Si mucha gente dice que eres un mal jefe, entonces eres un mal jefe 🧐

Si mucha gente dice que eres un mal jefe, entonces eres un mal jefe 🧐

Los malos jefes existen porque la gente no los denuncia. Si mucha gente dice que eres un mal jefe, entonces eres un mal jefe. Punto.

¿Trabajar para tu jefe o trabajar para la compañía? Tener que hacerse esa pregunta es un mal síntoma sobre el futuro en la organización. Los jefes con rasgos ególatras (muchos estudios estiman que hay al menos 6 por cada 10), hacen a los empleados elegir entre trabajar para él, o hacerlo para la organización. Y cuando tienes un modelo organizativo matricial, la cosa empeora de forma exponencial. 

            En modelo orientado al performance, como el que hay en la mayoría de las empresas contemporáneas, esto significa que tiene que elegir entre cobrar tu bono o hacer las cosas bien. Peor aún: tienes que elegir entre quedar bien con un grupo de compañeros a costa de quedar mal con otros grupos. Esto pone al empleado en una tesitura en la que, irónicamente, mientras mejor hace su trabajo — que puede implicar lleva la contraria al jefe—, más dinero está perdiendo y menos respetado está siendo en la compañía. No extraña que la mayoría de los empleados renuncien realmente por culpa de su jefe


¿TÚ PARA QUIÉN TRABAJAS?


            Trabajar para tu jefe es en el fondo el camino “fácil”, porque implica simplemente seguir instrucciones y justificarte en él. Al final del año, recibes tu bono y creces hasta donde pueda crecer él. También conlleva el riesgo de que te estanques o estes fuera junto con él. Por el contrario, trabajar para la compañía en desalineamiento con tu jefe, requiere un importante esfuerzo sicológico, en el sentido de que al final tu día a día lo tienes con él y porque al final es quien realizará tu evaluación de desempeño. ¿Un dilema ético/moral quizá?

            En un estudio realizado por Comparably (un sitio web dedicado a la revisión de los trabajos y compañías), se estima que cerca de un 30% de los trabajadores se ven obligados a guardar lealtad a su jefe. Por otro lado, un 10% siente lealtad a la visión y los valores de la compañía y, finalmente, una mayoría de 60% siente simplemente lealtad a sus compañeros. Las cosas están empezando a cambiar. A pesar de que estos jefes —que son malos jefes, y que todo el mundo reconoce como tal— siguen reinando impunes en las compañías, las nuevas generaciones nativas digitales ya no reconocen ese estilo de liderazgo. Tomará tiempo, pero los cambios se comenzarán a notar pronto. 


Los malos jefes existen porque no se denuncian. Si mucha gente dice que eres un mal jefe, entonces eres un mal jefe. Punto. Mientras tanto, la única opción para los empleados será buscar alternativas.

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