¿Respiras por la nariz o por la boca?

¿Respiras por la nariz o por la boca?

  • Los respiradores bucales tienen más problemas que los que lo hacen por la nariz.
  • El porcentaje de niños que respiran por la boca oscila entre el 10 y el 25%.

Respirar es un asunto de vida o muerte, desde luego. El cómo hacerlo es fundamental y hay dos formas: respirar por la boca o por la nariz. Los respiradores bucales tienen más problemas que los que lo hacen por la nariz. Esta última opción supone:

– El aire discurre por las fosas nasales, que están recubiertas por cilios, que son pequeñas vellosidades que las tapizan, como un velcro que atrapa todas las partículas que no debemos respirar como alérgenos, polución e incluso pequeños insectos.

-Los pulmones y las vías respiratorias funcionan mejor cuando el aire que inspiramos es húmedo, y lo es cuando lo hacemos por la nariz. El aire que entra por la boca es más seco. La humedad la proveen los cornetes que son unas estructuras que como una turbina, humedece el aire que inspiramos

– La garganta y los pulmones funcionan mejor con el aire caliente. Cuando inspiramos el aire por la nariz, éste se va calentando poco a poco y se aproxima a la temperatura del cuerpo. El aire caliente se absorbe mejor por los tejidos y tiene una mayor disponibilidad para que el cuerpo lo aproveche.

Respirar por la boca

Los respiradores bucales tienen problemas más serios. El porcentaje de niños que respiran por la boca oscila entre el 10 y el 25%.

– El dormir respirando por la boca abierta provoca un incremento de la salivación y que manchemos la almohada.

Mala calidad del sueño que puede provocar apnea del sueño y que estemos cansados durante el día.

– Al respirar con la boca abierta durante el día, la boca se seca y puede provocar mal aliento, alteraciones en el pH de la saliva y una mayor propensión a padecer caries.

Mala oclusión dental. Los respiradores bucales llegan a cambiar su fisonomía facial: los dientes se desarrollan de forma anómala, provocando que el cierre dental no coincida la mordida. Esto a nivel más extremo puede llegar a provocar bruxismo(chasquido de los dientes mientras dormimos) y problemas de la articulación témporo-mandibular que la notamos al masticar, justo delante de las orejas

– Mala calidad de sueño al descansar mal, por lo que es frecuente observar ojeras en los niños.

Dolor de cabeza y de cervicales ya que una respiración bucal puede provocar una mala postura y una oxigenación cerebral ligeramente peor que la nasal, por lo que los problemas de atención y concentración pueden aparecer.

Apiñamiento de dientes e hipotonía del labio superior debido a tener la boca abierta continuamente.

Micrognatia o afectación del desarrollo de la mandíbula, que es pequeña y retraída lo que da un aspecto característico a la cara.

Nariz caída o con forma de gancho.

También hay adultos que respiran continuamente por la boca. Los respiradores bucales, por el mal hábito, son pacientes que en algún momento tuvieron un factor obstructivo y que, como consecuencia de ello, se acostumbraron a respirar de forma no fisiológica. Un niño respirador bucal se le reconoce si:

  1. Duerme con la boca abierta.
  2. Ronca por las noches.
  3. Tiene ojeras y la zona del pómulo plana.
  4. Padece otitis, catarros, amigdalitis con mucha frecuencia.
  5. Durante el día está con la boca abierta la mayor parte del tiempo.
  6. Deglución atípica, es decir meter la lengua entre los dientes para tragar.
  7. Tiende a levantar la barbilla y adelantar el cuello para respirar mejor.

¿Qué provoca la respiración bucal?

A veces es algo que hacemos desde pequeños, y otras respiramos por la boca por algún problema como puede ser:

Adenoides hipertrofiados: son unas glándulas que se sitúan en el cielo de la boca y parte posterior de la nariz. En los niños sirve para ayudar al sistema inmunitario y luchar contra virus y bacterias. Con el paso de los años, los adenoides se van atrofiando, pero si no lo hacen, en los niños obstruyen las vías respiratorias y provocan la respiración bucal. En algunos casos se extirpan esas “amígdalas” para evitar este problema.

Desviación del tabique nasal: Si se ha sufrido algún traumatismo con fractura de huesos propios o del tabique, los túneles por los que circula el aire por la nariz, en lugar de hacerlo por un conducto recto, es angulado lo que provoca que no sea fácil que el aire fluya normalmente, una menor aerodinámica.

Congestión nasal: si el paciente tiene alergias o un proceso como la sinusitis, la nariz se tapa y se obstruye, disminuyendo el calibre de los conductos nasales. Eso hace que de forma automática e involuntaria por la boca.

¿Y su tratamiento?

En los niños se puede corregir, es cuestión de acudir al especialista como puede ser el otorrino. Rápidamente detectará la anomalía o el problema para poder corregirlo. También podemos recurrir al alergólogo para descartar cualquier proceso de esta naturaleza que provoque la inflamación nasal o bucal.

El logopeda puede ayudar a desarrollar las estructuras que se encuentran afectadas por la respiración bucal, mejorando el habla, la deglución o la masticación. El especialista en ortodoncia también tiene un papel relevante para la correcta posición de los dientes y evitar los problemas asociados.

Los adultos debemos intentar respirar por la nariz la mayor parte del tiempo e incluso hacer el esfuerzo de hacerlo en momentos puntuales: paseos con el perro, la lectura de un libro y viendo la televisión. Hay estudios que hablan de una mayor productividad y concentración si se realizan.


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