Somos más que un perfil en LinkedIn – II
El poder de hacernos vulnerables
Antes de iniciar quiero agradecer a Alonso, mi hermano mayor, quien, en gran medida, y casi de forma inconsciente me enseñó y enseña muchas cosas. Él jugó un rol protagónico en esta experiencia.
Ciertamente cuando mi padre falleció, éramos pequeños; mi hermano con 13 años, y yo con 12, aún aprendíamos a vivir con los dramas de la adolescencia. La ausencia paterna, acrecentó en mi hermano un carácter irascible y malhumorado que mi madre solía controlar con mucho amor, paciencia y unos cuantos regaños. Si bien, esa era la realidad en casa, en la escuela todo era muy diferente; las bajas notas estaban a la orden del día, y él siempre andaba cabizbajo y con pocos o ningún amigo. Mi madre continuamente repite que uno de sus mayores errores fue no cambiarlo de escuela a tiempo.
Después de un año de la muerte de mi padre, mi hermano fue diagnosticado con TDAH, un trastorno neurológico que dificulta, pero no limita el desarrollo de una persona. Me gusta hacer esa aclaración, porque siento que algunos diagnósticos más que aportar, etiquetan.
Aún recuerdo a mi madre llevando a sus profesores un informe (que la ayudé a desarrollar), el cual intentaba explicar en palabras simples en qué consistía este trastorno, y justificar la actitud distraída y desinteresada de mi hermano. Al ser un tema, hasta esa fecha, poco investigado, los profesores no tomaron la información como esperábamos, de hecho, para ellos, esto fue una confirmación de que Alonso siempre tendría problemas académicos. Creo que esta percepción errada, y la falta de un acercamiento y tratamiento más profundo y especializado, gestaron en él una serie de ideas limitantes sobre su potencial.
La única y gran diferencia la marcó su profesor de Biología y Anatomía, quien nunca dudó de sus capacidades y procuró alentarlo continuamente a mejorar su rendimiento. Y es que, para sumar a este contexto, la memoria de mi hermano era y es sencillamente sorprendente (semántica, episódica, gráfica, topográfica... me ayudan si olvido alguna). El respaldo y confianza que le proporcionó esta persona, más tarde lo hizo aspirar a estudiar medicina y ahora es gratificante observar cómo, desde su profesión, puede y ayuda siempre a otros. Probablemente sin este profesor, mi hermano hoy no sería la persona que es. A él, mi eterno agradecimiento.
El ser partícipe de esta evolución, me permitió aprender en el camino varias lecciones:
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01) Primero que, en gran medida, nosotros (en el plano personal y profesional) somos el resultado de nuestras experiencias, así como de las personas que aportan o restan a las mismas. Este fue el motivo que me inspiró e inspira día a día a participar de proyectos sociales, con el único objetivo de permitirles a otros visibilizar su potencial.
02) Segundo que, absolutamente todas las personas tienen cualidades y características diferentes que las hacen valiosas y definen su esencia e individualidad. ¿Ya viste a ese portero que siempre te recibe con una sonrisa en el rostro y te pregunta cómo te va? Qué lujo contar con uno de ellos.
03) Y tercero, que la actitud es prácticamente todo. Una vez, un exjefe a quien estimo mucho, me dijo que la fórmula del éxito es la suma del conocimiento y la inteligencia, todo esto multiplicado por la actitud… y es que eso hace la actitud, multiplica.
Espero no haberme excedido en la entrevista, pero genuinamente, de ahí proviene mi interés en D&I. La Diversidad encuentra valor en todo y todos, la Inclusión conecta y rompe barreras, y la Equidad permite que todos jueguen bajo las mismas condiciones.
No sé si sea la triada organizacional perfecta, pero no creo que diste mucho de serla.
Un gran abrazo,
Male