¿Todos son infieles pero no lo dicen?
Decidí hablar de la infidelidad, porque es impresionante lo común que se ha vuelto pero nadie la admite o habla de ella cuando es la propia. A lo largo de toda mi trayectoria como periodista de salud he hablado con muchos sexólogos sobre el tema, y hoy compartiré con ustedes parte de lo que me dijo al respecto mi más reciente entrevistada la Lic. Aminta Parra.
Muchas parejas dan por sentado que la relación debe ser exclusiva, cuando ese es un tipo de compromiso que debe ser conversado desde los inicios del noviazgo con el propósito de determinar si existe una coincidencia de criterios. Cada miembro de la pareja debe reflexionar sobre lo que es capaz de tolerar y lo que no para comunicarlo al otro. Cada cual debe saber a lo que se arriesga y además estar pendiente de las señales de alerta para no dejar avanzar una relación que pueda causarle mucho daño más adelante pues no es sencillo que la gente cambie y la capacidad de compromiso puede observase desde el principio.
La infidelidad para muchas personas es un tema tabú, y aunque se ha hecho muy común nadie quiera hablar de ella, a pesar que muchos hombres, sobre todo los machistas, alardeen de su infidelidad, mientras que las mujeres suelen mantenerla en secreto.
La infidelidad por definición se refiere al establecimiento de relaciones afectivo-eróticas-sexuales, de corto o largo plazo, con personas distintas a la pareja con la que se tiene un vínculo legal o de convivencia. Y como ya les comenté, generalmente se mantiene en secreto por ser una amenaza para la institución familiar.
En cuanto a sí sólo se puede hablar de infidelidad cuando hay contacto físico, ciertamente para muchas personas “se puede hacer todo menos el coito”, pero en mi opinión y en la de muchos expertos, esto es considerar únicamente el contacto sexual que suele darse en la infidelidad ocasional y no es así, algunas relaciones extra parejas involucran el afecto, la comunicación, el compromiso y otros aspectos psicológicos que muchas veces no se encuentran o ya no existen en la relación permanente.
Cuando se comienza a hurgar en las causas de la infidelidad, algunos investigadores y neófitos consideran que el hombre es infiel por naturaleza, por la conservación de la especie; pero esto contradice la conducta de hombres casados o en convivencia por mucho tiempo y con hijos, que son infieles. Esta es una posición evidentemente machista.
Ahora bien, independientemente sea el hombre o la mujer el infiel, las razones para serlo pueden ser muchas. Tanto los hombres como las mujeres son infieles, pero producto del modelo sociocultural venezolano y dependiendo de la región del país, generalmente los caballeros son los que incurren o reinciden con mayor frecuencia en dicha conducta.
La primera causa, a mi parecer es la “rutina”, típica en las parejas estables con un alto grado de conformismo, donde no hay sorpresas, no hay halagos, todo está establecido y planificado, lo que genera una sensación de vacío, fastidio y cansancio. Emociones éstas que pueden inducir a una relación extramarital en la búsqueda de la sensación de ser admirado(a), reconocido(a).
Otra causa es sencillamente “la oportunidad”, pues muchos episodios de infidelidad se generan porque las condiciones para que sucedan están sencillamente dadas. Por ejemplo: sólo porque se presenta el deseo de tener sexo con una nueva pareja, porque le hace feliz el jugar al peligro y a la aventura lo cual resulta muy excitante. Muchas personas se sienten atraídos por la fantasía que en un viaje en avión, en un congreso o en cualquier actividad social en la que esté sin la pareja “le quede a la mano” una persona atractiva para seducirla.
Por otro lado, aunque parezca increíble, también el “rol masculino” asumido por algunas mujeres al incorporarse a cargos gerenciales o de alto nivel que le genera mayores ingresos en relación a su esposo y que lleva a estos caballeros a ser dependientes económicamente de sus mujeres y en consecuencia, a ser infieles buscando el ser valorados de forma distinta por su pareja extramarital.
El “poder”, en algunos hombres los lleva a ser más infieles. Una buena posición económica, política, etc., les facilita las excusas para ausentarse y tener más opciones femeninas, además que la sensación adictiva del poder y la búsqueda constante de reconfirmar su éxito laboral los impulsa a estar en una constante búsqueda de relaciones fuera del hogar.
También indiscutiblemente la insatisfacción sexual. Esta es una causa importante para el establecimiento de relaciones extra pareja. La frustración que genera la falta de placer y la búsqueda del erotismo orienta a los hombres y a las mujeres a la infidelidad. Un gran porcentaje de mujeres “modernas” no tolera la insatisfacción sexual ni se resigna aceptar papeles de víctima, es decir, no aguantará mantener una vida sentimental donde no haya lugar para el disfrute.
La “carencia de afecto”, ya que tanto el hombre como la mujer necesitan ser halagados y seducidos. Ambos sexos disfrutan de la fantasía, el erotismo y el placer integral en su vida sexual.
Otro problema que conduce a la infidelidad son las “discordias maritales” que se derivan entre otras cosas por una comunicación deficiente y dificultosa.
¿Hombres y mujeres la notamos o presentimos de igual forma?
Definitivamente las mujeres son mucho más intuitivas que los hombres con el agravante de que los caballeros son muy predecibles y muestran de manera muy evidente cambios significativos de conducta como por ejemplo: inician de manera muy extrema una dieta y la actividad física; más adoptan cambios en su apariencia personal. Modifican sus rutinas y horarios. Usan las redes sociales más frecuentemente, en horarios de mayor privacidad y mantienen el celular siempre consigo.
Por el contrario la mujer infiel es mucho más astuta que el hombre y suele usar códigos para disimular más cuidar los detalles. Pueden mantener su rutina diaria en el hogar, en el trabajo, en la crianza de los hijos y así como sostener una relación fuera. Socioculturalmente las mujeres han aprendido llevar a cabo diversidad de tareas simultáneamente y cumplirlas a fin de tener tiempo. En síntesis la mujer suele ser más detallista, hábil y cuidadosa.
¿La infidelidad es el fin de la relación?
La infidelidad no significa necesariamente la ruptura de la relación de pareja pero ciertamente si amerita una evaluación estratégica de la relación: debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades a fin de redefinirla honestamente. Por tal motivo, lo primero a evaluar es si vale la pena conservar una relación sólo por los hijos, si la infidelidad es recurrente o fue ocasional, si el infiel está verdaderamente arrepentido y quiere enmendarse más demuestra dichos cambios con hechos. Hay que sopesar también si la relación reúne los aspectos positivos como para que valga la pena hacer el esfuerzo que implica perdonar, que no es otra cosa que pasar la página verdaderamente y para lo cual se debe estar muy dispuesto a hacer terapia con el propósito de manejar la desilusión y restaurar la confianza.
Hay casos, según los especialistas en los cuales perdonar una infidelidad no tiene mucho sentido, como por ejemplo, donde hay maltrato físico y emocional o donde hay adicciones manifiestas en el infiel.
Tiene justificación?
Si las reglas del juego en la pareja están claras desde el principio no, pues cada quién sabe lo que puede tolerar y lo que no. Considere que es vital que dichos puntos de vista sean del conocimiento mutuo, ya que la comunicación y la sinceridad en una pareja son fundamentales por lo cual si lo que no nos gusta y nos puede llevar a los brazos de otro(a) se expresa siempre, cada quien debería saber a qué atenerse.
Por otro lado, hay personas que por naturaleza son infieles y si lo tienen asumido deberían o manifestarlo para que sea decisión de la pareja aceptarlo o no; o bien atenerse a las consecuencias de su infidelidad recurrente.