Sobre el desaprendizaje
Junto con la importancia de salir de la llamada "zona de confort", la transcendencia del desaprendizaje suelen ser algunos de los temas a los que hacen referencia los/as participantes en muchos de los cursos que imparto con profesionales de la formación y de los recursos humanos. Ambos son considerados como aspectos clave cuando tratamos temas relacionadas con los procesos de cambio y la resistencia al aprendizaje que a veces se observa entre profesionales a la hora de sustituir antiguos patrones o adoptar nuevas perspectivas. En definitiva, esto del aprendizaje es una lección bien aprendida por la mayoría y que encuentra gran apoyo y difusión en algunas frases muy extendidas por las redes. Valgan estos dos ejemplos como muestra:
“(…) casi nada de lo que nos enseñaron sirve para algo“ “Desaprender lo sabido es ahora mucho más importante que aprender cosas” (De Eduardo Punset, leído aquí)
“Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer ni escribir, sino aquellos que no puedan aprender, desaprender y reaprender” (Se trata de una frase que, aunque comúnmente es atribuida al periodista y escritor estadounidense Alvin Toffler, es una idea original del psicólogo Herbert Gerjuoy) “(…) casi nada de lo que nos enseñaron sirve para algo“ “Desaprender lo sabido es ahora mucho más importante que aprender cosas” (De Eduardo Punset, leído aquí)
Sin embargo, más allá de los sugerente de estas afirmaciones, ¿soporta el desaprendizaje un análisis conceptual y experimental un poco más profundo y serio? ¿Es realmente útil este mensaje de “desaprender lo sabido es ahora mucho más importante que aprender cosas” en todos los contextos y para muchas personas trabajadoras o buscadoras de empleo? ¿No podría ser entendido de alguna manera como un elogio de la ignorancia? ¿Aporta el término desaprendizaje algo realmente nuevo desde un punto de vista práctico o conceptual a lo que ya se conoce sobre el aprendizaje y la adaptación al entorno? ¿Que tal si aquella frase paradigmática del desaprendizaje de E.Punset, la cambiásemos por esta otra?: “En un contexto como el actual los conocimientos sólidos y el aprendizaje permanente son más importantes que en ningún otro momento de la historia”.
No es desde luego la negación del valor de los conocimientos y el convencimiento de lo inútil que es lo que nos enseñan, lo que está ayudando a muchas personas a salir de su (no) situación social o profesional, si no el buen aprendizaje, con sus necesarias dosis de trabajo y esfuerzo.
Poner esto en valor no es negar la vieja lección que pudiera estar recordando dicho desaprendizaje: la importancia de saber adaptarse a las nuevas demandas en un entorno de cambios rápidos, de dejar atrás patrones de conducta concretos para adoptar otros nuevos que encajen mejor con las circunstancias en curso y que nos permitirán continuar así funcionando con éxito. Por ello, más allá del debate conceptual sobre la necesidad y conveniencia de lo que quiera que sea el desaprendizaje y reconociendo la importancia de saber adaptarse a las nuevas necesidades en un escenario de cambios continuos como el actual, pensamos que es importante determinar las maneras de romper dicha rigidez comportamental y las resistencias al cambio que a menudo observamos en las personas que buscan trabajo, que comienzan un periodo de formación de prácticas profesionales, o simplemente aquellas que ven amenazado su desempeño por los cambios en los procesos laborales o las necesidades y características de clientes externos e internos con los que hasta ahora trataban. A continuación enumero algunas de las estrategias que desde mi experiencia son claves como formador y orientador a la hora de promover dicha flexibilidad.
Algunas prácticas que ayudan a romper las resistencias al cambio:
- Desarrolla conocimientos sólidos.
- Potencia la humildad.
- Conoce el tipo de reglas que existen y utilízalas de manera adecuada.
- Valida a las personas con las que trabajas.
- Fomenta la perspectiva del explorador, que la autoestima no esté vinculada a llevas razón.
- Bloquea la evitación.
- Establece una relación cercana y de interés genuino con los alumnos y las personas con las que trabajas.
- Haz explícitas equivalencias funcionales del comportamiento dentro-fuera de las personas con las que trabajas.
- No te quedes en la literalidad de las palabras y atiende a la función del lenguaje.
- Haz un uso adecuado de metáforas y de preguntas poderosas.
Para una descripción más detenida de estas estrategias puedes mirar este enlace: ¿De verdad podemos desaprender? Algunas orientaciones.
Entiendo que puede ser menos atractivo hablar en estos términos que hablar de desaprendizaje, pero los formadores, orientadoras y los que nos dedicamos a los recursos humanos necesitamos algo más que frases memorables y buenas intenciones.