¿Se puede establecer una fiscalidad justa a golpe de titular?
Agazapados entre la DANA y Errejón, el PSOE y Sumar avanzan en la minireforma fiscal que trata de salvar la vigencia o la entrada en vigor de algunos impuestos el 31 de diciembre a pesar de que no se haya conseguido aprobar el techo de gasto ni se divisen unos nuevos Presupuestos. Destellos que no forman parte de un plan articulado. Dos impuestos temporales que se pretendía convertir en permanentes han centrado esta negociación. Finalmente, el dedo imperial de Puigdemont ha salvado el impuesto a la banca (lo que Gortázar llama 'la tasa Caixabank') y, de momento, ha condenado al de las energéticas, cuyo lobi se movió bien centrando el debate en una inversión en Tarragona de Repsol. Tras pactar con el resto de grupos parlamentarios de la investidura, este lunes el PSOE y Sumar reconstruyeron su acuerdo inicial. Los de Yolanda Díaz aceptaron la eliminación del impuesto energético (estos son mis principios, pero si no le gustan puedo tener otros) y a cambio arrancaron una subida del IVA de los pisos turísticos y una tasa especial a los bienes de lujo. No hay nada que nos duela más a los partidarios de una fiscalidad justa que la frivolidad impositiva basada en las tasas con nombres y apellidos (¿Recuerdan la tasa Amazon?) y en las cargas fiscales basadas en el resentimiento social en lugar de centrarse en la redistribución de la riqueza y en la penalización de las actividades especulativas frente a las que generan empleo y bienestar. La justicia, tampoco la fiscal, nunca puede ser vengativa y convertirse en un arma ideológica que castiga aquellas formas de vida que no les gustan a los gobernantes.
En un reciente coloquio, el alcalde de Cornellà y vicepresidente ejecutivo del Área Metropolitana de Barcelona), Antonio Balmón cargó con dureza contra las fantasías de los políticos que prometen cosas imposibles "como si esto fuera Disneyworld". Balmón ha vivido en primera línea esta última década en la que Catalunya y Barcelona han estado sumidas en la pinza formada por los Comuns y el independentismo mágico, dos formas de populismo derivadas de la destrucción de la clase media tras la crisis del 2008 y de la competencia entre Esquerra y Junts por la hegemonía en el catalanismo. Mientras Catalunya sale de este pozo, España parece sumirse en él, con un PSOE que ha evitado el sorpaso de Podemos asumiendo ese ingrediente de resentimiento (alentado por el personal de Sánchez con el empresariado) y el PP reconvertido en una especie de Junts capaz de ir a la UE a cargarse a la única comisaria que va a tener España en la crucial legislatura europea. En nada, expulsan a Aznar y abdican de Fraga por revisionistas. Mientras, Pujol sigue si afiliarse a Junts.
✍️ Albert Sáez
📩 Suscríbete aquí a la Newsletter del director
Recomendado por LinkedIn
PROTAGONISTAS en EL PERIÓDICO