Tengo una colección completa de errores
No te exagero nada.
Y los que me conocen saben que no soy muy de dramas.
Nada.
Desde que montamos nuestra primera empresa los errores se iban acumulando como los cromos de la liga de mis hijos: en un buen montón.
Algunos de esos errores ya te los he contado en alguna ocasión:
Sin embargo estos “errores” se convirtieron en lecciones, en aprendizajes maravillosos que me han dado grandes alegrías.
Y es que:
Tú no eres esos errores.
No eres mala profesional por cometerlos.
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No te mereces todo lo que te pase (que es lo que tu cerebrito te está contando día sí, día también)
Estás aprendiendo.
Ahora, ¿tropiezas siempre en la misma piedra?
Porque si es así, te invito a que te preguntes qué hace que eso ocurra.
Uno de esos errores que no te he contado todavía es el de no escuchar a mi intuición.
Pasado el tiempo, lo he pensado: “Si hubiera hecho caso de mi intuición no hubiera pasado esto, no hubiera contratado a esta persona o no hubiera aceptado a este cliente”
Curiosamente mi intuición me hizo decir SÍ a una formación que me ha llevado hasta aquí y que me ha permitido poder contarte esta historia hoy.
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Un abrazo grande
Marta Cereceda