ROI vs Gestión del Capital Natural (II)

ROI vs Gestión del Capital Natural (II)

A otra escala, pero válido como una muestra más, de cómo el pragmatismo se acaba imponiendo, solo hace falta ver como solo ha sido necesaria una amenaza de escasez energética, para que todo un país nada sospechoso de poca conciencia medioambiental, -Alemania para más señas-, ponga en marcha a todo lo que dan, sus viejas centrales energéticas de carbón, ya camino de la obsolescencia programada. 

Luego, si acaso, ya hablamos otro día de cambio climático.

 

Pero volviendo al nivel empresarial.

Se está optando por diversas vías para incorporar el factor Sostenibilidad dentro de los criterios de decisión sobre inversiones y decisiones directivas.

Y no me corresponde, ni tengo la capacidad para entrar en la definición de todas y cada una de ellas.

 Desde luego, entre todo lo que va surgiendo, el concepto “ROI Social” cada vez se escucha más y más.

Y gana puntos poco a poco, al incorporar el peso de la Sostenibilidad y la RSC (Responsabilidad Social Corporativa), –por favor, ni son conceptos iguales ni van siempre de la mano, ni mucho menos-, al cociente de toma de decisiones de inversión por excelencia: El ROI (Retorno de Inversión).

 

¡Por fin! Algo que nos permite determinar, de puertas adentro, que peso le vamos a dar a la Sostenibilidad y a la RSC dentro de nuestra empresa, y “objetiviza” de alguna manera la toma de decisiones.

Tendrá sus “peros”, lo que al menos permite asignarle un % de influencia a la Sostenibilidad, en la mesa de toma de decisiones.

Y algo también de lo que íbamos necesitados: Permite traspasar este concepto que parecía tan etéreo de “respeto al medioambiente” a algo mucho más tangible.

Por fin podremos medir cuanto nos va a costar, para determinar si ese ROI Social nos es aceptable o no.

Pero en el fondo, no nos hagamos trampas al solitario, al fin y al cabo, es eso: una herramienta técnica.

¿Como podemos entonces avanzar estratégicamente? 

¿Dónde podemos entonces encontrar un concepto que amplíe nuestro escenario?

Ahí aparece el capital natural.

Básicamente es, comenzando la casa por los cimientos, reconocer la realidad: que hay que reflejar todo el input y todo el output empresarial.

No solo la parte bonita, la que nos interesa y la que hasta ahora veníamos reflejando en libros, porque la norma contable así nos lo demandaba.

 Si de verdad una empresa quiere adaptarse a una gestión operativa sostenible, y lo quiere hacer bien, deberá comenzar a cuantificar, valorar y gestionar ese consumo y ese resultado empresarial.

Deberá asumir el consumo total de recursos, mediante un árbol de huella/impacto, que incluya todo lo que utiliza para generar la producción, así como todos los "resultados industriales no deseados".

Y todo es todo: huella no solo wa la de carbono. El árbol se ramifica: hídrica, de territorio, energética, de recursos humanos…

Cuando se pasa a valorar bajo esa perspectiva, automáticamente vemos como el ROI tradicional se nos queda corto como herramienta de valoración, y habrá que incorporar más variables. Bien,… pues hágase.

 Porque solo entonces podremos decir cuál será el retorno real de esa inversión a realizar, y por ende, hasta qué punto es rentable holísticamente, y no de una manera sesgada como lo estamos haciendo ahora.

 

Y luego, el otro extremo. ¿Cuál es el auténtico output de la actividad empresarial?

Hasta ahora. lo que aparece como una línea más de gastos a empresa de gestión de residuos, debe de ser cuantificado, e incorporado de alguna manera contra nuestros resultados.

Si se han generado X TnCO2 equivalente, deberán de tener un coste empresarial, porque al fin y al cabo, habrá que gestionarlas ¿o no?

Lo mismo con otras huellas, hoy por hoy tampoco tenidas en cuenta: la diferentes fracciones de residuos.

 

Lo que en principio pueda parecer tirarse piedras sobre la cabeza propia, muy al contrario, puede fácilmente pasar a ser el factor motivador en el cambio del modelo de gestión.

Y eso por varios motivos:

Primero…¡ya nos están haciendo avanzar en esa dirección!

¿En serio nos creemos que no llegará a haber una actuación sancionadora, en un futuro más o menos cercana, en base a los datos que estamos registrando de huella de carbono?

¿O en la generación de residuos?

¿Qué es el impulso a la circularidad tan en voga, sino una política de reducción de residuos, para que pasen a ser recursos reutilizables en otros procesos?

Del input de energía no se preocupen… El mercado energético ya se está encargando de “redirigir” las estrategias energéticas de nuestras empresas, a golpe de tarifas galopantes, ... teledirigidas, si es que no motivadas directamente, por tasas e imposiciones fiscales.

 

Entonces, en vez de ir cambiando sin saber hacia dónde ni a qué velocidad, según al dictado del próximo cambio normativo, -y aquí entra el segundo motivo para la asunción del capital natural dentro de nuestra estrategia empresarial-, mucho mejor llevar las riendas desde la propia empresa.

 

El cambio a un modelo de gestión integral, que incorpore el impacto real del capital natural, a la política de toma de decisiones, aportará a la empresa una serie de beneficios potenciales muy significativos:

-       Anticipo sobre la normativa, con todo lo que eso conlleva de tranquilidad reputacional y falta de presión ante acciones sancionadoras. Cuando vas el primero de la carrera, no te has preocupar de lo que hace el “coche escoba”

-       Más tiempo para familiarizar a directivos y equipos con el concepto

-       Respeto a la filosofía empresarial propia, al no forzarla en base a una norma externa, sino desarrollada y evolucionada a nivel interno

-       Saber que, estaremos jugando con todas las cartas de la baraja encima de la mesa, sin dejar factores incómodos a un lado

 En fin que, ahora sí, esta perspectiva permitirá generar esa estrategia verdaderamente sostenible a largo plazo que estábamos buscando.

 

Capital Natural… no olviden el concepto. Nos lo encontraremos más adelante por el camino.

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Otros usuarios han visto

Ver temas