Tiempo de hacerse tiempo
De los creadores de "me dedico a la estrategia" y "lo mío es la visión", llega a todos los cines: "¡Es que no tengo tiempo!". La historia de jefes que no encuentran espacio para hacer lo que deben. Minutos que se les escurren de las manos. Reuniones por aquí, correos por allá.
"Estoy en llamas"
Por una parte, la presión para dedicar largas horas al trabajo, premiando con rótulos de productividad y compromiso a quien las cumple por encima de quien no lo hace. Pero se esconde un tema de "estatus social". ¿Nunca te sentiste bien diciendo frente a otro lo muy ocupado que estás? De alguna forma nos hace sentir bien. Estamos atareados, nos necesitan. Nos quieren.
Enroscarse al sillón puede ayudar a responder más mensajes electrónicos, pero rara vez es una receta para un pensamiento estratégico innovador. ¿Encima será que cuantas más horas por semana trabajamos, más pensamiento creativo perdemos?
Lo que parece realmente impulsarlo, son actividades como dar un paseo especialmente al aire libre. Pero ese comportamiento probablemente sea penalizado en un entorno corporativo. Anotado, entonces: ¿podemos empezar probando una reunión corta en una plaza cerca de la oficina la próxima vez?
"Que la inspiración me encuentre trabajando"
El pensamiento estratégico no requiere necesariamente de gran cantidad de tiempo. Sino de calidad. No se trata de ir a campamentos de liderazgo (aunque todo lo que ayude, ayuda). Para las ideas se necesita espacio mental. A mí me sirve ir escribiendo "los pendientes" y revisarlas durante el día. Así no me distraigo luego con esa sensación de que me estoy olvidando de algo.
Repasar el día a día y tener en cuenta a dónde se va tu tiempo, también funciona. Definir tareas en función de prioridades antes reflexionadas, en vez de ir decidiendo en el momento. Todo puede hacernos ganar un par de horas a la semana. ¡Y podría ser más que suficiente!
Reconocer que estar ocupados no es igual a ser importantes, es otro paso. Admitir que se trata solamente de una sensación que adoptamos casi por imposición voluntaria, colabora a tomar un criterio más adecuado para el pensamiento profundo. Al cambiar la forma en miramos al ajetreo, es más fácil decir "no" al desfile de distracciones que se deslizan por nuestras pantallas todos los días.
Es poco probable que las responsabilidades que se nos imponen disminuyan. De hecho, a medida que crecemos en nuestras profesiones es casi seguro que se espera que hagamos más y produzcamos más. Sin esfuerzo será fácil para la estrategia pasar siempre al final de la lista de cosas pendientes.