Solo soy humano después de todo.
Hoy, gracias a Isabel Iglesias Álvarez he leído un artículo de Chip Conley en HBR sobre la fortuna de trabajar juntas las diferentes generaciones que estamos en edad laboral, y me ha recordado aquello que redactamos para el catálogo comercial 2018 de Acristalia:
[…] Ya sea con 20 o 50 años, quienes desempeñamos nuestra labor en Acristalia valoramos principalmente el contacto con otros seres humanos, […]
Después de mucho meditar, desde el Dpto. de Comunicación y Marketing apostamos por ampliar el catálogo de productos y convertirlo en algo más, una revista con contenidos útiles y curiosos que todo el mundo pudiera llevarse a casa para ojear en cualquier momento e incluso ser expuesta junto a las publicaciones de moda, diseño o interiorismo en vez de terminar en la basura (como ocurre en la mayoría de estos casos, sin opción de uso ni reciclado). Las características técnicas (descritas en este enlace) hacían subir el precio de producción por unidad, aunque paralelamente pensábamos que también aumentaba su valor como pieza física. Nuestro jefe, persona que nos tiene acostumbrados a valorar el buen trabajo, dio visto bueno a la propuesta, conocedor del vértigo de ser empresario en general y del riesgo que supone la disrupción dentro del sector de nuestra actividad en particular. Como resultado, el feedback que hemos recibido tanto en ferias de exposiciones, como de distribuidores y particulares, ha sido muy bueno. Incluso nos ha llegado la información de que nuestro catálogo ha servido de inspiración a otras empresas punteras de sectores diferentes al nuestro. Siempre se puede mejorar, pero estamos contentos.
Para el artículo de referencia en concreto, partimos de una serie de encuestas que enviamos a varios departamentos a modo de estudio interno sobre la relaciones de las personas con su actividad profesional. Por lo tanto, el texto es totalmente honesto y veraz, tal y como se dice al principio […] “la voz de quienes formamos Acristalia” […]. Yo tenía ganas de describir el ambiente intergeneracional e internacional con el que me encontré cuando entré en Acristalia. La confianza depositada por nuestra gerencia lo hizo posible. Esta inquietud estaba en línea con la estrategia de comunicación sobre la que estamos volcando nuestra creatividad, así que se pensó lo que se quería hacer, se enfocó un objetivo, se recopilaron los datos, se analizaron y se escribió la publicación. Creo que se ha logrado transmitir la calidad de la implicación en el día a día de las personas que aquí trabajamos a la imagen que nuestra marca, y en consecuencia, transferirla a los productos que fabricamos.
Como dice el autor, hay mucho que aprender, aún más unos de otros, incluso en esos patrones que menciona, ya que si es cierto que cuando más mayores somos, más patrones hemos visto, los jóvenes vienen con otros nuevos que tendremos que echarles el ojo también. Como actitud en todos los aspectos, seguiré en esta preferencia mientras sea capaz y esté dispuesto a reconocer mis egos y apaciguarlos para dejarme vivir en constante crecimiento. A fin de cuentas, solo soy humano después de todo.