"Tramando en la vidriera" - Artivismo
El sabado 19 de marzo realizamos junto a Teatro Tadron, Memorias Armenias y Mujeres Armenias el primer encuentro de "Tramando en la Vidriera". Este espacio combinó el dispositivo de la vidriera como filtro que se presenta al hablar de violencia de género con foco en la identidad armenia y cómo el bordado se vuelve un medio de comunicación político para poner palabras sobre aquello que se invisibiliza.
Les comparto un posteo que armé para Memorias Armenias en el marco del primer encuentro de "Tramando en la Vidriera"
Todas las personas recordamos la primera vez que bordamos, o la vez que nos dijeron que el bordado es solo para las mujeres. Del costurero de la abuela de cada casa en cada país del mundo nace una genealogía de resistencia textil milenaria, atravesada por la identidad, los espacios posibles de ocupar o no, el lenguaje no verbal y las tramas de grupos de mujeres y disidencias que retoman esta técnica para pronunciarse desde una memoria ancestral.
En términos generales, bordar es transferir a una tela algún patrón para ser recordado en hilo, con el simple uso de una aguja. Sin embargo, el acto de bordar se desdobla en otros “haceres”: registrar, nombrar, visibilizar, resistir, protestar.
Todos estos verbos en infinitivo entran en un par de puntadas, en un conjunto de horas en soledad o en círculos de encuentro entre mate y galletitas.
Rozsika Parker cuenta en su libro The Subversive Stitch: Embroidery and the Making of the Feminine que si bien “el bordado ha sido el medio de educar a las mujeres en lo femenino… también ha proporcionado un arma de resistencia a las limitaciones de la feminidad”.
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En la cultura armenia es tradición que aquellas familias hilanderas dejen escondido en los patrones de las alfombras sus iniciales. La memoria textil se solapa, así, como la memoria colectiva. Algunas historias de familias armenias se rescatan años después, porque sus alfombras aparecen en algún lado del mundo, post genocidio, con sus iniciales escondidas, con una historia por contar.
Noca Passos en el artículo “Bordado, política y géneros: la lucha desde una herramienta de sumisión” describe que el bordado está asociado a una mirada de la identidad llamada "femenina". En el "Que sepa coser, que sepa bordar", se naturaliza que las mujeres bordan, los hombres no. Que tienen que bordar, hacerlo bien. El bordado se ha impuesto durante mucho tiempo como una actividad que "contenía las características del trabajo femenino": silencioso, prolijo, atento…
Pero esto no fue así siempre, tomemos como punto de partida la división sexual del trabajo establecida luego de la Revolución Industrial. Para quienes quieran saber sobre el rol de los varones en el bordado, recomendamos el libro Queering the Subversive Stitch : Men and the Culture of Needlework.
Sí encontramos un ejemplo muy puntual del arte textil como resistencia “femenina” en la antigua Grecia. Penélope, esposa de Ulises, ante la espera de su regreso a Ítaca, encontró una forma de resistirse a los “pretendientes” que querían desposarla: durante las noches destejía todo el trabajo que había tejido durante el día en su telar. De esta forma nunca terminaría la manta que ella había puesto como fecha de cierre para elegir a un “nuevo marido”.
De la mitología griega a los talleres artísticos de Berlín, encontramos el trabajo de Silvina Der Meguerditchian, artista textil argentina de origen armeno establecida en Berlín. Sus obras trabajan la memoria desde el arte textil, los documentos de archivo, los encuentros colectivos en este acto que pareciera solitario.
Marianne Hirsch habla la Serie de alfombras: “La textura de la identidad" de Silvina como “una serie de collages de ganchillo que incrustan fotografías de estudio de archivo, sellos y tarjetas de identificación en tapices, colchas, alfombras y mapas. Son objetos que cualquiera se llevaría al exilio, objetos que no sólo evocan el pasado sino que fueron literalmente tocados por quienes fueron asesinados y quienes sobrevivieron. Las imágenes se amplían, se imprimen en papel y luego se laminan y se tejen con hilo de colores. Vinculando retratos familiares anteriores al genocidio, fotos de bodas, fotos individuales y grupales entre sí, el artista crea "alfombras" que luego se cuelgan en las paredes o se suspenden para que los visitantes de la galería puedan caminar a través de ellas, viéndolas y sintiéndolas desde ambos lados.( ...) “La Textura de la Identidad” subraya las texturas y los afectos de la memoria. Al invitar al tacto y abrir un espacio donde nos permitamos ser tocados a cambio. “La Texturade Identidad” subraya las texturas y afectos de la memoria, no sólo de pérdida y añoranza nostálgica sino de recuperación y reparación.