TRABAJO 4.0 O LA SOCIEDAD DEL NO TRABAJO
Trabajo 4.0 o LA Sociedad del no trabajo
Dr. Mario H. Concha Vergara
Durante los primeros meses de 2018) han aparecido, en América Latina grandes desafíos para el sindicalismo del siglo XXI. Estos desafíos tienen que ver fundamentalmente con los cambios tecnológicos y la globalización, fenómenos sociales que muchos de los llamados “expertos” laborales se negaron a considerar, en especial la mayoría de los sindicatos y gremios patronales.
Por ejemplo, la transformación digital y la automatización que está revolucionando el mundo laboral desde el 2012, que inicia un crecimiento inclusivo de las nuevas artes laborales que requerirían cubrir al menos 600 millones de empleos aún no ha sido correctamente considerada como cambio cualitativo y cuantitativo del empleo.
En la actualidad, por ejemplo, en Chile, considerado el país más avanzado, económicamente hablando, en América Latina, los servicios emplean 49% de las personas que trabajan, el campo sólo 29%, y la industria sólo un 22%. Esto significa, además, que los sindicalistas tienen que estar atentos en trabajar junto a los gobiernos con el fin de preparar a los trabajadores para los cambios que se avecinan. Para esto se requiere de bastante capacitación, lo cual, aparentemente ni en Chile ni en el resto del subcontinente no anda muy bien.
A esto se le está llamando la 4ta. Revolución Laboral y esta exige grandes cambios de actitudes en América Latina. En otras palabras, se requiere capacitación, entendimiento, formación y en especial comunicación.
El robotismo, por ejemplo, está ingresando a pasos agigantados en Brasil y Chile; tenemos el zippedimo (Del Robot Zippedi) que es un invento de profesionales chilenos se usa para revisar el stock de las góndolas de los supermercados y con este sistema se avisa para renovar, casi automáticamente la mercancía en dichas góndolas. Este sistema ya ha sido adquirido por otros países.
Otro de los problemas que se está presentando con estos nuevos sistemas es lo que llaman Edadismo, lo cual sería una nueva forma de discriminación laboral. El Edadismo o la discriminación por (razón de) edad es la estereotipificación y discriminación contra personas o colectivos por motivo de edad. Engloba una serie de creencias, normas y valores que justifican la discriminación de las personas según su edad.
Para Nicolás Monkenberg, ministro del trabajo de Chile, las nuevas tecnologías son las verdaderas protagonistas del cambio. Ni los gobiernos ni el congreso lo son y hay que verlas como una oportunidad para lo cual “es necesario la capacitación de talentos”. Manifestó el Ministro que había que reformar al sistema educacional creando mallas de capacitación ampliándolas a la pequeña y mediana industria y a las empresas y, sobre todo, había que conectar al las organizaciones capacitadoras con el sistema educacional.
Respecto a esta revolución laboral hay muchas opiniones de destacado estudioso. Ya por 1996 la socióloga y novelista francesa Vivian Forrester conmovió a toda Europa con su ensayo “El Horror Económico” o “El Mundo del No trabajo”.
El trabajo de Forrester pasó desapercibido por muchas personas menos para quienes estábamos interesados en el futuro del mundo laboral. Ella planteó claramente que habría mega ciudades que serían las cities parecidas a las de la edad media amuralladas policialmente con millones de personas produciendo alimentos en los alrededores mientras las metrópolis vivirían un gran sistema de riqueza.
Para Forrester el trabajo, que es su tema principal nos lleva a revisar las condiciones en que este se efectúa y/o se efectuará en el futuro cercano; ella lo llama el no trabajo pues según algunos estudiosos plantea, claramente, “una mutación, no de la sociedad sino la mutación brutal de toda una civilización” (M.Barajas Tinoco, 1998).
El desempleo creado por los nuevos sistemas arrastra no solo a quienes lo sufren personalmente sino a toda una sociedad y que el problema, según la autora está en el engaño que se les plantea a los miembros de la sociedad diciéndoles que todo lo que viene será mejor.
Forrester plantea que en un mundo en el cual no se puede asegurar el sustento a través del trabajo, el cual es robotizado cada día más, no tendrá una salida para las masas pues lo que vale es el mercado “dónde lo útil es sinónimo de rentable; es decir algo que dé ganancias a las ganancias”.
Se vende la idea de que el ser humano podrá tener más horas de esparcimiento, de vivir y compartir con la familia, etcétera y que todo se resolverá a través de la educación y “capacitación de talentos” pero, debemos preguntarnos, quienes propician estas ideas tienen claro que la capacitación de talentos será para una parte mínima de la población porque quienes manejarán a los robots, la digitalización, a las máquinas de inteligencia artificial no podrán ser todos aquellos reemplazados por ellas.
La velocidad de los cambios está ocurriendo a una rata muy superior a las anteriores. Las características de estos cambios son muy propias; por ejemplo la digitalización está cambiando rápidamente los sistemas de trabajos conocidos. Por otro lado han aparecido cientos de programas de trabajo de trabajadores “freelances”, que trabajan para clientes y no tienen un empleo formal fijo lo cual ha creado una nueva economía en la cual los gobiernos deben actuar prontamente para crear sistemas de Seguridad Social ad-hoc que en este momento no cuentan dichos trabajadores; hay países como el Reino Unido en donde los trabajadores freelances son del orden del 40% de la fuerza laboral.
Por lo anterior, debemos considerar que el futuro del trabajo es una inmensa interrogante y esto ya se comenzó a plantear en 1997 por Viviane Forrester y recién ahora la OIT y otras organizaciones plurinacionales se están preocupando la evolución o involución demográfica que se está creando en las naciones. Por ejemplo en Chile se está viviendo una gran inmigración desde casi todo los puntos del continente lo cual no solo producirá pobreza, cambios culturales, cambios en la producción, etcétera. ¿Cuál será la solución a todo esto? Obviamente, las organizaciones sindicales, más que los gobiernos, tienen mucho que decir.
En Chile solamente pronunciar la palabra sindicato pone en estado de alerta a cualquier empleador. Tomando su ejemplo del Reino Unido donde actualmente la fuerza laboral es del 40% trabajadores freelances, a futuro en Chile la tendencia se ve poco auspiciosa para estas organizaciones sindicales, salvo unas pocas que aún existan cobijadas al interior de grandes industrias que hoy sólo son el 22%. Qué acción concreta podrán hacer las organizaciones para lograr, quizás, un marco regulatorio para otros entes que están fuera de su radio de acción, como los freelances o la nueva fuerza laboral que llega a Chile de otros países donde la constante oferta demanda es la que finalmente dirime. Googleando del tema encontré esto: Ocurrió hoy… La CUT tiene la oportunidad histórica para hacer un cambio de paradigma ver el sgte enlace https://bit.ly/2IL3GjX y me acorde de un twit que referí hace un par de años. Los robots no se sindicalizan https://bit.ly/1XxBoeC