Selección y designaciones incorrectas: error de origen que hace invencible a la corrupción en México
Acabaremos con la corrupción cuando decidamos comprometernos como ciudadanos. Se trata de un fenómeno al cual todos contribuimos de alguna forma, así sea no haciendo nada. La corrupción se alimenta de miles de acciones y omisiones cotidianas, está ahí donde un ciudadano no hace valer sus derechos y donde un funcionario simula hacer su trabajo.
De acuerdo al World Justice Project México está hoy en el lugar 135 de 139 países en materia de corrupción. El dato nos puede llevar incluso a rendirnos. Tan solo en 2 años hemos retrocedido 18 lugares a pesar de lo mucho que se habla y se pretende hacer todos los días en la esfera pública.
Además, tenemos un Sistema Nacional Anticorrupción, sistemas estatales y numerosos sistemas municipales, una Secretaría de la Función Pública que tiene sus pares en los estados, lo mismo pasa con la Auditoría Superior de la Federación. Hay también una copiosa regulación en la materia: leyes de responsabilidades, fiscalización, transparencia, servicio profesional de carrera… Por gastos no hemos parado. No obstante, el resultado no podría ser peor.
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Escribe el Dr. David Arellano Gault que contra la corrupción no hay “bala de plata”. Un problema tan complejo no puede tener una solución simple. Coincido. Pero hay un elemento al que poco volteamos a ver: la selección, designación, permanencia y remoción de las personas servidoras públicas, un tema en el que no pienso dejar de insistir. Hay servicios civiles en una parte del Ejecutivo Federal, el poder Judicial y algún rincón del Legislativo Federal, unos cuantos casos de éxito, incluso. Pero el común denominador es la absoluta simulación de concursos de ingreso donde en cada caso hay un elegido y algunas decenas de ilusos alrededor.
Prevalece la lógica de cadenas de lealtades personales y la realidad es que el ingreso y permanencia en el servicio público están condicionados a esas líneas de mando invisibles. Desde jefes de departamento en dependencias estatales hasta altos mandos en organismos autónomos. No estoy diciendo nada nuevo y suena incluso ingenuo pensar que pueda ser de otra manera. Si no puede ser distinto, entonces no nos extrañe para el 2022 o 2023 ser el país número 1 en corrupción en el mundo. Si no pagamos el precio para tener un gobierno íntegro y profesional esa será una de las consecuencias. Y es que más allá de elementos intangibles como normas, estructuras y sistemas, las instituciones públicas están hechas de personas, y si estas personas le sirven cada una a un “padrino” difícilmente van a servir a México.
Los políticos se expanden y las estructuras se convierten en parte de sus dominios. Es momento de que la ciudadanía demande la oportunidad de competir por esos espacios. Le pertenecen.
Experto en Relaciones Laborales | +40 años en contratos colectivos | Gestión de litigios | Capacitación en conciliación laboral | Protocolos de datos personales | Negociación de contratos
3 añosFelicidades José Alberto.