¿SEREMOS SOLIDARIOS EN ELNUEVO ORDEN’

Gracias al COVID -19 se dice, que el mundo que hemos conocido ya no será lo mismo, el individualismo dará paso a la solidaridad, hablaremos el lenguaje de los “runas” el “Noqkanchis” comunitario y subversivo. ¡Será?. ¿Quién lo instaurará, nuestros esforzados gobernantes, nuestra incorruptible constitución que ya no calza o talvez los buenos deseos de la gente buena? En las redes sociales estamos bien intencionados, somos voluntariosos de siempre, en todo lo que decimos y hacemos está la promesa de un abrazo amigo, prima la carencia de afectos, cuando eso no ocurre, o peor si no va en la dirección esperada, nos sume la tristeza y amarga la existencia. En las redes sociales, la calidad de las conversaciones ha mejorado un poco, porque hoy tenemos una plaga común que nos aterroriza, reaccionamos consolándonos. Pero ¿Cuánto damos y cuánto recibimos en esta troca de afectos. Estamos preparados para el desprendimiento?

En el fondo, somos sospechosos de llevar “agua al propio molino”, los políticos esperan votos, los humanos reconocimiento y conmiseración. Todavía prima el “me gusta, no me gusta” el reiterativo “ámate a ti mismo”. “, “te invito a que opinas si te gusta mi…”, “Actualicé mi perfil”. Es la ideología de la misoginia y el individualismo. Si la pandemia no “Toca fondo”, esperemos lo peor de la condición humana (ya está sucediendo en menor escala), los formalismos de la decencia serán cambiados por el “sálvese quien pueda”. Los mendrugos que alimenta nuestra precaria existencia nos hará perder la decencia que nos obliga.

El escritor argentino Marcelo Figueras publicó en la revista El Cohete a la Luna un formidable artículo titulado “Bailando lento en una habitación en llamas”, encuentra, que en nuestro sistema, el crimen es una anomalía, un cuerpo que la policía localiza y soluciona para que los buenos ciudadanos puedan volver a dormir tranquilos. Es como el pequeño virus al que se combate con cuarentenas y restricciones para que el organismo siga funcionando a la perfección. Figueras se pregunta ¿Pero qué pasa cuando la sociedad es la criminal?: "Si a diario nos estafa, abusa, viola y mata. Este sistema no funciona, si no crea o prolonga guerras artificialmente, este sistema no funciona, si no asesina por codicia - escatimando o adulterando medicinas y alimentos, jodiendo al mundo mediante minería ilegal, contaminación o fumigando con veneno".

Donde se lleve el concepto, siempre encontraremos, no la anomalía sino la existencia de la “normalidad”. Igual, en un tema caro a nuestro presidente Vizcarra y los ciudadanos de bien, ya no podemos alegar que vivimos en un sistema infectado por la corrupción: la corrupción, más bien, es el sistema. Aquí la democracia es una cáscara vacía, la economía es el nombre del expolio, la prensa se dedica a desinformar y difamar, el Poder Judicial trabaja para los ricos y lo que mantiene el movimiento de la vida es la violencia. Nuestro capitalismo se ha montado encima de la colonia y hoy como ayer se excluye de la vida a los buenos y justicieros con la ley del más fuerte.

Entonces, cuando llegue la nueva sociedad basada en la solidaridad, desaparecerán los impíos que horadan la tierra y envenenan las agua, los habitantes de las alturas tendrán nuevamente el agua limpia y el terreno fértil y ya no obedecerán a la ley de los “mistis”, ya no pagaran más tributo a las imposiciones de los sátrapas, ni se prosternaran para recibir más bendiciones, el poderío real ya no existirá. “La lengua no será más amordazada, pues un pueblo logra hablar libremente cuando ha desuncido el yugo de la esclavitud”. (Esquilo, Tragedias “Los Persas”).

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