TRES ANTI CUALIDADES
TRES ANTI CUALIDADES
Quisiera comenzar este artículo haciendo una declaración de principios. Adhiero rotundamente al principio que dice que la naturaleza NO es teleológica. En el universo sólo existen sucesos, quien une los sucesos, otorgándoles sentido, es la mente consciente de nuestra especie, que necesita del sentido, como el organismo del aire. Acabo de culpar injustamente a alguien, salgo del juzgado y me atropella un ciclista, me lastima. Dios me castigo! Los dos sucesos fueron linkeados por mi consciencia, en un grado profundo. Ese grado se llama creencia. Aclarado este punto,mi memoria reparó en un descubrimiento que se le atribuye a Ortega y Gasset. Argentino e ignorante se escriben con las mismas letras. Mi mente afilada y entrenada salta al vacío del sentido y une estos dos sucesos separados de la naturaleza. Los argentinos somos ignorantes!! Que tentación, estamos condenados a una especie de tautología que nos deja, después de mucho andar, siempre en el mismo lugar. Es mi pretensión no colocarme en ningún lugar particular, tampoco pretendo hechasr culpas ni asignar responsabilidades, quisiera hacer el intento antropológico de mirar en conjunto dejando de lado el hecho particular.
Lo primero que me aparece como más visible, es que el argentino necesita siempre tener un enemigo en su ámbito relacional. River/boca, Ford/Chevrolet, peronista/gorila, izquierda/derecha, este enemigo que comienza siempre dentro del espacio conceptual, termina muchas veces irrumpiendo en el mundo de la acción, o sea la gente se lastíma o directamente se mata por ser de otro equipo, de otra escudería o de otro partido político. La radicalización de estas emociones parecería poner al descubierto una inmensa necesidad de pertenencia, pertenencia que por razones, seguramente históricas nunca logramos incorporar del todo. En el fondo parecería que no soportamos haber sido una colonia española que se independizó, nuestros apellidos son españoles, italianos, alemanes… El Mayflower no era las carabelas y su tripulación tampoco.
La segunda característica sobresaliente, es que la argentina es un país de diagnosticadores, todos sabemos que hacer o que deberíamos hacer, somos muy capaces para analizar situaciones, pero decididamente malos a la hora de actuar. Somos expertos en problemas y no en soluciones. Esto nos coloca decididamente en el plano de la dialéctica, somos un país que habla mucho y hace poco. Y creo que no es casualidad que sea el país del mundo donde más prolifera el psicoanálisis, una psicoterapia antigua, que ha llevado personas a hacer 15 o más años de terapia, muchas veces infructuosa, y otras con éxito pero a un costo altísimo, no ya económico, sino en tiempo. Y claro la teoría psicoanalítica es fascinante, pero su praxis es muy pobre, nos encontramos aquí con el mismo mecanismo, mucha teoría, interpretación, pero poca acción. Recordemos que el mundo cambia por obra, no por pensamiento. Para cambiar algo no basta con pensarlo, hay que hacerlo!!
Por último, creo que “Protagorizamos” la vida. A saber.
Protágoras fue el primer sofista del que tenemos noticia. Nació en Abdera, en la costa N del Mar Egeo, aproximadamente en el año 490 a.deC. y vivió en Atenas y Sicilia. En Atenas, lugar donde adquirió una gran fama, se hizo amigo de Pericles y se dedicó a la enseñanza basada en el arte del discurso persuasivo, ejercitando a los jóvenes en las técnicas de argüir a favor de las dos caras de un mismo argumento. Su frase más célebre, y la decididamente la que impulsó a Sócrates a luchar contra los sofista fue:
“El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son, en tanto que son, y de las que no son, en cuanto que no son”
Este relativismo impide establecer un criterio de verdad, teniendo todas las opiniones la misma validez. Esto nos lleva a poder permitirnos defender tesis contrarias al mismo tiempo, técnica en la cual los argentinos nos hemos especializado. El relativismo de los valores implica que una misma cosa o acción puede ser buena para un sujeto y mala para otro. Es más, una acción puede ser mala o buena para un mismo sujeto dependiendo de cada circunstancia, y en la medida en que él lo crea así.
En una sociedad “protagorizada”, es imposibles crear políticas de consenso, es ilusorio un pacto de la Moncloa.
Y es así como transitamos por esta unicidad instrumental que nos define, como una neurona incapaz de hacer sinapsis con sus compañeras, pero que conserva en sí misma todo el potencial de hacerlo.
Y es así como se nos sigue escapando el futuro, el nuestro, el de nuestros hijos, el de nuestros nietos.
Alemania tuvo a Hitler, ensangrentaron el continente con 50 millones de muertes, pero hoy son un potencia pacífica, que a su manera, esta vez económicamente, sigue gravitando sobre el futuro de Europa.
Nosotros seguimos discutiendo si Perón fue bueno o malo, si evita una mártir o una resentida. Mientras tanto ninguna política, ni de derecha ni izquierda, han frenado el desarrollo de villas miseria, el narcotráfico avanza, y como escribió el genio de Joaquín Sabina: “cada vez más tú, cada vez más yo, sin rastros de nosotros.”
Que bueno habría sido merecernos un conquistador, que la noche anterior al poner su pie en el nuevo continente, mirando la playa desde su cubierta, hubiese escrito en la bitácora:
No fue el hambre, No fue la culpa, No fue el deber… Sólo fueron estas ganas de ser que me trajeron a este puerto sin amarras y sin luz donde esta todo por hacer…