Si Moisés hubiera sido empresario...

• Amarás a tu propósito sobre todas las cosas. Define un propósito claro para tu empresa y guíate por él en todas tus decisiones. El propósito debe ser más que solo generar ganancias: debe inspirar y dar sentido a las acciones.
• No tomarás el nombre de tu empresa en vano. Protege la reputación de tu marca con integridad y compromiso, asegurándote de que cada acción y comunicación reflejen tus valores fundamentales.
• Santificarás la innovación. Dedica tiempo a fomentar la creatividad y la mejora continua en tus procesos, productos y servicios. La innovación es clave para mantenerse relevante en un mercado competitivo.
• Honrarás a tus colaboradores y clientes. Valora y respeta a tus empleados, socios y clientes. Trata a todos con equidad, dignidad y empatía, reconociendo su importancia en el éxito de tu negocio.
• No destruirás el entorno. Sé responsable con el medio ambiente y contribuye al desarrollo sostenible. Implementa prácticas que minimicen el impacto negativo de tus operaciones.
• No serás deshonesto en tus tratos. Mantén la honestidad y la transparencia en tus relaciones comerciales. Cumple con tus promesas y evita prácticas desleales o engañosas.
• No robarás ideas ni recursos. Respeta la propiedad intelectual y los recursos de otros. La competencia sana y ética es esencial para el crecimiento empresarial.
• No difundirás falsas declaraciones. Comunica con veracidad en todas tus estrategias de marketing, publicidad y relaciones públicas. La confianza de tus clientes y socios es tu activo más valioso.
• No codiciarás el éxito ajeno sin esfuerzo propio. Enfócate en tu propio camino al éxito y trabaja arduamente para alcanzar tus metas, sin compararte constantemente con los demás.
• No desearás más de lo que puedas manejar con responsabilidad. Evita la codicia y expande tu negocio de manera equilibrada, asegurando que el crecimiento sea sostenible y beneficioso para todas las partes interesadas.

Por PEDRO CABRERA