Señales
Hace unos meses, el profesor Paul Krugman, en una de sus tantas columnas en el New York Times, trataba de explicar las razones detrás del por qué se da una rally en el S&P mientras USA y el mundo vive una de sus peores recesiones. ¿Por qué alguien en su sano juicio podría invertir en acciones en un entorno donde el 90% de las empresas (hasta esta fecha) han reportado caídas en utilidades del orden del 53% respecto al año pasado, y donde los efectos de las segundas olas y rebrotes podrían retrasar la entrega de resultados positivos? ¿Por qué un inversionista podría comprar acciones con ratios de P/U a 12 meses forward en los cielos (20 a 21 veces), como está actualmente transando el índice? Mirado a priori, sin analizar más allá, somos testigos de una suerte de desconexión entre el fundamento económico y el desempeño bursátil.
Bueno, para responder en parte estas dudas, analicemos el contexto en que nos encontramos desde ya 7 meses aproximadamente: bancos centrales actuando coordinadamente, con políticas monetarias expansivas, reduciendo tasas de interés e inyectando liquidez como nunca en la historia moderna. Tasas en el suelo, con poco espacio para seguir cayendo más (trampa de liquidez), y con ganancias esperadas asociadas a los instrumentos de deuda contenidas ha impulsado a buscar otras clases de activos. La búsqueda de mayor riesgo (risk on) parece razonable en este entorno deprimido. La decisión racional implica que un inversionista debiese estar dispuesto a asumir un mayor riesgo, para obtener un premio o retorno extra relativo a los instrumentos más conservadores. Sumemos a este escenario que el mercado está siendo inundado por dinero “barato”, la ecuación parece bastante obvia: me endeudo a tasas casi cero y llevo este flujo adicional de dinero hacia donde rente más, que me permita servir esa deuda y además generar utilidad. Pero no pensemos en corto plazo. Veamos este “deal” a un plazo de por lo menos 12 meses.
Esto se está replicando en todo el mundo, y en Chile no parece ser la excepción. El desempeño del IPSA subiendo un 40% desde el 18 de marzo, que fue el mínimo este año, pero desde mayo se ha movido lateralmente y sin una dirección clara, y particularmente con volúmenes bajo los promedios en los últimos 15 días, dando cuenta de que la bolsa hoy se “mueves” gracias al impulso de inversionistas retail más que de inversionistas institucionales. ¿Por qué los institucionales no han sacado provecho de esta “irracionalidad” de mercado (data macroeconómica mala, y un mercado bullente) vendiéndoles acciones a estos “ilusos” inversionistas? Al parecer, este vendría a ser un período en el que el dinero “inteligente” (aquel basado en fuertes fundamentales y donde los inversionistas cuentan con equipos profesionales de analistas) no tiene la convicción que el dinero “no inteligente” (el del inversionista retail, por ejemplo, y que tiende a guiarse por “modas o datos”) actualmente posee.
Pero al parecer esto es inexacto al menos hoy. El IPSA está barato, y el dinero inteligente sí presenta una alta convicción respecto a que la bolsa local tiene mucho valor por delante. Existen sobre castigos ilógicos en muchos instrumentos, por lo que salir a vender no es inteligente, por lo que los institucionales no van a vender. ¿Pero qué es lo que están esperando para volver a entrar? Los flujos que hemos visto han sido puntuales por efecto de las recomendaciones de F&F y porque el mercado sobrerreaccionó a la noticia del retiro asumiendo que los fondos de pensiones saldrían a liquidar en masa renta variable local. Ha llegado flujo extranjero, particularmente después de recomendaciones positivas para Chile por parte de bancos de inversión americanos, con creación de cuotas en el ETF. Pero no hay un flujo relevante que implique una “vuelta a la normalidad”, esto a pesar de que la incertidumbre respecto al retiro del 10% ya pasó, y con resultados inesperados: las expectivas de los consumidores por primera vez desde marzo vuelven a crecer, la opinión respecto a las AFP’s mejora, y el impacto en el consumo que tendrá el retiro ayudará a reducir la caída del PIB para este año entre un 1% y un 3%.
Entonces, ¿qué esperan para volver a entrar? Lo que están esperando son señales (tal como la película de Night Shyamalan, protagonizada por Mel Gibson). Señales respecto al plebiscito (quedan menos de 70 días para dicho evento, si la pandemia lo permite), su resultado y si se dará una vuelta a la violencia o no, que implique nuevamente una ralentización en la reactivación potencial. Señales de lo que ocurra respecto a las relaciones entre China y Estados Unidos, las que se han ido tensionando cada vez más, semana tras semana. Señales respecto a las elecciones en el país del norte, donde una potencial victoria demócrata podría afectar positivamente a la bolsa americana. Señales respecto a la aparición de una pronta vacuna que ayude al control de la pandemia. Señales respecto a la segunda ola o rebrote y el impacto que puede tener sobre la economía global y sobre nuestra economía en particular.
Pero ya vemos que aparecen algunas luces al final del túnel, lo que podría validar el retorno del dinero “inteligente”. A nivel local la percepción de los chilenos sobre su situación económica se dispara a máximos desde marzo como ya lo detallé más arriba; reportes internacionales señalan tras meses en la “oscuridad”, que los managers de fondos en USA están sobre ponderando la renta variable dentro de sus portafolios, y que Chile es un mercado que hay que sobre ponderar dentro de emergentes; resultados locales correspondientes al 2do trimestre sin sorpresas negativas en la mayor parte de los reportes; apertura gradual del comercio y reducción del desconfinamiento; y planes de inversión ambiciosos por parte del Estado como otra de las medidas para reactivar una economía que será la que presentará los mejores números en Latinoamérica, lo que también llevará a una expansión de múltiplos cuando observemos una recuperación en los resultados mirando 12 meses más.
- Muchos seguramente creerán que es fin del mundo
- Tienen razón.
- ¿Crees que podría serlo?
- Si
- ¿Como puedes decir eso?
- ¿No es la respuesta que esperabas?
- ¿No podrías fingir ser como eras y animarme un poco?
- Existen dos tipos de personas, y cuando ocurre algo extraordinario, las del primer grupo lo interpretan como que es algo más que suerte, son señales de que hay alguien cuidando de nosotros. Las del segundo grupo, piensan que lo ocurrido es pura suerte, un feliz giro del azar. Observan lo ocurrido con recelo, puede ir bien o mal. Ellos en el fondo piensan que, pase lo que pase, están solos y eso les llena de temores. Los del primer grupo en cambio, piensan que está ocurriendo un milagro; pase lo que pase alguien cuida de ellos. Ahora deberías preguntarte en que grupo estás tú…
Parte de un diálogo de la película Señales