Si el aborto es un derecho, ¿por qué se pide que se legalice?
Cuando se habla de derechos individuales, los matices sobre tales derechos son casi siempre muchos y la mayoría de ellos, mal explicados y no explicados al público, lo que, por lo general, genera confusión.
En el caso del aborto, tal confusión inicia en el propio supuesto que el aborto es un derecho. Muchos repiten esta creencia, que una mujer “tiene el derecho a abortar”, pero no todos los países y sus gobiernos han brindado tal derecho.
De hecho, antes de entrar en la discusión del aborto, veamos la diferencia entre un derecho y un privilegio, pues estos dos son frecuentemente confundidos.
Un derecho es algo con lo cual se nace, no se da y no se quita. Un derecho es como la identidad, la nacionalidad; nacemos con ellas. Ninguna ley establecida, ni antes ni después de nacer nos puede quitar el derecho a la vida, lo cual es un derecho constitucional y universal.
Un privilegio es algo otorgado, unilateralmente por el gobierno o el Estado. De la misma forma que es otorgado unilateralmente, ese privilegio puede ser retirado por el gobierno o el Estado, dadas las condiciones establecidas por el propio Estado.
Los derechos son garantizados desde antes de nacer, mientras los privilegios no lo son, y en muchos casos, algunos lo son y otros no. Por ejemplo, conducir es un privilegio, no un derecho. El Estado, estabelece que para conducir, el individuo debe tener una cierta edad, un cierto conocimiento y unas ciertas habilidades.
La regulación del privilegio se hace através de leyes o reglamentos creados por el Estado y aquel o aquella que quiera conducir debe seguir tales reglamentos o leyes. La violación de tales reglamentos puede o no concluir en el retiro –por parte del Estado– de tal privilegio.
Entremos de lleno en el asunto del aborto
No existe ningún derecho universal o humano –dos perspectivas desde donde usualmente se asignan derechos– al aborto. La pregunta es, ¿porqué no existe tal derecho a abortar en la lista de derechos universales o humanos?
La respuesta es muy simple. Porque va en contra del derecho más básico establecido en la Convención Universal de Derechos Humanos y en el derecho constitucional: El Derecho a la Vida.
No importa de cuantas maneras se explique, el aborto implica el asesinato de un ser vivo, independiente de su estado de gestación. La discusión entra entonces en definir a partir de cuando ese ser se vuelve humano. Esa es otra discusión y construcción absurda, pues la única condición necesaria para que un ser sea humano es nacer de humanos, tener orígenes humanos.
Sabiendo que todos los hombres y mujeres nacen de mujeres –no de hombres, como muchos insanos quieren hacernos creer– y que por tanto tiene en sus tejidos ADN humano, la designación de humanidad ya es adquirida.
Una vez que los grupos y personas pro aborto pierden el debate sobre la humanidad, la otra discusión a la que se llega es, ¿cuándo este ser humano se vuelve persona? La respuesta es simple y similar a la anterior. Los seres humanos somos todos personas, por lo tanto, el nacimiento de un ser un humano de otro ser humano que es también una persona, igualmente lo transforma en persona desde su concepción. En otras palabras, la humanidad y personalidad son dos características propias de un ser que nace de una mujer.
Ni la humanidad, ni la personalidad se pueden remover de un ser que se origina de dos humanos que como ya fue explicado, también son personas.
Aunque parezca increíble, después de perdidos los argumentos sobre humanidad y personalidad, los pro abortistas se amarran a la ciencia para apoyar sus determinaciones –poco científicas– sobre el aborto.
Entonces se crean una serie de preguntas cuyas respuestas, dicen los pro abortistas, deben determinar si el aborto debe ser permitido o no, si debe ser un derecho o no, si debe ser legal o no.
Así, doctores contratados por grupos de interés, comienzan a crear justificaciones biológicas, mientras psicólogos se ocupan de crear razones psicológicas y pediátras comienzan a crear justificaciones que determinen el benefício que el aborto tendrá para el no nacido –aunque parezca irónico– y se olvidan que la ciencia, la razón, la evidencia y las leyes ya han determinado que la vida es un derecho universal, constitucional e inviolable. Las mismas también determinaron la definición de humanidad y persona.
La pérdida inevitable del debate por parte de los grupos pro aborto entonces se mueve a un nuevo paraddigma. “El aborto debe ser una decisión de la mujer, pues ella es dueña de su cuerpo”. Las organizaciones pro abortistas hasta tienen vários slogans.
“Mi cuerpo, mi decisión”,
“Mi cuerpo es mi templo”.
Esas razones y slogans siempre deben llevarnos a visualizar la siguiente imágen:
La lógica en estos argumentos y slogans es nula, como se puede ver en la imagen arriba, porque lo que una mujer aborta no es su propio cuerpo, sino el cuerpo de su hijo, una persona, un niño o niña. Lo que muere no es el cuerpo de la mujer que decide abortar, sino el cuerpo de su niño o niña. Las extremidades que son arrancadas, cortadas y después vendidas –hablaremos del comercio de tejidos más tarde– no son las del cuerpo de la mujer, sino las del cuerpo del ser humano y persona, niño o niña.
Perdido este argumento, la indústria del aborto ha dado un giro gigantesco para justificar su apoyo al aborto. Se le ha titulado así:
“La salud de la Madre”.
¿Cuál madre no estaria de acuerdo en cuidar de su propia salud? La distopia con este argumento es que la salud de una madre comienza mucho antes de abortar, pero a la indústria del aborto solo le interesa la salud de las madres cuando hay benefícios monetários de por medio.
¿Cómo se beneficia la indústria del aborto?
Pocas personas; hijos, padres, abuelos, tíos o tías estarían en contra de velar por la salud de una madre. El engaño de este argumento es que la salud de la madre y la sobrevivencia del niño por nacer se inventaron artificialmente como mutuamente exclusivas. O sea, para que la salud de la madre fuera prioritária, el bebé no podría nacer. Este argumento es uno que solamente trae benefícios a la indústria del aborto, no solo porque justifica su existencia, sino también porque le permite comercializar una serie de produtos y servicios bajo el paraguas de “salud reproductiva”, como si la ciencia de la reproducción dependiera única y exclusivamente de la indústria pro aborto.
Para justificar su argumento, la indústria pro aborto hace uso de tácticas atroces, pero que al mismo tiempo son casi imposibles de omitir, pues llegan a lo más profundo del psiquis humano. Se usan las violaciones de menores y la propensidad al desarrollo inadecuado de un ser humano como razones para no dejar que un parto llegue a su término.
Recientemente, el periódico EL PAIS de España publicó una nota sobre como Argentina, como otros países de América Latina, rechazaron la legalización del aborto y como se crearon normas técnicas para justificar la ejecución de un no nacido basado en la premisa que el aborto debe ser permitido cuando realizado con el fin de salvar a la madre.
El artículo cita los casos de menores de 13 años quienes “podrían estar en peligro” si se permitiera el nacimiento de un niño cuya concepción fue el resultado de una violación, por ejemplo.
Mientras que en Argentina, Chile, Paraguay, Perú y otros países de América Latina la ciudadanía rechazó el aborto como práctica legal o como un derecho, otros como Costa Rica si aprobaron normas técnicas para justificar la realización de abortos, cuya definición fue cambiada. En lugar de llamársele por su nombre; -aborto- ahora se le tilda de “intervención terapéutica”.
Mientras que el presidente de Costa Rica dice que la aprobación de la norma técnica no es un cheque en blanco para la realización indiscriminada de abortos, la verdad es que en el pasado tampoco se creyó posible que médicos fueran a fabricar justificaciones para establecer el aborto como se ha querido hacer en América Latina, y como ya se hace en países norteamericanos através de Planned Parenthood.
En el caso de Argentina, como país con una estructura de gobierno federal, cada estado de la nación puede determinar su propia política con relación al aborto. En tal caso, hay una abertura a aprobar el uso del aborto como “tratamiento terapéutico”. Sin embargo, los grupos pro abortistas presionan constantemente por la adopción de medidas federales o nacionales, donde no existe un gobierno federal, -como en el caso de Costa Rica- pues esto facilita su inserción en la fabricación de leyes o reglamentos que beneficien sus intereses económicos.
El negócio del aborto
Según IBISWorld, la industria de las clínicas de planificación familiar y aborto está compuesta por personal médico que se dedica principalmente a proporcionar una gama de servicios de forma ambulatoria, anticonceptivos, esterilización voluntaria y desde luego abortos inducidos médicamente.
Durante los cinco años hasta 2019, la industria de las Clínicas de Planificación Familiar y Aborto experimentaron una demanda creciente, ya que una expansión en el número de personas con cobertura de seguro de salud aumentó la accesibilidad de los servicios de la industria. El tal seguro de salud, otro privilegio prometido por los gobiernos para controlar la natalidad de sus países, promovió el crecimiento en el ingreso de mujeres a clínicas abortivas en los últimos cinco años lo que también significó el aumento de sus ingresos.
Solamente en 2019, la industria del aborto facturó 3 mil millones de dólares en los Estados Unidos. El número de clínicas donde se practica el aborto aumentó en más de 3000 centros, con un crecimiento anual de 4,8% entre 2014 y 2019. En el país norteamericano, la industria del aborto emplea más de 25,000 personas.
Según el The Wall Street Journal, la indústria abortista es extremista, pues no solamente apoya el aborto abierto e indiscriminado, sino que ahora aboga por el infanticídio, la practica de asesinar intencionalmente a bebés ya nacidos. Los investigadores de infanticidio parental han descubierto que las madres son mucho más propensas que los padres a ser los autores del neonaticidio y un poco más propensas a cometer infanticidio en general.
El presente y pasado de la industria del aborto puede ser descrita como una de depredación. Muchas mujeres que están considerando abortar están en una posición vulnerable. Luchar con la decisión de terminar con la vida dentro del útero y preocuparse por los efectos físicos, psicológicos y espirituales de esa decisión crea un paisaje emocional interno repleto de lugares difíciles.
La Gran Estafa de la Salud Familiar
La industria del aborto es muy consciente de estas cosas, y en una buena forma de comercialización se acerca a las mujeres de una manera atractiva y reconfortante, lo que resulta en grandes cantidades de dinero público siendo enviado a los cofres de la industria del aborto.
La Planned Parenthood Federation of America (PPFA) es el mayor proveedora de aborto del mundo. Su página web sobre "Procedimientos de aborto en la clínica" presenta la imagen de una mujer joven llamativamente atractiva con una bata de laboratorio sonriendo cálidamente. Luego, explican los procedimientos de aborto ofrecidos: "aspiración" o desmembramiento y aspiración del feto, y "dilatación y extracción", o el aborto de nacimiento parcial notorio y particularmente brutal, que se describen completamente en términos de cómo la mujer va a sentir y lo que experimentará: no se proporciona información sobre lo que le sucede al feto.
“La PPFA hace que el aborto parezca menos traumático que la extracción de un diente”, explica el Consejo de Investigación Familiar.
Las mujeres que luchan con la decisión de dar vida o abortar a sus bebés se ven así calmadas en un acto tan odioso que puede conducir al equivalente del trastorno de estrés postraumático.
Si bien busca crear una experiencia cómoda para la madre, el sitio web no ofrece descripciones de lo que es o hace un aborto. ¿Se puede encontrar una sola mención de qué, es decir, quién, está siendo abortado? Ni una sola referencia.
Del mismo modo, la Federación Nacional del Aborto (NAB) presenta colores suaves y fotos de mujeres jóvenes con una sonrisa cálida, invariablemente atractiva y de aspecto extrañamente alegre. Una vez más, las descripciones del aborto ofrecidas van desde lo clínicamente técnico hasta lo calmante y melifluo.
Como lo apunta el film Merchants of Death, las actividades de la gran industria del aborto son espantosas, y sin embargo, gran parte de esta información no se cuenta. Incluso con los escalofriantes videos encubiertos recientes que exponen Planned Parenthood, nuestros medios parecen dar la espalda. Comerciantes de la muerte: Planned Parenthood y la Industria del Aborto expone la verdad sobre tal industria.
El tema del aborto y la existencia de la industria que se beneficia directamente del aumento en el número de países que autorizan su realización proviene de una práctica muy conocida en otros quehaceres del mundo moderno. Se trata de la Dialéctica Hegeliana, la cual cria un problema, buscando una reacción muy específica para ofrecer una supuesta solución a tal problema.
En el caso de la industria del aborto, este movimiento está detrás de la comercialización de conductas irresponsables dirigidas a los menores para hacerlos más propensos a iniciar su vida sexual más temprano. Como consecuencia, surgen más enfermedades de transmisión sexual y más embarazos no esperados, para lo cual la industria tiene la solución perfecta: medicamentos y aborto en demanda.
El propio hecho que el aborto esté abiertamente disponible promueve la promiscuidad, pues siempre hay una solución cuando una mujer queda embarazada: abortar al niño no esperado. “El modelo de negocio de Planned Parenthood requiere un flujo constante de jóvenes que se vuelven sexualmente activos y accidentalmente embarazadas”, explica The Interim.
La realidad es que muchos adolescentes y jóvenes no piensan en las consecuencias de sus acciones antes de tener relaciones sexuales y no usan la anticoncepción de manera correcta o constante, lo que resulta en embarazos, por no hablar de la comparación con los jóvenes que guardan sus dones sexuales para el matrimonio.
La industria del aborto usa a seres humanos no nacidos, a personas indefensas, como moneda de canje para enriquecer los bolsillos de sus promotores. Para impulsar la legalización del aborto y así poder accesar más mercados y más clientes, la industria apela a supuestos absurdos, que carecen de ciencia, y a la ingenuidad y credulidad de las poblaciones para que estas mismas supliquen y demanden que sus gobiernos legalicen lo que es, nada más y nada menos que el asesinato en masa de seres humanos indefensos.