SOCIEDAD HASTA LA SACIEDAD

Podríamos atrevernos a expresar que nuestra sociedad, la actual, está perturbada; no es que sea perturbada, sino, claramente la han perturbado. Pero esta perturbación aparece, como un caso psicoanalítico, en su pasado más abrupto, la Colonia, engendró una sociedad fragmentada, odiosamente segregada por el color de la piel y de la lengua. Incluso el producto de esa combinación, el mestizaje, hereda el virus de la marginación. Hasta la saciedad y con la ciencia en la mano, sabemos que no tenemos pureza en la sangre, pues los que integran esta sociedad tienen de inga y de mandinga; sin embargo, nos esforzamos tercamente en mirarnos por encima del hombro.

En la República esa conducta no cambia, y en sus primeros 200 años perdura y se afianza la discriminación con indicadores no de clase social sino de origen, residencia, color de la piel y de la lengua. De ahí que se hacía gala del abolengo y con ella del colegio privado, luego de una profesión determinada, la piel blanca era lo más evidente de esa posición en el armatoste social.

En todos estos siglos lo que tenemos en común es la herencia cultural y en ella estamos embarcados queramos o no admitirlo, queramos o no darnos cuenta. Pero lo más simpático es que todos disfrutamos y gozamos de esa herencia. Entonces, a partir de ella, podríamos despejar nuestras creencias de superioridad y de grandeza, de esa zona tempestuosa que lo único que nos produce son miradas falsas.

No se pretende que seamos iguales, que pensemos lo mismo, simplemente que nos respetemos y que sepamos observar siempre los límites de nuestros derechos y obligaciones. El sentido común hace posible la convivencia y con ella viable la construcción de una sociedad con bienestar.

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Otros usuarios han visto

Ver temas