.

Me queda claro que la representación no soluciona la discriminación que aún enfrentamos, no es suficiente. Pero esta oportunidad única de reconocerte en las historias es igual de importante para forjar nuestras identidades y crecer como personas seas o no parte de esa minoría.