Tiempos excepcionales necesitan de personas excepcionales

Tiempos excepcionales necesitan de personas excepcionales

"Cuando se habla de minorías selectas, la habitual bellaquería suele tergiversar el sentido de esta expresión fingiendo ignorar que el hombre selecto no es el petulante que se cree superior a los demás, sino el que se exige más que los demás, aunque no logre cumplir en su persona esas exigencias superiores."

J. Ortega y Gasset: La rebelión de las masas. Obras completas, IV, pág. 146.

Ya nos habíamos dado cuenta de que el mundo estaba cambiando rápidamente. Los modelos de relación, de consumo, de servicio… ya no eran los mismos. Quien no fuera flexible y se adaptara rápidamente a los nuevos tiempos, lo pasaría mal y posiblemente desapareciera. Lo que no entraba en nuestros cálculos es que la vida nos iba a dar una bofetada tan grande que en unos días, el escenario iba a dar un giro de 180º.

Un nuevo mundo con nuevas necesidades y nuevos valores se presenta ante nosotros. Desde luego, el coronavirus está acelerando la transformación de nuestra sociedad. Estamos pasando a un nuevo nivel de valorar y hacer las cosas. Estamos poniendo por fin, en valor a las personas. Vivimos una etapa que nos hace enfrentarnos a muchos desafíos, por supuesto el desafío médico es el más importante, pero hay otros que dejarán marcada la sociedad como por ejemplo el desafío ético de muchas de las decisiones que habremos que tomar.

Es un escenario inestable e impredecible y para este desafío necesitamos personas que asuman liderazgos humanistas. Líderes competentes, imperfectos, con grandes capacidades emocionales. Dispuestos a generar diálogos transformadores y que estén al servicio de las personas, para llevarlas al éxito en el proyecto común. El autentico líder no agita a sus seguidores sino que gobierna con el ejemplo.

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En la gestión de los problemas actuales vemos que se está haciendo todo lo contrario. En lugar de gestionar poniendo el foco en los objetivos y en las metas comunes, se tiende a desperdiciar el esfuerzo en peleas internas y objetivos personales.

 Con formación y cultura de esfuerzo los resultados pueden ser extraordinarios

Para esta tarea hay que volver a poner en valor la palabra TALENTO, algo de lo que hemos venido hablando desde hace tiempo en las compañías. Pero no confundamos talento con altas capacidades. El talento es necesario para crear un liderazgo transformador. Este liderazgo tiene que ser a su vez, un imán de talento para crear equipos eficaces. No olvidemos que el mejor equipo no es el que tiene los mejores jugadores, sino el que tiene los jugadores que mejor saben jugar en equipo.

No nos engañemos, esta tarea no es fácil y como nos advierte Goleman "el factor que nos hace más vulnerables es la escasez de inteligencia emocional".

Magnífica reflexión Julio A. Díez Prieto. Quizás de toda esta etapa tan dura, la que llevamos y la que nos queda, la sociedad se conciencie de la enorme fuerza que se obtiene de la unión y el equipo, y de que las personas son el verdadero motor del progreso

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