Sobre mitología personal
El filósofo alemán Leibniz se preguntaba "Por qué hay algo en vez de nada?”. De alguna manera esa es la gran pregunta que han respondido como han podido las mitologías antiguas. La expresión del mito era una historia sucedida en un tiempo anterior y sagrado, donde, como explica Eliade, las hazañas de seres sobrenaturales hicieron que una realidad llegue a la existencia. Así pues, la historia narraba el origen de la vida y permitía encontrar sentido y orientación.
Los seres humanos somos “seres narrativos” decía Galeano (“biomíticos” dice Keen), y nos construimos una propia mitología para sostenernos en el mundo. Nos contamos consciente e inconscientemente historias para dotar de sentido a la existencia. Algunas son propias, otras introyectadas por la familia o la sociedad, y otras sencillamente: son la manera de expresar, ubicar, negar o permitir heridas y vulnerabilidades que acompañan de forma inevitable el transitar por la vida.
Esa es la reflexión de donde nace el trabajo que propongo en la “Narrativa Terapéutica”: investigar, conocer y sorprendernos con nuestras propias historias; debajo de ellas hay heridas, emociones no expresadas y pasados que piden descansar. De la misma manera, también esconden dones, capacidades, tesoros y posibilidades que piden surgir.
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