Sobre la comunidad artística y la falta de tiempo
El fin de semana pasado estuve en Santa Fe para asistir al evento de arte +Feria. Fue genial encontrarme con Priscila Sandoval, la subdirectora ejecutiva de Museos y Patrimonio Cultural, y la querida gestora y artista Cecilia Sosa. Esta feria de arte contemporáneo contó con la participación de 23 galerías de todo el país, y tenía una particularidad interesante: cada galería debía invitar a un artista santafesino, seleccionado de una fantástica lista online.
Una de las cosas que más disfruto de las ferias de arte es el encuentro con la comunidad artística. Durante tres días, tuve la oportunidad de reunirme, debatir y reflexionar sobre el estado actual del mercado de arte argentino, así como las oportunidades y desafíos específicos de Santa Fe. Entre lisos y pizza, entablamos una conversación sumamente interesante con la artista santafesina Candelaria Gomez Crespo y las colegas de Hijas, Victoria Acosta y Camila Dávila . Discutimos la importancia de construir una comunidad en el ámbito artístico para elevar la sensibilidad, inspirarse, admirar y, a la vez, competir en un entorno de colaboración mutua. Esto no sólo es relevante para los artistas, sino también para lxs curadorxs, gestorxs, compradorxs y todxs los agentes que forman parte del ecosistema artístico. Cande ha estado trabajando firmemente este año en un taller abierto llamado Taller Abierto, que acondicionó con sus propias manos y las de sus compañerxs, con el objetivo de crear un espacio de encuentro donde artistas santafesinos puedan reunirse y dialogar sobre producción y temas satelitales.
Durante la conversación, mencioné nuestra experiencia con Hijas del Arte, un lugar que hemos deseado, pensado y estructurado durante años para que sea un punto de encuentro para la comunidad artística. Observamos que una de las posibles barreras para lograrlo es que las galerías suelen ser lugares incómodos e inhóspitos, más allá de las inauguraciones. Quizás si hubiera cerveza artesanal de por medio, la gente se animaría a permanecer más tiempo? Además, notamos que el arte a menudo se percibe como guetos o nichos que no tienen como objetivo final atraer a nuevos públicos. Por eso, planteamos estrategias de comunicación que abracen a un público más amplio y diverso, "ATP" - apto para todo público.
Sin embargo, un año después, nos dimos cuenta de que generar una comunidad que visite regularmente nuestro espacio no es tan fácil como pensábamos. Puede ser porque un año no es suficiente tiempo para establecerse en el mercado, pero en mi opinión, la verdadera razón radica en que somos una generación SIN TIEMPO. En una ciudad tan grande y con tanta oferta cultural como Buenos Aires, no nos tomamos -o no le dedicamos- el tiempo suficiente para debatir y charlar con una copa de vino en la mano. Hoy en día, incluso pagamos talleres, clínicas y residencias artísticas para que suceda. El último ejemplo que recuerdo de un fenómeno comunitario exitoso, en mi opinión, es "Belleza y Felicidad" en los años 2000, y parece que algo similar sigue ocurriendo en "Para vos, Norma Mía". Será porque son las mismas personas que han crecido juntas? O tal vez porque pertenecen a otra generación?
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Planteo esta discusión sobre la comunidad y el tiempo como una mera observación. No estoy segura si existe una "solución" o alguna manera de cambiar esta situación, pero admiro el enorme esfuerzo que realizan algunas personas, especialmente mujeres, al liderar espacios tradicionales en el mundo del arte.
Qué opinás? Me encantaría saber tus observaciones al respecto :)