Saber escuchar a las personas, es más difícil de lo que pensamos.
Saber ESCUCHAR a las personas, es algo más difícil de lo que pensamos.
Nos la damos de que sabemos escuchar, que escuchamos a los pacientes, que tenemos empatía, asertividad y muchas cosas más, que si nos analizamos, la realidad es otra.
Tardamos segundos en interrumpir a las personas cuando tratan de expresarse, de contarnos su experiencia y de explicar los síntomas a su manera, con sus palabras. El relato de cómo viven su enfermedad es clave para mejorar la atención y experiencia del paciente.
"11 segundos tardan los médicos en interrumpir a sus pacientes" según ha explicado el Doctor Víctor Montori y cuya reflexión ha sido portada de la revista LUN ayer día 19 de enero, reflexiones sobre el vínculo médico-paciente en el Congreso Futuro. Enlace.
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Mejorar la comunicación con las personas a la que atendemos cada día debe ser clave como profesionales de la salud. Para ello, la formación continuada donde adquirir habilidades y destrezas que nos ayuden en el día a día a saber escuchar, a respetar los silencios, a comunicarnos en un lenguaje que la persona entienda y asegurarnos que antes de que se marche o nos marchemos, ha entendido nuestro mensaje.
Os recomiendo leer el libro de Víctor Montori, "La Rebelión de los Pacientes", un libro que describe qué aspectos de la medicina actual, excesivamente industrializada, no resultan adecuados. Nos muestra cómo la práctica médica se ha corrompido como tal, alejándose de su misión, que no es otra que cuidar al paciente. El doctor Montori, médico en la Clínica Mayo, rescata el lenguaje del cuidado y propone una revolución basada en la compasión y la solidaridad, en conversaciones sin prisa entre médico y pacientes, y en una atención más cuidadosa y gentil.
Son muchos temas que se pueden abordar con esta pequeña reflexión, como que también sería necesario que los profesionales de salud dispongan de más tiempo en las consultas para poder atender a las personas...entre otras cuestiones. Pero si que nos puede servir para ser críticos con nosotros mismos y darnos cuenta en nuestro día a día, de cuánto tiempo tardamos en interrumpir a las personas.