Más empatía con la empatía
Esta palabra que aparece en nuestro vocabulario hace no mucho, lamentablemente aún no ha logrado ser entendida en su totalidad, ni comprendida su real importancia para el desarrollo de la vida de las personas en sociedad y comunidad.
Para empezar, a empatía se le incluye como parte del paquete de "habilidades blandas", que no sé a que "genio" se le ocurrió nombrar de esa manera que solo ha servido para "mariconear" y poner en 2do plano, a esas habilidades esenciales para moverse efectivamente, liderar y triunfar entre la gente, que yo prefiero llamar competencias o habilidades interpersonales.
El punto es que al traer el concepto de empatía a la discusión, por ser un concepto "blando" y "edulcorado", se presenta como un digno representante de lo políticamente correcto, con lo cual automáticamente nuestra mente la asocia a compasión, carisma, simpatía, complacencia y cuantos derivados "sentimentales" se le puedan atribuir para seguir reforzando su lado "soft".
Tenemos que empezar a pensar que la empatía es una herramienta indispensable para muchas cosas, pero sobre todo para lograr que dos posiciones encontradas logren avanzar en conjunto hacia un objetivo que beneficie a ambas partes, o si solo fuera para lograr algo para uno mismo, lo cual también puede ser válido.
Debemos dejar de lado creencias y prejuicios arcaicos que nos llevan a creer que ponernos en los zapatos del otro para entender por qué piensa y actúa como lo hace nos vuelve "blandengues", como si al hacerlo se nos fuera a suavizar la voz o estuviéramos comprometiendo nuestra imagen de "macho men".
Ser empátic@ es una cualidad de la inteligencia emocional, cuyo entendimiento y adopción pasa más por la reflexión crítica y por la respuesta a una serie de cuestionamientos del tipo "¿qué que yo no sé, sabe o cree aquel que piensa y actúa diferente a mi?"
La práctica de la empatía es un hábito que se puede desarrollar y entrenar, que al aplicarlo correctamente facilita el desarrollo de relaciones saludables y productivas entre personas de distinta naturaleza mental, ideológica, social, cultural, etc., que muchas veces nuestra propia visión y entendimiento del mundo, nos ha hecho pensar ilusamente que ocupan un lugar menos "importante" que el que nosotros ocupamos.
Bueno pues, déjenme decirles que bajo ciertas circunstancias, todo nuestro bien ganado poder y capacidad de influencia, se va al carajo si para dar el siguiente paso necesitamos la aprobación de aquel que creemos inferior, simplemente porque fallamos en reconocer que en ese momento crucial o que en ese pequeño espacio por donde necesitamos pasar, todo depende de la voluntad del otro.
Executive Director Sales & Coaching NR Consulting
3 añosBuen artículo, gracias, Felipe