Tanta paz lleves, Berlusconi

Tanta paz lleves, Berlusconi

En el márquetin político en España, distinguimos básicamente cuatro épocas: los inicios tras la Constitución de 1978, muy marcados aún por la Guerra Civil y la retórica de la segunda República. Otra posterior, que comienza con el primer Aznar, siempre con Miguel Ángel Rodríguez de escudero, supone la popularización de los principios básicos sobre el márquetin importados de EE.UU. y la irrupción indisimulada de los equipos de comunicación en la política contemporánea.

La siguiente época se asienta con la segunda legislatura de Zapatero, en el 2008, caracterizada por la instauración de la polarización (“nos conviene que haya tensión” como dijo Zapatero tras la entrevista con Iñaki Gabilondo en febrero del 2008) que explicaba el exministro socialista José María Maravall en La confrontación política, también del 2008.

La consecuencia de la polarización es la pérdida de fe de los ciudadanos en el sistema y la caída de la imagen de los políticos. Sumada a la crisis, negada por Zapatero con ansia siguiendo el principio lakofiano (de G. Lakoff, claro) de “no nombrar para que no exista”, desemboca en el 15M (2011).

A partir de entonces, la “nueva política” no es más que el advenimiento descarado de los argumentos emocionales e identitarios frente a la ideología política. Los partidos se niegan como tales y toman nombres basados en “ideas fuertes”: (nosotros) Podemos (copia del “Yes, We Can”); Bildu ("reunir"); (somos) Ciudadanos; Junts (por lo que sea); Compromis(o); Vox (en católico latín tridentino, que como un yunque, resuena al dicho religioso “Vox populi, vox Dei”)… Con frecuencia, ofrecen recetas simples a problemas complejos, basadas en relatos de “buenos contra malos”, ajenos a los problemas cotidianos de los votantes: el llamado “populismo”.

La figura de Berlusconi fue un modelo, confesado o no, de la sustitución de las ideas por el márquetin basado en argumentos sentimentales (puro pathos frente al logos) y la confección de relatos, el cursi “story telling” (ay, aquella “niña de Rajoy”), apoyados en el control de los medios de información.

Quizá la muerte de Berlusconi suponga también el final simbólico de una era política que no conlleva avances sociales, sino enfrentamiento. Veremos si lo que viene, si es que viene, es mejor.

Para saber más:

Miller, Luis (2023): Polarizados, la política que nos divide. Bilbao: Deusto.

Maravall, José María (2008): La confrontación política. Madrid: Taurus.

Y el excelente artículo coescrito por mi compañero Javier Pérez:

Pop, A.-I., Marín Pérez, B., & Pérez-Sánchez, J. (2023): "Liderazgo y personalización de la política. Sánchez y Casado en las elecciones generales de 2019: el papel constructor de las televisiones generalistas al bipartidismo". Revista De Ciencias De La Comunicación E Información28, 56–76. 

Luis Alfonso Escolano Giménez

Profesor del Dpto. de CC. Jurídicas y Políticas, Facultad de CC. Sociales y de la Comunicación, Universidad Europea de Madrid

1 año

¡Muy interesante y acertado, Jorge, te felicito! Lo bueno, si breve...

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