Sobre los límites que nos ponemos:

Cuando hace casi 10 años renuncié a mi trabajo para dedicarme de forma independiente a la comunicación, aún no era tan conocido todo el concepto de "marca personal".

Era joven, con cara de más joven aún y no tenía trayectoria en mi campo. Sabía que tenía que demostrar credibilidad, y cuidé no solo mi trabajo sino mi imagen, en línea y fuera de ella. Tenía que ser "seria" y no quería sentirme demasiado expuesta al mismo tiempo.

Funcionó. 10 años después sigo viviendo de mis asesorías y talleres, trabajo con algunas de las empresas más grandes del país y cuento con clientes de - casi - todas las profesiones, que valoran lo que hago por ellos.

Pero, sí hay un costo en usar tu nombre de esa manera. En crear una carrera "ejecutiva" en torno a él. Durante mucho tiempo, ese costo para mí fue la libertad de poder compartir en público distintas facetas por incomodidad de lo que mis clientes o potenciales clientes puedan pensar. Como si de alguna forma esos otros intereses, anularan mi imagen "profesional". Por eso voy y vengo de redes sociales, creo otras cuentas y usuarios.

Me doy cuenta que esos límites fueron puestos solo por mí. Al fin y al cabo, vivo el sueño popular de "ser mi propia jefa". Y es momento de liberarlos. No soy una marca, soy una persona, que sabe y enseña de comunicación, pero es mucho más que ese trabajo.

Y los que me quieran, que me quieran como soy :)