Rompe del hábito de la procrastinación y se más productivo
¿Adivina qué? Los psicólogos están lejos de ser inmunes a la procrastinación, lo que podría explicar por qué han investigado mucho sobre el tema. En consecuencia, existe una definición integral de procrastinación. Vale la pena incluir todos estos detalles porque, como veremos, algunos comportamientos que parecen procrastinación en realidad pueden ser útiles.
Klingsieck dice que para que alguien procrastine, debe estar haciendo lo siguiente:
a) No hacer algo que tiene la intención de hacer.
b) Tener la intención de hacer algo importante.
c) No impedido por ninguna circunstancia exterior para hacerlo.
d) Enfrentarse a consecuencias negativas si no lo hace.
e) Experimentar emociones negativas como consecuencia de no hacerlo.
Para poner todo eso en una oración, procrastinar es retrasar voluntariamente una tarea importante, aunque se siente mal hacerlo y sabiendo de antemano que empeorará las cosas para ti. Cuando las personas posponen las cosas, se están comportando de manera ilógica: no tienen una excusa racional para retrasar la tarea, y cualquier beneficio que se derive de retrasar la tarea se ve superado por las consecuencias negativas de hacerlo.
Cuando procrastinamos, tenemos la intención de hacer algo pero no estamos en acción, por lo que a menudo se describe como una falla en la autorregulación.
Causas de la procrastinación
Bien, ahora la siguiente pregunta es ¿por qué lo hacemos tanto? Existen un par de teorías. La evidencia muestra que las personas que procrastinan más son menos capaces de autorregularse en general. Específicamente, pueden tener problemas para regular sus respuestas cuando encuentran ciertas cosas aversivas. Este patrón puede verse agravado por pensamientos inútiles. De hecho, podemos incluso autosabotearnos inconscientemente a través de la procrastinación para confirmarnos nuestras creencias negativas.
En términos de personalidad, las personas que postergan más también tienden a tener niveles más altos de neuroticismo (la tendencia a experimentar emociones negativas) y niveles más bajos de escrupulosidad (la tendencia a seguir las reglas y cumplir los compromisos). Intuitivamente, esto tiene sentido: cuantos más sentimientos negativos experimentes, más probable es que trates de evitarlos, y cuanto menos conscientes seas, más fácil será justificar el retraso de una tarea.
Recomendado por LinkedIn
Cómo detener la procrastinación
Las intervenciones formales, como la terapia o los grupos de habilidades, se centran en tres enfoques: aprender a autorregularse, desarrollar la confianza en uno mismo y una mentalidad de "puedo hacerlo", y generar apoyo social. Existe evidencia de investigación que sugiere que las intervenciones de procrastinación basadas en la terapia cognitivo-conductual (TCC) parecen ser útiles. Veamos algunas acciones que puedes tomar para reducir la procrastinación a través de cada uno de esos tres enfoques.
Habilidades de autorregulación
Las habilidades de autorregulación a menudo parecen crear un entorno de trabajo que desencadene el deseo de procrastinar con menos frecuencia. Por ejemplo, se puede reducir la cantidad de distractores en el entorno de trabajo al eliminar las notificaciones de correo electrónico, mensajes de texto y aplicaciones de redes sociales, o incluso optar por bloquear el acceso a Internet por completo durante las tareas que no requieren Internet. Otro método es usar técnicas de administración del tiempo más activas, como bloquear ciertos momentos del día para ciertas tareas, establecer fechas límite y crear sistemas para rastrear y celebrar el progreso incremental a través de una tarea.
Cambiar la actitud
Significa identificar los pensamientos inútiles que hacen que uno procrastine y trabajar para reemplazarlos con pensamientos más útiles. Por ejemplo, si notas que a menudo te dices a ti mismo: "Nunca terminaré esto", puedes ayudarte respondiendo a esa voz con: "Cuando trabajo en cosas, siempre logro algún progreso, así que vale la pena hacerlo".
Apoyo social
Finalmente, contar con el apoyo de otras personas puede ayudar de dos maneras. En primer lugar, los comportamientos procrastinadores a menudo nos hacen sentir avergonzados y aislados, pero escuchar que otras personas pasan por los mismos desafíos puede reducir nuestros sentimientos negativos. En segundo lugar, el apoyo social puede ser muy práctico, como pedirle a un amigo que sea tu compañero de rendición de cuentas o comprometerte a enviar un mensaje de texto sobre la finalización de la tarea a la hora del almuerzo todos los días.
En resumen
La necesidad de procrastinar siempre puede estar presente, ya sea que estés a punto de comenzar una tarea o a punto de terminarla. Haz todo lo posible por no juzgarte a ti mismo(a) cuando surjan estos pensamientos o si actúas en consecuencia a veces. La procrastinación es un comportamiento humano natural, uno que esperamos que ahora te sientas un poco más preparado para aceptar, y cambiar, en ti mismo(a)
¿Te interesa contar con un coach de vida que te ayude con el hábito de la procrastinación?