Sesgos a la hora de Invertir
by Mikel Alcalde Elías

Sesgos a la hora de Invertir

¿Sabías que a la hora de invertir existen patrones de conducta que nos impiden ser racionales?.

Muchas personas no solemos tener en cuenta que en el mundo de las inversiones, los sesgos psicológicos también tienen importancia. Emociones, factores sociales, prejuicios... están muy presentes en las decisiones financieras que tomamos. 


¿Qué son los sesgos cognitivos y cómo nos afectan? |

 Tradicionalmente, se asumía que las personas somos seres racionales, que tomamos decisiones de manera lógica después de analizar toda la información que tengamos a nuestro alcance. 

Pero con los años, las investigaciones han evolucionado hasta comprender que la realidad no es para nada así. Daniel Kanheman, psicólogo ganador de un nobel de economía gracias a sus estudios sobre finanzas conductuales, planteó que las personas, desde el punto de vista económico no actuaban para nada como se pensaba.

La mayoría de las decisiones se toman siguiendo procesos intuitivos y automáticos en vez de procesos analíticos y controlados.

Por lo tanto, en momentos de incertidumbre, no siempre actuamos racionalmente a la hora de tomar decisiones.

De esta manera, podemos definir los sesgos psicológicos como las tendencias a pensar de una determinada manera que pueden llevar a juicios inexactos. Algunos sesgos psicológicos comunes son la falacia del coste hundido, el sesgo de confirmación y el de anclaje.

 De acuerdo, con estos recientes estudios psicológicos, parece ser que a la hora de tomar mejores o peores decisiones financieras siempre intervienen dos factores:

  • Nuestra capacidad de análisis: Es decir, la facultad que tengamos para evaluar y comprender el contexto en el que se toma una decisión y sus posibles repercusiones.
  • Las emociones: El estado psicológico en el que nos encontramos a la hora de tomar una decisión

 A partir de estos dos factores podemos hablar de diferentes tipos de sesgos.

¿Cuáles son los sesgos más comunes que debemos evitar?

Vamos a ver los 12 sesgos psicológicos más comunes que nos afectan a la hora de invertir:

1. El exceso de confianza.

Este sesgo se da cuando pensamos que tenemos los conocimientos necesarios y creemos que nuestra tesis es la correcta.

En general, es un sesgo cognitivo que lleva a las personas a creer que son mejores en las tareas de lo que realmente son. Esto puede llevar a comportamientos peligrosos, como asumir riesgos innecesarios o negarse a aceptar los consejos de los demás.

Muchos inversores sobrevaloran sus conocimientos y la experiencia personal.

Para evitar el sesgo de exceso de confianza, muchas veces hay que realizar un ejercicio de autocrítica. No es lo mismo saber algo realmente, que creer que lo sabemos. Incluso podemos llegar a pensar que la probabilidad de que una inversión fracase es menor que las ganancias esperadas de ella.

2. La ilusión de control. 

El sesgo de ilusión de control es la tendencia de las personas a sobrestimar su capacidad de controlar los acontecimientos, lo que suele llevar a las personas a asumir más riesgos, porque creen que pueden evitar resultados negativos.

Este sesgo es, para que nos demos cuenta, que:

muchos inversores creen tener control sobre algo, de lo que objetivamente no se puede tener ningún control.

No tenemos superpoderes, que no se nos olvide. No puedes quedarte mirando una pantalla cerrar los ojos y decir “va a subir”, “va a subir”.

Para evitar el sesgo de ilusión de control, no asumamos un riesgo innecesario y asumamos que el mercado tiene vaivenes, y por mucha información que se tenga, no todo es predecible.

3. Sesgo de confirmación. 

El sesgo de confirmación se da cuando los seres humanos tienden a favorecer exclusivamente la información que confirma sus creencias preexistentes. Esto puede ser perjudicial porque puede llevar a las personas a ignorar o descartar las pruebas que contradicen sus creencias.

Por ejemplo, es muy típico cuando:

un inversor tiene una idea y busca únicamente la información que confirme su tesis inicial.

Lo que le hace buscar en todas partes algo que reafirme su teoría.

Para evitar el sesgo de confirmación, debes de buscar información con la mayor neutralidad posible, y estar abierto a diferentes ideas. 

4. Sesgo de anclaje. 

El sesgo de anclaje es la tendencia a confiar demasiado en la primera información que se nos ofrece (el "ancla") a la hora de tomar decisiones.

Este sesgo es muy peligroso, ya que:

podríamos llegar a pensar que todo lo que nos digan después nos da igual. 

Por ejemplo, si has leído que X empresa lo va a petar, ya puede llover, nevar o caer meteoritos que a ti no te baja nadie del burro. De ahí el nombre de este sesgo, ya que esas ideas previas en ocasiones suponen verdaderas anclas difíciles de soltar.

Muchas veces vemos la rentabilidad de un producto, y ya no tenemos en cuenta más riesgos. Cogemos esa referencia de crecimiento y pensamos que siempre será así. 

 5. Sesgo de autoridad

El sesgo de autoridad hace que

las personas confíen desproporcionadamente en los consejos u opiniones de figuras que ellas consideran de autoridad.

Por ende, todo lo que digan ellas, independientemente de que sea lógico o no, va a misa.

Por ejemplo, puede suceder que se realice una inversión únicamente porque la recomienda un familiar o un amigo sin realizar ningún análisis adicional y sin tener en cuenta las necesidades y el perfil de riesgo. Claro, si encima es tu colega el que sabe de astrofísica y de leones marinos, pues tu dices... como va a fallar, si sabe de todo este tío.

No obstante, este sesgo es especialmente peligroso, cuando dejamos llevar nuestras finanzas, por las opiniones de nuestros youtubers influencers favoritos.

Para evitar el sesgo de autoridad, simplemente debemos de analizar con frialdad cada información que recibamos, al menos aquella que afecte a aspectos importantes de la vida, como nuestras finanzas. 

6. El “Efecto halo”. 

El Efecto Halo describe la tendencia de las personas a juzgar a los demás en función de la impresión general que tienen de ellos. Esto a menudo da lugar a una evaluación injusta, ya que el atractivo, la inteligencia u otras cualidades positivas de una persona pueden eclipsar cualquier rasgo negativo, lo que puede llevar a juicios inexactos. 

Lo mismo ocurre en el campo de las finanzas, y es que este sesgo es muy frecuente, y sucede cuando:

tendemos a valorar una empresa de manera positiva o negativa a partir de un único dato, teniendo este dato en consideración y olvidando todos los demás.

Por ejemplo, hemos leído algo bueno o algo malo y no pasamos de ahí, ya pasaron 10 años desde que bajó X empresa, pero aún seguimos con la misma matraca.

Para evitar el efecto halo, es imprescindible tener una mente abierta y voluntad para estar informado de las novedades que van ocurriendo.

 7. La prueba social. 

La prueba social es un fenómeno psicológico en el que:

las personas asumen que las acciones de los demás reflejan el comportamiento correcto para una situación determinada.

En otras palabras, la gente se fija en las acciones de los demás para determinar la forma correcta de comportarse en un escenario concreto.

Por ejemplo, en España muchos inversores habrán invertido en BBVA Santander, porque en su momento, prácticamente todo pequeño inversor tenía acciones de esos dos bancos, sin analizar nada más. La idea era "cómo todo el mundo las tiene, pues yo también", asumiendo que la masa social tiene el conocimiento. 

Al final, estás tomando decisiones que no son suyas. Este sesgo tiene que ver mucho con el efecto rebaño.

8. El descuento hiperbólico.

El descuento hiperbólico es un fenómeno en el que las personas prefieren recibir un pago menor antes que un pago mayor después. Esto suele deberse a que las personas tienden a valorar más las recompensas inmediatas que las futuras, incluso cuando éstas son significativamente mayores.

Este sesgo puede crear problemas a las personas que intentan tomar decisiones a largo plazo, ya que pueden ser más propensas a tomar acciones que proporcionen recompensas menores a corto plazo, incluso si no son lo mejor para los intereses a largo plazo del individuo. Claro, al fin y al cabo, todo lo que sea una recompensa al momento siempre es más atractivo.

Trasladado al mundo de las finanzas, ¿Cuál es el problema?

Que algunos inversores pueden llegar a deshacer una inversión a largo plazo que se corresponda con su perfil de riesgo y terminar en una más atractiva a corto plazo cambiando así sus objetivos iniciales.

Para evitar el sesgo del descuento hiperbólico, debemos desarrollar una preferencia temporal baja, que nos haga valorar más los beneficios futuros sobre el consumo inmediato, siempre y cuando los primeros merezcan la pena. 

9. La aversión a las pérdidas. 

La aversión a las pérdidas es un sesgo cognitivo que hace que las personas prefieran evitar las pérdidas a obtener ganancias. Por ejemplo, si a alguien se le da a elegir entre recibir 10 dólares o evitar una pérdida de 10 dólares, es probable que elija la segunda opción aunque en el proceso esté perdiendo esencialmente 10 dólares.

Trasladado al mundo de la inversión en bolsa, este sesgo se manifiesta de varias maneras:

Los individuos son más propensos a correr riesgos para evitar una pérdida que para conseguir una ganancia.

 Es más probable que las personas vendan las inversiones ganadoras y se queden con las perdedoras.

 A las personas les cuesta más aceptar las pérdidas que las ganancias.

10. El Statu quo. 

Statu Quo, es una expresión latina que significa "el estado de cosas existente"

En política, Status Quo se utiliza a menudo para describir el orden establecido.

Por tanto, el sesgo del statu quo se da cuando:

pensamos que todo va a seguir igual que como estamos, que nada va a cambiar, e invertimos en función de la situación actual.

Para evitar el sesgo del Statu Quo aplicado a las finanzas, es imprescindible estar abierto a mejorar nuestro conocimiento de macroeconomía, así como algunos aspectos del análisis fundamental. 

11. Predisposición al optimismo. 

La predisposición al optimismo es un sesgo cognitivo por el cuál algunas personas tienen tendencia a ser optimista, incluso en situaciones difíciles.

Y es que ser optimista tiene muchas ventajas. Por ejemplo, los optimistas tienen más probabilidades de tener una mejor salud física y vivir más tiempo que los pesimistas. Además, también suelen tener más éxito en sus carreras.

Así pues, como a nadie le gusta lo malo… Tendemos a pensar que las probabilidades siempre nos llevarán a situaciones positivas. Con lo que este sesgo nos habla que:

para muchos inversores pesa más el optimismo que el realismo.

Para evitar la predisposición al optimismo, debemos analizar la información financiera en base a nuestro método como si fuéramos robots, intentado estar afectados lo más mínimo por las emociones. 

12. Falacia del coste hundido. 

Es el miedo a salirnos de algo que no funciona y en consecuencia quedarnos estancados ahí.

En consecuencia, es muy habitual oír en bolsa:

“Es que puse 10.000€, no puedo salirme ahora y perder un 35%”

¿Os suena este comportamiento, no?


Sesgos cognitivos a la hora de invertir hay cientos, no obstante, te he mostrado algunos que la CNMV ha destacado en su guía "psicología para inversores". 

La decisión de invertir en productos financieros debe ser realizada de forma responsable, para lo cual es aconsejable seguir unos determinados pasos. 

Además, resulta necesario conocer qué información necesitamos para tomar nuestra decisión, dónde conseguirla y cómo utilizarla.

 La gama de productos de inversión es muy amplia. Conviene conocer bien cada producto antes de tomar una decisión para estar seguros de que realmente se corresponde con nuestras expectativas y necesidades.

Sólo las entidades autorizadas pueden prestar servicios de inversión. Cada entidad define estos servicios en su programa de actividades. Averigua si la entidad que le ofrece el servicio, está autorizada para ello. 

 

Mi trabajo se centra en las personas y en la confianza. Que me confíes tus necesidades financieras y de protección es una responsabilidad que me tomo muy en serio.

Mikel Alcalde Elías

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