Tras la oscuridad, siempre vuelve la luz
Durante los últimos tres años, desde que salí de manera “traumática” de la empresa a la que di todo durante casi 17 años, he vivido varios períodos muy complicados y he sufrido en varias ocasiones enfermedades de salud mental, como la depresión y ansiedad.
Aunque a algunos les cueste llegar a entender, cualquier persona, por perfecta que pueda parecer su vida a los de fuera, puede llegar a sufrir enfermedades de salud mental. Porque cuando no sabes controlar tus pensamientos y tus emociones, ante una situación complicada de tu vida que te genera frustración, rabia… lo normal es que sufras este tipo de enfermedad. Es puro principio de acción – reacción, como cualquier otra enfermedad. Con la única diferencia que, en este caso, el que sufre la enfermedad se siente mal consigo mismo, porque la sociedad no ha normalizado todavía que sufrir esta enfermedad es algo normal y corriente; y no un aparente signo de debilidad, como muchos sentimos cuando la sufrimos.
Cuando tuve mi primer episodio serio de depresión, yo fui el primero en sentirme un débil por estar así. Incluso también me debilitaba mucho el qué iban a pensar de mí los demás: mi nuevo jefe, mis antiguos y nuevos compañeros de trabajo, mis amigos… Yo mismo no era capaz de aceptar lo que mi propio padre me llegó a decir para intentar ayudarme a llevarlo mejor: “Pedro, tienes que aceptar que lo que te pasa es una enfermedad, como cuando te rompes un brazo por ejemplo. Y que recuperarte de tu enfermedad va a llevarte un tiempo, como cualquier otra enfermedad”.
Aunque en ese momento fui incapaz de verlo como comentaba mi padre, una vez que lo superas y coges un poco de perspectiva, te das cuenta que así es como debería ser. No obstante, desafortunadamente, la sociedad todavía no lo ve así; y eso hace que sea muy complicado que, los que sufrimos estas enfermedades, podamos quitarnos de encima ese sentimiento de debilidad por estar mentalmente mal.
Para ayudar a normalizar todo lo que llegamos a pasar las personas que sufrimos este tipo de enfermedades, quiero profundizar en un tema que puede ser un tanto duro: las ganas de vivir. Cuando estás en tus momentos de máxima oscuridad, es normal que lleguemos a plantearnos si merece la pena vivir una vida con tanto sufrimiento; y que incluso cambie nuestra percepción de la muerte. En mi caso, en dos momentos diferentes de los últimos años, sí que llegué a ver la muerte como una manera de terminar con mi sufrimiento. Por cosas que he leído y conversaciones que he tenido con otras personas que han sufrido este tipo de enfermedades, este sentimiento, aunque pueda resultar duro para algunos, es hasta cierto punto habitual.
Para aquellos que cuando leáis esto, estéis en un momento “oscuro” de vuestra vida, os digo que hay luz al final del túnel. Después de la oscuridad, siempre termina apareciendo la luz. Lo que tenéis que intentar encontrar cada uno, es vuestra luz. En mi caso, mi principal luz fue mi hija; pero estoy seguro que todos tenemos algo a lo que poder agarrarnos y que nos dé fuerza para querer salir adelante y seguir viviendo, en esos momentos tan complicados.
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Además de que cada uno encuentre su luz, hay cosas que está demostrado científicamente que ayudan a llevar mejor y a superar ese tipo de situaciones. Por ejemplo: hacer deporte, hablar con otras personas, estar en contacto con la naturaleza, escuchar música, ayudar a los demás… Aunque sé por experiencia propia que cuando estás mal no te apetece hacer nada, es importante que hagáis el esfuerzo. Incluso es muy recomendable, que las personas del entorno de las personas enfermas, “obliguen” a la persona que está mal a que salga de su aislamiento y que esté activo.
En mi experiencia, es un error intentar “ayudar” a estas personas quitándole cualquier tipo de actividad o responsabilidad (como por ejemplo ir a comprar, llevar a los niños al cole…), recomendándole que no hable de cómo se siente con sus amigos o tratando de aislarle del resto de la sociedad, por miedo a lo que pueda pensar cualquier persona que le vea en ese estado. Lo único que se consigue con eso, es aislarle aún más en sus complejos pensamientos y, en el fondo, transmitirle la imagen de que lo que a él le está pasando no está bien visto y que puede haber gente que lo vea mal.
En base a lo que yo he vivido, creo lo mejor es hablar abiertamente y con normalidad de lo que te pasa con todas las personas que te rodean. Porque, como vengo diciendo, no es nada de lo que haya que avergonzarse. Es otra enfermedad más. Igual que cuando una persona se rompe un brazo, la operan… habla abiertamente de ello y no pasa nada; con las enfermedades de salud mental tenemos que hacer lo mismo, para que llegue el momento en el que nadie tenga ninguna duda, ni se sienta mal por ello. Creo que estamos todos de acuerdo en que todavía no estamos en ese momento; pero, para llegar a conseguirlo, es crítico que los que hemos pasado este tipo de enfermedades hablemos de ello abiertamente, sin ningún tipo de sentimiento de debilidad o culpabilidad por haberlo pasado.
Es por ello, que me alegro enormemente que muchos personajes públicos del deporte, como Borja Iglesias o Ricky Rubio, hablen abiertamente de la necesidad de normalizar este tipo de enfermedades o de que hagan público que hacen un parón en su carrera porque no se encuentran bien mentalmente.
Mucho ánimo a los que estéis en un momento oscuro de vuestra vida. Intentad encontrar vuestra luz. Y recordad: la tormenta y la oscuridad siempre pasan; hay que asumir la enfermedad y aguantar, porque al final, por muy mal que lleguemos a ver las cosas, la enfermedad pasa y siempre vuelve la luz!
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1 añoGracias Pedro por compartirlo. Espero que este artículo lo lean muchas personas. Es de gran ayuda a que se entienda la importancia de la salud mental tanto para el enfermo como para su entorno.
Turismo
1 añoayudas a muchas personas a entender lo q les pasa y saber q hay salida !
Turismo
1 añoGracias Pedro por compartir , feliz finde
Surus Escrapalia: impulsing sustainability and circular economy
1 añoPedro, eres un crack! Decidirte a hablar de esto públicamente te hace una persona muy grande, y seguro que sirve de ayuda para muchos. Un fuerte abrazo