¿Tenemos lo que nos merecemos?
Esta reflexión comienza por la certeza de que vivimos en una sociedad tremendamente egoísta y sí, me atrevo a decir esto en estos momentos de “solidaridad” en los que muchos están ayudando en la medida de sus posibilidades a sobrevivir a esta situación excepcional.
“En la medida de sus posibilidades”…una extraña unidad de medida.
Una de las primeras cosas que me enseñaron en Accenture en los inicios de mi carrera es que, en cualquiera de los informes que elaborara, jamás incluyera valoraciones subjetivas sobre medidas, a modo de ejemplo: “Las principales empresas del Ibex está colaborando “mucho”… ¿qué es mucho? ¿qué es “en la medida de nuestras posibilidades”? Sin duda nuestras posibilidades son muchas y de distintos ámbitos.
El primer ámbito es el ámbito económico. Como ya he dicho antes, estamos ante una situación excepcional, totalmente desconocida para todos y esta situación está haciendo que, desde la comodidad de nuestras casas, todos nos permitamos evaluar al Gobierno de España y a los poseedores de las principales fortunas, léase Amancio Ortega, ya sea para bien o para mal.
Pero más allá de eso, creo que cada uno de nosotros tenemos que preguntarnos, ¿estoy colaborando yo como creo que debiera? ¿O estoy simplemente dando migajas para sentirme bien? ¿O no estoy dando absolutamente nada, ya que no sé qué pasará en el futuro próximo y lo primero es tener asegurado yo y los míos mi capacidad adquisitiva? No seré yo quien evalúe el egoísmo de cada uno, sino que opino que cada uno debería actuar según le dicte su conciencia. Considero que es el primer paso para darnos cuenta lo egoístas que somos, entre los cuales me incluyo.
La idea original a la hora de escribir estas líneas no tenía nada que ver con esto, pero una vez que he comenzado a escribir, creía que era algo que sí que tiene implicaciones en el desarrollo de la idea principal y que merecía la pena reseñar.
Más allá del ámbito económico, la idea original de estas líneas era analizar el ámbito político y desarrollar el concepto de inmovilismo social y político en el que estamos inmersos. El discurso estoy seguro que lo habéis escuchado en numerosas ocasiones: nuestros abuelos y padres sí que lucharon por la democracia y los políticos de aquella época sí que eran buenos, no cómo los de ahora.
Titulo estas líneas como “tenemos lo que nos merecemos” porque, ciertamente es lo que pienso.
Tras la citada lucha de nuestros padres y abuelos por la Democracia, afortunadamente hemos conseguido mayoritariamente vivir sin los aprietos que estos vivieron y asentarnos en el llamado “Estado del Bienestar”. Esto es en principio sumamente positivo para una sociedad, pero sin embargo, creo que ha sido algo terriblemente negativo para el nivel de la política en España. ¿Por qué digo esto? Pues intentaré explicarlo con una crítica, espero que constructiva, por un lado a los políticos y por otro al sector privado.
1- El político se ha convertido en un profesional de la política.
En esta época de bulos y verificaciones, antes de lanzarme a escribir, lo primero que hice fue verificar, que esta idea que rondaba por mi cabeza era realmente realidad. Hice un análisis muy simplista, que os invito a realizar: revisé los perfiles de los miembros del Gobierno de España actual. ¿Sabéis cuántos de los miembros del actual Gobierno tienen publicada experiencia en el sector privado en sus Curricula de la página web del Gobierno de España? Pues únicamente Jose Luís Escrivá tiene publicadas experiencias en el sector privado, como economista-jefe y director del Servicio de Estudios del BBVA.
Sí, es un análisis muy simplista y estoy seguro que aquí muchos me podéis rebatir que hay miembros del Gobierno que sí que tienen experiencia en el sector privado, léase y no deja de ser curioso, el mismo Pablo Iglesias con su “Asociación Cultural Producciones con Mano Izquierda”.
Pero más allá de eso, ninguno (exceptuando a Jose Luís Escrivá) detalla esa experiencia en el sector privado en su biografía publicada en la página web del Gobierno (https://www.lamoncloa.gob.es/gobierno/Paginas/index.aspx). Eso sí, en las biografías de todos y cada uno de los miembros encontramos numerosas menciones a sus experiencias en el sector público y no menos en el ámbito universitario.
Ante esta situación, la pregunta que me hago es, ¿a qué se debe esto? La respuesta creo que no es obvia pero me lanzo a dar mi punto de vista.
En primer lugar pensé que una de las causas podría ser que, dados los continuos escándalos de corrupción en la que la clase política, independientemente del partido al que pertenezcan, se ha visto envuelta, los políticos o bien sus asesores, aconsejan el no publicar sus relaciones con el sector privado para evitar rumorología y suspicacias.
Pero no creo que el principal motivo sea ese.
El principal motivo, siempre bajo mi punto de vista, es que la clase política actual únicamente bebe del sector público y de las universidades y su vocación no es únicamente la vocación de servicio.
En las universidades, e incluso antes, se crean los políticos de manera endogámica, con una ideología orientada pero con vocación de convertirse en un empleo más.
Sí creo que, más allá de ideales y la vocación originaria de servicio, con el paso del tiempo, la vocación de la clase política se transforma en obtener un empleo y ascender en la carrera, con los objetivos de obtener una buena remuneración, la satisfacción de egos personales y la obtención de contactos que, una vez finaliza su etapa en la política activa, les permitan continuar, sino mejorar, su nivel de vida, bien sea en el sector privado (¿puertas giratorias?) o en el sector público, volviendo a sus puestos anteriores sin ningún tipo de problema o en nuevos puestos de mayor rango e incluso cobrando salarios vitalicios.
Estos políticos, que no dudo que mantengan parte de su vocación original, se convierten en “Políticos Profesionales”, que desde muy jóvenes se enrolan dentro de partidos políticos y van creciendo dentro de estos formándose y aprendiendo los tejemanejes de la política, Administración Pública, sistemas y burocracias varias, asumiendo que van a ser criticados y que su vida va a estar expuesta, renunciando en parte a su anonimato, para poder conseguir evolucionar en su carrera política. En definitiva, Políticos Profesionales o Políticos de Carrera.
Esta afirmación, va más allá de la ideología y ocurre desde que tenemos una democracia madura con innumerables puestos dentro y fuera de la escala de la función pública en los que ir incorporando a los militantes desde sus etapas iniciales hasta sus etapas finales, desde su “nacimiento” hasta su “jubilación”, deambulado por Universidades, cargos como asesores, Diputaciones, Empresas Públicas y demás organismos nacionales o internacionales en función de sus puestos anteriores, contactos y valía.
Por último, por desgracia, el político de hoy en día tiene una visión mucho más táctica que estratégica. El político de hoy en día está condicionado y por lo tanto preparado, para obtener resultados en las próximas elecciones, lo cual implica que muchas veces dejen de lado actuaciones a largo plazo que son realmente necesarias por el miedo a las consecuencias electorales y al poco rédito electoral que estas actuaciones les supondría, es más, con el riesgo a que los resultados fueran visibles tras su legislatura y dieran rédito a otro partido en el caso de alternancia. En esta línea, ya en 1997 antes de la llegada masiva de Internet y las Redes Sociales, Giovanni Sartori en su libro “Homo-Videns” nos adelantaba que “durante casi un siglo, el representante ha sido partido-dependiente, al menos en los grandes partidos de masas. Hoy esta dependencia se está reduciendo, pero no por ello estamos volviendo al representante independiente y «responsable»(…). En realidad, estamos pasando al representante o colegio-dependiente o vídeo-dependiente además de sondeo-dependiente. En suma, la independencia del representante ya no existe desde hace tiempo; y el paso de «depender del partido» a otras formas de dependencia no tiene por qué constituir un progreso”
Con esta reflexión no quiero decir que todos los políticos no sean perfiles preparados y que no hayan desarrollado una buena labor dentro de sus responsabilidades. Como en todos lados, hay de todo, mejores y peores, pero lo que quiero resaltar es que en su mayoría no tienen experiencia en el sector privado. El político actual, por regla general, es un político de profesional, que lucha por ascender en su carrera, lo cual me genera no pocas dudas sobre si a la hora de tomar decisiones prima más el interés por avanzar en su carrera o el interés por su pueblo/ciudad/región/país.
2- El sector privado no se ha querido involucrar de manera directa en la política
El sector privado de hoy se encuentra bajo un marco de seguridad jurídica que hace que, en líneas generales, su preocupación por la situación general en España no sea excesiva.
En este sentido y en contraposición a la clase política, la estabilidad en la que nos encontramos (o encontrábamos antes de la aparición del COVID19) hace que, tanto los trabajadores sobresalientes como los empresarios del sector privado con éxito, sean reacios a involucrarse en la política del país.
Ambos están relativamente tranquilos en su posición, por regla general los trabajadores sobresalientes con un salario más que digno y los empresarios con unos resultados de sus empresas en línea con las previsiones y normalmente sin grandes sobresaltos y con unos ingresos mayores a los que obtendrían si se involucraran de manera activa en la política.
En el sistema actual ambos trabajan duramente para seguir aprendiendo y ascendiendo, eso sí, dentro de sus empresas, sectores o negocios, sin estar especialmente involucrados en el sector político, no mucho más allá de aquellas decisiones que puedan afectarles de manera directa.
Éste, es uno de los puntos que hace que éstos no tengan un mayor interés en su involucración en la política activa.
Pero no sólo eso, ya hemos comentado anteriormente, que la involucración en la política supone la pérdida del anonimato y la exposición pública a la crítica, más o menos motivada y con más o menos razón y a estar siempre bajo la sospecha de la corrupción y el tráfico de influencias. A esto tenemos que sumar la valoración actual de la clase política, en la que en ninguna encuesta los principales líderes políticos llegan al aprobado.
Por último, involucrarse en la política, supone tanto para trabajadores como para empresarios dejar durante un tiempo aparcados sus trabajos o la dedicación a su empresa sin contar con ninguna garantía que, pasado el tiempo de dedicación a la política activa, puedan reincorporarse a sus puestos o puedan seguir gestionando sus empresas, según la evolución que éstas hayan tenido durante el tiempo de su dedicación a la política.
Esta falta de certidumbre sobre el futuro en el caso de involucrarse en política debería hacer que el empresario tuviera una visión más estratégica, ya que más allá del interés general, está su propio interés en el que el país vaya bien en el largo plazo para la supervivencia de sus empresas y trabajos.
Evidentemente, tal y como ocurre con la clase política están los riesgos de querer perpetuarse en el poder o función pública tras haber finalizado su etapa y no menos el de las puertas giratorias para poder regresar a un puesto mejor o gestionar empresas mayores.
Pero más allá de estos riesgos, la pregunta aquí es, ¿están dispuestos los empresarios y los trabajadores del sector privado a realizar estos sacrificios? A día de hoy, parece que no y que los riesgos de involucrarse en el sector político superan a los posibles beneficios a obtener y, es aquí donde encontramos precisamente el inmovilismo teniendo en cuenta que los agentes del sector privado presuponían que el marco regulatorio, la seguridad jurídica y el estado de bienestar en el que vivíamos se mantendría sin la necesidad de su participación y, de esta manera, podrían seguir dedicando sus esfuerzos a prosperar en sus empleos y empresas, sin necesidad de implicarse en el mantenimiento y mejoras de su entorno más allá de ir a votar.
Dicho esto, nos encontramos con la situación actual del COVID 19 y yo me pregunto, ¿será el momento de que el sector privado se involucre en la política activa de España? ¿Es lo ideal? ¿Qué deben hacer los políticos actuales?
Sinceramente y más allá de la nefasta gestión que bajo mi punto de vista el Gobierno actual está haciendo de la crisis (a modo de ejemplo y prueba del cortoplacismo y poca visión estratégica de los políticos, la rectificación de la decisión de dejar salir a los menores de edad a la calle con cambios de criterios que ponen de manifiesto la improvisación del mismo) creo que, nos encontramos ante un momento que exige una reflexión que lleve a la involucración de todos los actores con perfiles de alta cualificación, experiencia contrastada y con amplios conocimientos tanto a nivel público como a nivel privado para poder salir de esta situación de la mejor manera posible para España.
Cómo hacerlo es algo que en este momento no tengo nada claro; por un lado viene a mi mente la posibilidad de regeneración de los partidos actuales con la inclusión de nuevos perfiles y por otro la de crear un nuevo partido a integrarse en la multitud y heterogeneidad de partidos existentes en la actualidad.
La primera opción la veo harto compleja, teniendo en cuenta la dificultad de integrarse dentro de un sector (sí, bajo mi punto de vista hoy en día la política debería considerarse como un sector más dentro de la economía de un país) sumamente endogámico y mal valorado por lo que esta primera opción continuista siempre llevaría el lastre de las acciones anteriores de los partidos existentes, bien sean los tradicionales (PP, PSOE, …) o los de relativa “nueva creación” (Podemos, Ciudadanos, Vox, …) si bien estos últimos, podrían estar todavía menos contaminados.
La segunda, aún más compleja, dado el arco parlamentario actual, en el cual parece muy complicado que aparezca un nuevo partido con una representatividad suficiente para poder liderar el cambio. Bajo mi punto de vista no es que haya que crear un nuevo partido…hay que crear una nueva política.
Xavier Marcet, Presidente de Lead to Change, afirmaba el pasado domingo en un artículo en La Vanguardia que “las empresas tendrán que tirar de fondo de armario de talento para salir de esta. Y visto como han ido las cosas, no estaría mal que las empresas se plantearan no sólo tener expertos, sino tener gente sabia (…). La sabiduría es la suma de talento y humildad”. Esta afirmación creo que debe de ir mucho más allá de la empresa y aplicarse de manera extensiva y prioritaria al sector político español.
Desde este humilde púlpito hago un llamamiento a los empresarios y trabajadores del sector privado. Esta situación necesita a los mejores a todos los niveles y en todas las geografías por lo que creo que es fundamental la involucración de todos aquellos que podáis colaborar. Hacedlo como mejor creáis pero por favor no os quedéis inmóviles ante la situación que se nos avecina. La clase política actual está demostrando que es incapaz de sacar esto adelante por si sola.
Sed altruistas y hacerlo por vuestro país, por vuestros compatriotas, por vuestros conocidos, por vuestros amigos, por vuestra familia y porque no, sed también egoístas y hacedlo por vosotros y por vuestras empresas y así tendremos de nuevo lo que nos merezcamos.
Profesor de inglés en daybyday
4 añosMuy buen artículo, me gusta que hayas verificado !
Innovation and Sustainability Researcher/Professor/Project coordinator
4 añosMuchas gracias por el post Alvaro, lo bonito de esta época es que nos está poniendo a reflexionar. Desde mi punto de vista, no hace meterse en política para servir al interés general. Las empresas pueden, si quieren, tomar conciencia de lo que realmente están aportando (directa o indirectamente) a la sociedad, al medioambiente, a la reducción de las desigualdades o de la pobreza...Y claro que muchas empresas transnacionales están metidas en política (puertas giratorias de políticos, control de los principales recursos energéticos y alimentarios, deslocalización hacia países donde tributan menos, precarización laboral....). Los políticos tienen poco margen de maniobra y los que tenemos no son más que el reflejo de nosotros como sociedad.
Senior Executive & Consultant | Business Development | Innovation | Digital Transformation | IoT | B2B | Strategy | Consulting |
4 añosMuchas gracias a tod@s por vuestros comentarios y por compartir!!!Conseguiremos una mayor involucración?Esta en cada uno de nosotros y esto es una manera de empezar!!!
Key Account Manager at ESRI Spain
4 añosExcelente reflexión Alvaro, muy interesante.
European Financial Advisor (€FA)-LCCI. Asociado 26898 EFPA. Family Banker. Agente exclusivo Banco Mediolanum
4 añosFelicidades Álvaro López López por tu reflexión¡. Los grandes cambios y (re)evoluciones llegan de la mano de las grandes crisis. Adelante Millennials y Generación Z, es vuestro momento¡ De esta saldremos JUNTOS.