TEXTOS CAUTIVOS XXII
TEXTOS CAUTIVOS XXII
MIRADA DESDE EL SUR
Estado de putrefacción
Lo peor de todo es que no sorprende. La violencia, en todas sus variantes, se ha espiralizado hasta límites inimaginables. El ataque salvaje en patota que derivó en la muerte de Fernando es apenas un síntoma, uno más entre tantos, del estado de putrefacción que se percibe a diestra y siniestra.
La crispación y la sinrazón han alcanzado dimensiones insospechadas. La violencia crece a paso de gigante y nada ni nadie parece tener la fórmula ya no para anularla sino apenas para morigerarla.
El ataque en forma de manada provoca estupor y náuseas. Queda un regusto a asco infinito. Diez adolescentes transformados en bestias salvajes haciendo añicos la vida de otro adolescente.
En el trasfondo subyace la cultura del aguante, la primacia del que la tiene más larga, todo ese veneno que se replica hasta el cansancio en las redes sociales y en la tele. Basura y más basura inoculada en cantidades industriales.
Lo que pasó en Gesell es un calco de lo que viene sucediendo hace ya largo tiempo a la salida de los boliches y en tantísimos sitios. Por eso no sorprende a nadie. La diferencia, esta vez, es que la barbarie devino en muerte. Ni más ni menos.