Taller de Design Thinking en la EASD

Comenzamos el primer día del Taller de Design Thinking con mucha teoría. Me dieron las llaves de la Escuela de Arte y Diseño de Valencia (EASD) y con ellas el honor y la responsabilidad de enseñar algo nuevo a los alumnos de tercero y cuarto de Diseño Gráfico de Valencia.

El primer día fue duro, diez horas casi continuas para definir los significados correctos de cada rama de trabajo dentro de Design Thinking y transformar la nueva generación de diseñadores en una elite distinguida capaz de reconocer y diferenciar la enorme suma de prácticas que se encontrarán en breve al salir de la Escuela.

Lo siguiente no fue menos intenso pero sí mucho más llevadero. Continuamos un Design Sprint para resolver un proyecto real desde la idea creativa inicial hasta la fase de lanzamiento y validación de una prueba de concepto o POC de diseño digital.

Pedir vacaciones en el trabajo para correr la suerte de participar en un proyecto tan emocionante tiene sus beneficios. Ver en carne propia cómo tantas personas cambian su forma de pensar y trabajar es tan gratificante que los días se pasan volando y los minutos desaparecen como neutrinos atravesando la tierra en línea recta.

Descubrimos juntos muchas formas de abordar la incertidumbre, recibiendo nuestras ideas absurdas con los brazos abiertos y conectando a unas personas con otras en un equipo aparentemente multidisciplinar. Nos enamoramos del problema, como dice la canción, y nos alejamos de la solución hasta el último día para lanzar nuestro cohete de vuelta al espacio en un Mínimo Prototipo Viable.

Quienes comenzaron con timidez los IceBreakers se sumaron al tren de los energizers, y quienes llegaron en zapatillas aladas descubrieron que cada cual tenía un punto de vista diferente tan válido como el de cualquiera. Saber escuchar, de verdad, con empatía y curiosidad, nos hace más fuertes y vulnerables como diseñadores.

Tener el don de cambiar las palabras con ideas, diseñar nuestro entorno y mejorar la vida de quienes nos rodean es una responsabilidad tan grande que por lo menos merece ser reconocida bajo una conciencia colectiva.

Todo lo que hacemos, incluso no hacer nada, va a repercutir en otras personas. Saber comunicar nuestras ideas con transparencia y dar valor a quienes están ahí para ayudarnos nos convertirá en seres libres. Diseñar un mundo mejor está en vuestras manos.

Gracias a todos los alumnos que me cargaron de energías con sus dudas, inquietudes y experiencias. A los profesores de la Escuela por confiar en mí estos días. Espero veros a todos pronto allá afuera donde se cruzan los usuarios, las ideas y la materia.