Tejiendo puentes
Por Marta Caniego Fernández , estudiante del Máster de Economía de la Universidad de las Hespérides.
Normalmente, cuando las personas buscamos socializar, vamos a una cafetería, a una fiesta o, si no queda otra, a apuntarnos a un curso de inglés.
A la mayoría nos han hablado siempre de lo necesario que es salir al aire libre y dejarse ver en sociedad para nuestra salud, manteniendo la creencia de que los contactos a través de internet no son reales y que las vidas que podamos llevar de forma online tienden a estar más vacías. Seguro que a muchos nos suena esta visión y hasta la hemos compartido en algunos casos.
Yo me planteé todo esto antes de matricularme en Hespérides, pues me preocupaba pasar un año en completa soledad, apartada del mundo real. Me daba miedo no hacer amigos, no conocer a nadie y, lo más importante, ¿qué ocurriría si en algún momento tenía problemas con la plataforma virtual?
Pero ahora me alegro de no haber hecho caso a esa sensación, tan humana como infundada. Llevo meses recordando un eslogan de... no recuerdo de dónde era, pero decía la frase “Creando puentes entre países”. Pues aquí se crean puentes entre personas.
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La primera vez que me dijeron que, además de estudiar, los compañeros íbamos a interactuar entre nosotros, parecía cuanto menos complicado que llegásemos a crear algo parecido a amistades cercanas, pero lo cierto es que ha ido más allá de lo online. Al principio, como conversaciones por el chat de las clases, luego como mensajes de WhatsApp y más tarde a través de videollamadas, hemos llegado a conocernos, encontrando gente de lo más interesante con la que no habríamos coincidido de otro modo. La Universidad de las Hespérides ha conseguido reunir a gente con afinidades que van desde lo intelectual hasta lo más cotidiano, como el gusto por la música o la afición a los animes japoneses, creando una comunidad de verdad donde sus integrantes decidieron tomar la iniciativa para conocerse en persona, viajando lejos para verse y pasar ratos juntos.
En definitiva, para mí, Hespérides tiene un reto de cara a intentar mantener esta comunidad que aún es un bebé, pero ha empezado de la mejor forma posible. Es la demostración de que es posible crear algo grande desde cero y, lo que es mejor, sin llevar una guía o manual de instrucciones ya hecho.
Y que eso sea así probablemente es lo que más anima a la gente a tomar la iniciativa por sí misma.
Porque yo me pregunto: si encuentras un grupo con el que encajas bien a través de internet, ¿qué importa que no sea algo presencial? Hoy en día, la distancia tiene solución. Pero lo importante son los amigos que vas creando en el camino y la calidad de estos. Si eso funciona, las relaciones que se crean en el plano online pueden ser tan reales como las tradicionales. Hasta se puede quedar a cenar siempre que se quiera.