Riesgos climáticos e inversiones en infraestructuras hidráulicas: Reflexiones y propuestas tras la dana de Valencia
Los trágicos efectos de la dana de comienzos del pasado mes de noviembre, que ha afectado de forma tan dramática al territorio español y muy particularmente a la provincia de Valencia, ponen de manifiesto la necesidad de reflexionar sobre nuestro grado de preparación ante el incremento de los riesgos asociados con el cambio climático. Aunque es evidente que estamos ante un fenómeno excepcional, el consenso científico apunta a que una de las consecuencias del cambio climático va a ser un aumento en la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos como el vivido recientemente. Es muy importante tomar consciencia de esa creciente amenaza y diseñar e implementar una estrategia proactiva de adaptación al cambio climático que ayude a mitigar sus efectos adversos.
En este contexto, Fedea publica hoy un trabajo de Diego Rodríguez (UCM y Fedea) en el que se ofrecen algunas reflexiones sobre la necesidad de tal estrategia y algunas sugerencias para su posible diseño. El trabajo parte de las consideraciones recogidas en el informe de análisis de riesgos climáticos en la Unión Europea que ha realizado la Agencia Europea de Medio Ambiente, en el que se enfatiza que los efectos del cambio climático también dependerán de las concretas medidas de adaptación que se vayan poniendo en práctica. Entre ellas se encuentran las medidas estructurales para regular caudales o realizar intervenciones físicas en cauces o en áreas propensas a las inundaciones. De hecho, se indica que el informe de la Agencia Europea considera como más urgentes las inversiones necesarias para hacer frente a las inundaciones pluviales y fluviales.
En el trabajo se examina la experiencia reciente de nuestro país en materia de gestión de riesgos de inundación trabajando con el caso concreto de la cuenca del Júcar, a modo de case study especialmente relevante dadas las circunstancias. En primer lugar, el autor describe y valora muy positivamente los análisis que se realizan por parte de las demarcaciones hidrográficas para la evaluación preliminar de riesgos de inundación. Se destaca también cómo en una demarcación como la del Júcar se observa una muy notable asimetría en la distribución de riesgos entre tramos de cuenca.
En segundo lugar, el autor considera que esa evaluación sistemática de riesgos ofrece un punto de partida muy sólido sobre el que se ha construido un detallado plan de gestión del riesgo de inundación. Entre el amplio conjunto de medidas que se proponen en el plan, el autor se centra en las dirigidas a reducir la peligrosidad en las zonas inundables. Estas medidas pueden en muchos casos ofrecer soluciones basadas en la naturaleza pero, a juicio del autor, estas no son siempre suficientes. En ese sentido, recuerda que el informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente señala que el potencial y el rendimiento de las soluciones basadas en la naturaleza dependen en gran medida del lugar concreto en el que se implementen. De ese modo, las limitaciones físicas y la propia gravedad de los escenarios de cambio climático hacen imprescindible en muchas ocasiones acudir a soluciones estructurales basadas en intervenciones mediante infraestructuras.
A ese respecto, en el trabajo se señala que si bien las intervenciones de carácter estructural planteadas en la demarcación del Júcar cuentan con un detallado análisis coste-beneficio, como exige la propia normativa, hay serias dudas sobre su ejecución real. El autor observa, a partir del análisis de seguimiento del plan, una considerable lentitud ante la ejecución de las inversiones que el propio proceso de planificación identifica como necesarias.
Para impulsar una política más proactiva en el ámbito hidráulico, el autor propone la puesta en marcha de un plan nacional de adaptación de las infraestructuras hidráulicas al cambio climático financiado por un Fondo específico que se nutriría con ingresos recurrentes provenientes del establecimiento o subida de un canon de aguas y de un recargo sobre el IBI de los inmuebles situados en zonas inundables. Se propone también aprovechar las posibilidades de financiación que ofrece la Adenda del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia para darle un fuerte impulso inicial a ese plan con una generosa dotación inicial del Fondo con cargo a los préstamos de la Adenda. Por último, se propone también revisar con urgencia la normativa para agilizar los procedimientos de evaluación ambiental y autorización de las infraestructuras necesarias para que las inversiones prioritarias se puedan acometer en plazos razonables. A este respecto, debería tomarse como referencia la recomendación de la Comisión Europea para la aceleración de los procedimientos de concesión de permisos para los proyectos de energías renovables que contribuyen a la lucha contra el cambio climático.
El Plan propuesto debería extenderse más allá del ámbito de la gestión de los riesgos de inundación para financiar todo tipo de actuaciones hidráulicas que ayuden a mitigar los riesgos relacionados con el cambio climático. En el caso de nuestro país entre ellos se incluyen una significativa reducción de las precipitaciones medias y un aumento en su irregularidad, dos factores que contribuirán a aumentar el estrés hídrico que ya sufrimos y a dificultar la gestión de los recursos disponibles.
Documento completo
Rodríguez, D. (2024). “Riesgos climáticos e inversiones en infraestructuras hidráulicas: reflexiones y propuestas tras la dana de Valencia”. FEDEA, Policy Paper no. 2024-04, Madrid.