Tecnología y Agricultura
La contaminación del agua, suelos erosionados, reducción en la biodiversidad y la emisión de gases de invernadero, son solo algunos de los problemas atribuibles a la intensificación de la agricultura a partir de la segunda mitad del siglo XX.
Tomando en cuenta que a finales de este siglo la población mundial podría sobrepasar los 10 mil millones de habitantes; todos esos problemas mencionados, deben ser resueltos de manera racional, para que no solo logremos frenarlos, sino revertir sus efectos negativos sobre la humanidad y el medio ambiente.
En la agricultura, la tecnología nunca ha sido un problema; es su abuso al que hay que atacar.
El uso inadecuado de pesticidas, el abono excesivo, los represamientos, la extracción desmedida de agua, riego sin planificación y los arados innecesarios (por mencionar algunos) hay que sustituirlos por alternativas racionales que, apoyadas en la tecnología, pueden mitigar o incluso desaparecer sus efectos negativos.
Los estudiosos y científicos de suelos, saben perfectamente cómo convertir un desierto en bosque.
Por años han existido mecanismos innovadores que permiten el cambio hacia una agricultura sostenible. Sin necesidad de ser puristas de dichas prácticas, en muchas de las zonas que me han tocado visitar, he sido testigo de exitosos proyectos, que van desde la agricultura sin arado, cosecha del agua, su reciclaje y riego por goteo; hasta el manejo bioracional de las plagas y enfermedades, con productos que disminuyen en gran medida el riesgo de daños medioambientales, como los que de manera irracional se han utilizado por los últimos cincuenta años.
Y las innovaciones existen en todos los campos de la ciencia. TerraPower, por ejemplo, una empresa fundada en 2006 por el hoy filántropo Bill Gates, apuesta por la reutilización de desechos de armas nucleares para producir energía eléctrica. El ambicioso proyecto tiene además la meta de reducir en casi un 100% las probabilidades de accidentes nucleares, como resultado de errores humanos. Incluso sus propios remanentes no tendrán las propiedades para poderse utilizar para la fabricación de armas. Es un enfoque y riesgo totalmente opuesto, al que hasta hoy tenían las plantas nucleares, casi todas creadas con tecnología de la década de los sesenta.
Los agrónomos por nuestra parte, deberíamos comprometernos a implementar estrategias que nos permitan hacer uso racional de herramientas tecnológicas, insumos y metodologías, para continuar el impulso de la Revolución Verde, sin los efectos adversos que de ella se derivaron.
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Como es sabido, la Revolución Verde fue la exportación del modelo industrializado y mecanizado de agricultura de Estados Unidos, hacia países en desarrollo. Fue una transformación de la práctica agrícola que involucró el desarrollo de variedades de cultivos como el trigo, arroz y maíz.
En lo que se refiere a la utilización masiva de recursos humanos, la Revolución Verde fue uno de los emprendimientos más grandes que haya hecho nuestra civilización.
El programa fue técnicamente complejo y, en cierto modo, verdaderamente revolucionario.
Sin embargo, su meta era simple: alimentar el mundo.
La estrategia era transferir tecnologías agrícolas científicas occidentales a países subdesarrollados, aumentando así rendimientos mundiales de cultivos alimentarios básicos y poniendo fin al hambre.
El mal uso de esa transferencia tecnológica, en muchos casos, propició algunos de los problemas medioambientales que sufrimos hoy día.
Mayor productividad de los cultivos, disminución de vertidos químicos en ríos y aguas subterráneas, mayor seguridad de trabajadores agrícolas, disminución del uso de agua y manejo adecuado de fertilizantes y pesticidas, son algunos de los retos que debemos alcanzar con el uso racional y planificado de la tecnología.
En la Agricultura, como en muchas otras disciplinas y ciencias, lo malo no es la tecnología. Lo malo es su uso inadecuado.
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Miembro del consejo directivo en CORES Consultores GeoAmbientales.
3 añosLos retos y desafíos en la actualidad en términos de la producción de alimentos para la humanidad y su interrelación con los ecosistemas, está dirigida al uso adecuado de las tecnologías como: el uso de sensores remotos, drones, sensores electrónicos para la aplicación eficiente del agua, uso de aplicaciones móviles para la identificación de plagas y enfermedades y su respectivo control, escáner para monitoreo de la fertilidad del suelo entre muchas más. En la actualidad está adquiriendo auge la Agricultura Inteligente. La experiencia adquirida a lo largo de la historia sobre la producción de alimentos, fitomejoramiento, cultivos transgénicos, obras de cosecha de aguas, el monocultivo entre otras en combinación con las tecnologías del mundo de la informática pueden ser la solución a muchos problemas que atraviesa la humanidad en términos de seguridad alimentaria.