"Tengo trabajo, no me puedo quejar"

"Tal y como están las cosas, tengo trabajo, así que no me puedo quejar" es la frase que más he escuchado en mi entorno más cercano en los últimos meses y que me ha teletransportado varios años atrás, cuando el mercado laboral todavía me quedaba lejos y entraron a formar parte de mi vocabulario conceptos como "ha estallado la burbuja" y "el precio del ladrillo".

Estamos afrontando una época complicada, en la que no solo la economía se ve mermada, sino también la salud, por lo que según la canción... ya solo nos quedaría el AMOR. Nuestros cimientos se tambalean, vemos y escuchamos cada día situaciones complicadas y la mera idea de que por nuestra mente pase una queja nos hace sentir culpables y egoístas, porque hay muchas personas que pagarían por poder trabajar y tener un plato de comida en su mesa y aquellos que trabajamos y vivimos cómodamente somos, sin duda, unos afortunados.

Hasta aquí, no te estoy contando nada que no sepas ya, y te preguntarás ¿te has tomado la molestia de escribir para esto? La respuesta es NO. He venido a recordarte, que te puedes dar permiso, que te puedes permitir quejarte y no por ello eres un desagradecido sin empatía. Estamos en medio de una pandemia mundial, que está afectándonos emocionalmente de maneras diferentes y que está dejando muy tocada nuestra vida social y familiar y nos está impidiendo compartir tiempo, experiencias y energía con aquellas personas que nos ayudan a apreciar los pequeños momentos de la vida. Esta es una de las principales causas de que muchas veces nos sintamos exhaustos y agotados, y si hay algo indudable es que nuestra vida personal, afecta siempre de manera directa o indirecta a nuestra vida laboral.

Los profesionales de emergencias, ante un evento traumático realizan lo que se denomina "debriefing", un técnica que ayuda a integrar el suceso, gestionar las emociones y tratar de convertirlo en un aprendizaje. En mi opinión, ahora mismo el mundo entero necesita un debriefing; pero por el momento, tómate tu tiempo, permítete expresar tus emociones y las reacciones que toda esta situación te está provocando y libérate (con aquellos con los que la pandemia te lo permita).

¡Ey! pero no te quedes ahí, no quiero que recuerdes solo que te puedes permitir quejarte, no podemos focalizarnos solo en aquellos aspectos menos positivos que nos meten en un bucle infinito... por eso te propongo varias cosas que podrás poner en práctica también si tienes sentimientos parecidos en tu vida laboral:

• Si el sentimiento de desgana aparece al inicio del día: quiero que pienses en dos cosas positivas o dos actividades que te apetecería hacer a lo largo del día y trates de llevarlo a cabo (por ejemplo: voy a almorzar con mi compañero, tengo una reunión de un proyecto interesante, ayer leí un chiste que le va a encantar al comercial...)
• Si el sentimiento aparece al final día: intenta recopilar, de la misma manera, dos cosas que te hayan hecho sentir bien durante el día (por ejemplo: una sonrisa de un compañero, un objetivo cumplido...).
• Ante una situación de estrés: busca 5 min libres, y haz ejercicios de respiración, te ayudarán a volver a focalizar y reducir el nivel de estrés o ansiedad (una de las más recomendables sería la respiración diafragmática o abdominal siempre que te sea posible).

No importa, por pequeño que sea, lo que se te ocurra. Estoy segura que empezar a poner el foco también en otros aspectos más positivos te ayudarán a sentirte mejor y será un primer paso hasta que podamos volver a la normalidad y la vida nos permita alinear de nuevo las diferentes áreas de nuestro día a día.

Espero que entre tus cosas positivas de hoy, pueda colarse este artículo 😉.

¡Pruébalo!