Ruth Bader Ginsburg y los 50 años de la Facultad de Derecho de la UPV/EHU
Hace poco recibimos la mala noticia del fallecimiento de Ruth Bader Ginsburg, jueza del Tribunal Supremo de Estados Unidos y mujer pionera en la lucha por los derechos de las mujeres e igualdad de género. A lo largo de su carrera, primero como abogada litigante ante la Corte Suprema, y después como jueza del propio tribunal, Ruth Bader Ginsburg trabajó para romper los estereotipos de género y apoyar la libertad de mujeres y hombres en la construcción de su propia vida, alejada de los roles sociales tradicionales, a través del Derecho.
El año pasado, la Facultad de Derecho de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) cumplía 50 años y el primer acto conmemorativo de este aniversario celebró el avance de los derechos de las mujeres y la incorporación de las mujeres a las profesiones jurídicas, con la proyección de la película sobre la vida de Ruth Bader Ginsburg “Una cuestión de género”. Ruth Bader Ginsburg era una de las 9 mujeres que estudiaron Derecho en Harvard entre 500 hombres y tuvo que superar muchos obstáculos para llegar hasta donde llegó y contribuir, además, de manera sustancial a la igualdad de mujeres y hombres en el Derecho.
Resulta simbólico que la Facultad de Derecho de la UPV/EHU decidiera celebrar sus 50 años subrayando el papel de las mujeres en el Derecho y en la Facultad con la inspiración de la vida y labor de Ruth Bader Ginsurg. Tuve la oportunidad de tomar la palabra en ese acto conmemorativo y trasladar mi visión para una Facultad de Derecho más igualitaria, feminista, y diversa. Quiero aprovechar esta ocasión para plasmar aquí los principales puntos de mi discurso. Aunque matizaría, incluiría o incluso cambiaría algunas ideas, muchas de ellas me siguen pareciendo válidas en el contexto actual.
Discurso
Cambios positivos:
Multitud de cambios positivos que hemos visto a lo largo de los años en la Facultad
1. Incremento del número de alumnas: antes las mujeres accedían en menor número a la universidad y a lo estudios jurídicos.
2. Más contenido con perspectiva de género (antes no era posible): por ejemplo, la creación de mi tesis doctoral (estereotipos de género en el Derecho desde una perspectiva feminista e interseccional) en la Facultad de Derecho.
3. Clínica jurídica: la existencia de la propia Clínica Jurídica de la Facultad, un proyecto de innovación docente, que colabora con asociaciones, grupos y colectivos que son discriminados en la sociedad. Incluyendo desde asociaciones que trabajan en el ámbito de la violencia machista, hasta grupos LGBTI, organizaciones anti-racistas y demás. Ello supone que la Facultad está de alguna manera más conectada a la realidad social de discriminación y que trabaja por un derecho que pone en el centro los derechos de todos y todas.
4. Otros….
¿Pero qué futuro tenemos? La celebración de los 50 años debe ser un momento también para reflexionar juntas y juntos sobre qué queremos seguir o empezar a construir en la Facultad de Derecho. Al reflexionar sobre este futuro, es necesario tener presente que el incremento y el mayor número de mujeres en la facultad que estamos viendo es necesario para cambiar las cosas, pero no es suficiente. Hay que ir mucho más allá y no nos podemos contentar con los meros números.
Apuestas concretas para el futuro
Resaltar en especial 4 campos en los que debemos mirar al futuro:
1. Contenido: adoptar una perspectiva de género: El primero de todos es respecto del contenido. Como hemos dicho, un incremento en el número de mujeres estudiantes era necesario (y se ha conseguido), pero no es suficiente. La Facultad puede ofrecer un contenido más crítico y es necesario adoptar una perspectiva de género en todas las materias, pues el género es una categoría transversal. Ello pasa por revisar el propio Plan de estudio y las guías docentes de cada asignatura. Podemos preguntarnos, por ejemplo, entre la bibliografía recomendada, ¿Cuántas juristas mujeres hay en la guía docente? ¿Estamos enseñando respecto de los cambios legislativos que ha habido en para incorporar los derechos de las mujeres? *Recordemos que antes una mujer necesitaba la autorización de su marido para poder abrir una cuenta en el banco. En todos los campos del Derecho ha habido cambios de muchísima relevancia para la mitad de la población; ¿les damos la importancia que tienen?
Puede parecer que hablo de cosas muy del pasado, pero no es así. Un ejemplo, el IVA respecto de los productos de higiene femenina como las compresas y los tampones se ha adaptado al fin, al IVA del 4% de los productos de primera necesidad, como lo son para las mujeres, tan sólo este año, en 2019. Todo esto concierne al Derecho. ¿incorporamos la perspectiva de género en cada materia y en cada acción de la Facultad? Hay que reflexionar sobre el androcentrismo en la enseñanza y la construcción misma del Derecho, los contenidos y sobre qué es lo que hacemos cada una por contribuir a la igualdad.
2. Tolerancia cero ante la discriminación- Inclusión y Diversidad
Más allá del androcentrismo, el segundo de mis puntos es que, en un futuro, podemos ver una Facultad completamente inclusiva, en donde no se acepte absolutamente ningún ataque ni comentario homófobo, ni racista, ni sexista, ni capacitista, y por supuesto ningún tipo de discriminación por razón de género. La Facultad de Derecho puede ser el ejemplo de Facultad en la Universidad, en donde se establezcan políticas activas para luchar contra los sistemas racistas, homófobos, capacitistas etc. que permean también en la Facultad. Para ello hay que tener determinación para crear una cultura de inclusión y diversidad en la Facultad.
3. Innovación: El tercer punto importante para mí es la innovación. Y me refiero a la innovación en sentido amplio.
- Innovación pedagógica. Hemos visto el ejemplo de la Clínica Jurídica, pero hay muchas más formas de hacer.
- Innovación tecnológica. Incorporar la tecnología. Usar esa tecnología precisamente para ayudar a crear esa cultura más inclusiva. La pandemia del virus COVID19 ha contribuido a incorporar nuevas formas de enseñanza online que pueden resultar útiles no solo ahora, si no tal vez en el futuro.
- Dar la Importancia que merece a la digitalización. Tenemos que estar abiertos y abiertas a todos estos cambios. Por ejemplo: para la digitalización, podemos escuchar las propuestas que tenga el alumnado, a las y los más jóvenes dentro la Facultad. Se trata de construir una Facultad que vaya al ritmo y que esté a la altura en la que está la sociedad, una sociedad digitalizada, tecnológica.
La innovación puede y debe hacerse desde una perspectiva de género y siempre utilizándola como trampolín o herramienta para consolidar los valores en los que se basa esta facultad: la excelencia, el multilingüismo, la internacionalización, la justicia, la igualdad, la inclusión ….
4. Conexión de la Facultad con la realidad social: Por último, un eje muy importante en el futuro, a mi parecer, es el mantener e incrementar la conexión de la Facultad con la realidad social. La realidad “ahí afuera”. Y ello implica conectarnos con la realidad de dos maneras.
Primero, el situarnos como Facultad de Derecho de una Universidad Pública.
Ello en un contexto social algo turbulento últimamente, y con voces de ataque a los valores de lo público y también a los valores de igualdad y de respeto de toda identidad de género y orientación sexual. Como Facultad de Derecho, que debería llevar por bandera la justicia, no podemos ser ajenos a estas realidades y hay que afianzarse y mostrar con determinación los valores en los que se basa nuestra Facultad: en la defensa de lo público, de la justicia, de la igualdad y no discriminación. La universidad es el lugar en donde crear y formar mentes críticas, y ello más importante, si cabe, en el contexto actual.
La segunda manera de conectarnos a la realidad social y salir de la “burbuja de la Facultad”, hay que esforzarse en conectar a la Facultad de Derecho con la realidad del mercado laboral. Y esto es particularmente importante para las alumnas de la casa. Parte del alumnado seguirá en la Facultad, como investigadoras e investigadores, como profesores y profesoras o como PAS; pero la mayoría se irá. Se irá a trabajar en la Administración Pública, en despachos, como autónomas y autónomas, en diversas organizaciones. Debido al incremento del número de mujeres en la facultad, podemos pensar que ya no existe discriminación por razón de género en el campo del Derecho, pero esto no es así. En la Facultad de Derecho, podemos vivir un espejismo de igualdad.
La realidad es que el mundo laboral es mucho más discriminatorio y hostil hacia la mujer, y hacia todas aquellas personas que no cumplen con los roles y mandatos de género hegemónicos. Y esto no lo digo yo, lo dicen la multitud de estudios que se han realizado en este ámbito. La misma semana pasada, se ha publicado un estudio a nivel español muy “interesante” o revelador. Se enviaron casi 7000 currículum a empresas de diversos ámbitos, cambiando sólo el nombre (de mujer o de hombre). Se ha demostrado que las mujeres entre 27 y 29 años tienen un 30% menos de probabilidad de que las llamen si quiera para la entrevista. En los despachos de abogados, en consultorías jurídicas y demás, son muchas las desigualdades de género que encontramos, aun hoy en día.
La Facultad de Derecho tiene un papel importante que cumplir aquí. Tiene que preparar al alumnado y especialmente a las mujeres, para esta realidad. Darle las herramientas necesarias para que se desenvuelvan en un contexto que va a ser mucho más hostil.
La Facultad de Derecho es un actor importante dentro del ámbito jurídico y debe estar conectada con esta realidad. Por un lado puede influenciar positivamente en el resto de los actores para que cambien sus estructuras discriminatorias, y por otro lado, debe ofrecer las herramientas necesarias a las estudiantes para desenvolverse después.
Y mucho más
En resumen, a mi parecer hay 4 puntos estratégicos en los que podemos pensar para el futuro. Pero hay muchos más y sería interesante el llevar a cabo una reflexión conjunta sobre hacia dónde queremos ir.
Nuestro papel
Finalmente, quienes vamos a construir la Facultad de Derecho, y también la realidad dentro del ámbito jurídico, somos todos y todas nosotras, quienes estamos hoy aquí. Veo a mucha gente joven en la sala y eso me alegra. Somos nosotras quienes vamos a moldear y a construir esa nueva realidad. Hoy vamos a ver esta película, basada en una historia real, en la historia de una remarcable jurista y magistrada: Ruth Bader Ginsburg. Al igual que ella, cada uno y una de nosotras podemos hacer la diferencia y contribuir al cambio positivo, a la transformación positiva de la realidad.
Por ello, me gustaría terminar con un mensaje positivo: el cambiar el estado de las cosas está en nuestras manos. Entre todas y todos podemos construir una Facultad que esté a la altura de los cambios sociales necesarios. Entre todas y todos podemos construir un campo de las ciencias jurídicas con mucha más perspectiva de género y que sea garante de derechos de todas las personas, sin distinción de su género, raza, orientación sexual.