Ser o no ser, esa es la cuestión
Juan Carela

Ser o no ser, esa es la cuestión

“Ser o no ser, esa es la cuestión” (en inglés, to be, or not to be, that is the question) es la primera frase del soliloquio o monólogo del personaje Hamlet de la obra de teatro Hamlet, príncipe de Dinamarca, escrita alrededor del año 1603 por el dramaturgo inglés William Shakespeare (1564-1616).

Esta frase representa la pregunta esencial de la experiencia humana, atribulada frente a las tensiones que se producen entre la voluntad y la realidad, de tal manera que la vida y la muerte se convierten en opciones a considerar.

La frase, convertida en una referencia universal de la literatura y el arte dramático, invita a preguntarse: ¿cuál es el significado profundo que esconde? ¿Qué hace de esta frase, y del monólogo en que se inserta, un discurso tan importante? ¿Cómo podemos interpretar "ser o no ser, esa es la cuestión"?

Monólogo Ser o no ser, esa es la cuestión (Hamlet)

Ser, o no ser, ésa es la cuestión.

¿Cuál es más digna acción del ánimo,

sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta,

u oponer los brazos a este torrente de calamidades,

y darlas fin con atrevida resistencia?

Morir es dormir. ¿No más?

¿Y por un sueño, diremos, las aflicciones se acabaron

y los dolores sin número,

patrimonio de nuestra débil naturaleza?...

Este es un término que deberíamos solicitar con ansia.

Morir es dormir... y tal vez soñar.

Sí, y ved aquí el grande obstáculo,

porque el considerar que sueños

podrán ocurrir en el silencio del sepulcro,

cuando hayamos abandonado este despojo mortal,

es razón harto poderosa para detenernos.

Esta es la consideración que hace nuestra infelicidad tan larga.

¿Quién, si esto no fuese, aguantaría la lentitud de los tribunales,

la insolencia de los empleados,

las tropelías que recibe pacífico

el mérito de los hombres más indignos,

las angustias de un mal pagado amor,

las injurias y quebrantos de la edad,

la violencia de los tiranos,

el desprecio de los soberbios?

Cuando el que esto sufre,

pudiera procurar su quietud con sólo un puñal.

¿Quién podría tolerar tanta opresión, sudando,

gimiendo bajo el peso de una vida molesta

si no fuese que el temor de que existe alguna cosa más allá de la Muerte

(aquel país desconocido de cuyos límites ningún caminante torna)

nos embaraza en dudas

y nos hace sufrir los males que nos cercan;

antes que ir a buscar otros de que no tenemos seguro conocimiento?

Esta previsión nos hace a todos cobardes,

así la natural tintura del valor se debilita

con los barnices pálidos de la prudencia,

las empresas de mayor importancia

por esta sola consideración mudan camino,

no se ejecutan y se reducen a designios vanos.

Pero... ¡la hermosa Ofelia! Graciosa niña,

espero que mis defectos no serán olvidados en tus oraciones.


Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Más artículos de Juan Carela Hernández

Otros usuarios han visto

Ver temas