Trump Ganó: ¿Deberá adecuar su retórica de campaña a las realidades con México?
El escritor Robert Pinsky decía por el año de 2002, la cultura estadounidense está “so much in process, so brilliantly and sometimes brutally in motion, that standard models for it fail to apply” en español será algo así como que la cultura de los Estados Unidos está tan en proceso, tan brillante y a veces brutalmente en movimiento, que los modelos estándar para ella no se aplican; esta es una reflexión que el resultado de la elección no hace más que reafirmar.
Los votantes estadounidenses; le dieron una victoria aplastante a esta nueva línea de liderazgo de Donald Trump.
En ese sentido se puede inferir que Trump; está armando un equipo de trabajo con un gabinete con personalidades muy interesantes, para poder implementar las políticas que promovió en su campaña, junto con el Senado y con la Cámara de Representantes, que son mayoría republicana y con el apoyo de gobernadores del ala republicana, tendrá la libertad de responder a los acontecimientos a medida que inicie su administración y de hecho se empezará a operar antes de que tome su juramento con el equipo de transición, respaldado por todo ese círculo cercano y una burocracia del poder ejecutivo que responderán a su liderazgo.
Atendiendo lo anterior; se puede inferir que se van a sumar a la era Trump, otros actores públicos y privados, nacionales, extranjeros o internacionales, porque a Estados Unidos, le interesa que su presidente triunfe, porque su triunfo, representa el crecimiento y protección de su nación, no van a dudar en apoyar alguna política pública que valla en ese sentido y los países y organismos internacionales también van hacer lo procedente de acuerdo al cálculo estratégico y de proyecciones que seguramente tendrán ya en el radar.
La Corte Suprema de los Estados Unidos de América; se prepara para algunos cambios, con las posibles jubilaciones y salida de Clarence Thomas o Samuel Alito en los próximos dos años, también, puede presentarse la jubilación repentina de Sonia Sotomayor, la liberal más veterana del tribunal, y de que el presidente Joe Biden todavía pueda hacer un movimiento estratégico nombrando y confirmando a un sustituto para finales de diciembre y así no dejar que Trump pueda disponer de ese lugar al designar alguien que no fuese de ese perfil de pensamiento.
Pero el proceso de traslado de un candidato a la Corte Suprema lleva un tiempo considerable, a menudo varios meses. Incluso suponiendo que no haya contratiempos, no es probable que haya tiempo suficiente para que Biden garantice la confirmación antes de que el Partido Republicano tome el control del Senado a principios de enero.
Todos sabemos que la Corte Suprema de los Estados Unidos es el tribunal más alto del país y actualmente cuenta con 9 jueces. Los jueces son elegidos por el Presidente y confirmados por el Senado, como todos y cada uno de los jueces federales.
De cualquier forma; en el esporádico caso que se diera ese último nombramiento de parte Biden y fuese ratificado por el Senado, no cambiaría el actual balance del Poder Judicial estadounidense de 6 a 3 de mayoría conservadora en la corte.
También es importante mencionar; que en este movimiento de “juego de ajedrez”, si Trump nombra de por vida a uno o dos jueces conservadores más jóvenes y afines, consolidará el giro a la derecha del tribunal durante varias décadas.
Por otra parte; debemos recordar que en esos movimientos estratégicos; de los logros más significativos de Trump durante su primer mandato, fue inundar la judicatura federal de nominados, no solo los tres jueces que colocó en el Tribunal Supremo, sino también más de 200 jueces que nombró para tribunales federales de distrito y cortes de apelaciones. En su único mandato, Trump pudo cambiar tres circuitos de mayoría demócrata a mayoría republicana.
Ahora bien; para que la presidencia de Trump sea un éxito no basta con adoptar sus ideas en bloque. Cualquier nueva administración debe adecuar su retórica de campaña a las realidades, si bien es cierto tiene todos los elementos institucionales a su favor, también lo es que deberá ser estratégico en cualquier determinación y futurizar consecuencia tanto negativas como positivas y su impacto a los Estados Unidos, a sus aliados y a sus competidores.
El enfoque en la toma de decisiones en política exterior; debe enfocarse en aumentar el poder estadounidense y al mismo tiempo, evitar el riesgo de conflicto, por lo tanto, es especialmente importante encontrar formas de perseguir los objetivos de Trump evitando posibles daños colaterales incluso con las acciones que pueda emprender con sus vecinos México y Canadá y con sus aliados europeos, del Medio Oriente y de los continentes de Asia y Oceanía.
Para ello; su política pública exterior de Trump debe está basada en una estrategia de superioridad, que ayudaría a Estados Unidos a mantener o desarrollar ventajas considerables en poder militar, influencia política y fuerza económica sobre sus adversarios, mediante un internacionalismo conservador, con un enfoque que permita extender el poder estadounidense en el exterior y su influencia en instituciones internacionales incluida la OTAN, con el fin de disuadir la agresión extranjera, que de otro modo, podría perturbar la economía estadounidense.
Estados Unidos enfrenta varios riesgos, y así lo advierte el senador Roger Wicker y estos riesgos, los podemos identificar en un documento titulado “Generational investment in the U.S. military” that he calls “21st Century Peace Through Strength.” Atendiendo este documento; podemos ver que los estadounidenses tienen varios flancos; por un lado, Rusia lucha contra Ucrania. Irán ataca a Israel directamente y a través de representantes como Hamás, Hezbolah y los hutíes. Israel continúa sus ataques en la Franja de Gaza a pesar de la propuesta de tregua de Biden con Hamás, y se enfrenta con ataques ya directos con Irán aunque sean esporádicos pero realizados ya en ambos territorios. Corea del Norte lanza misiles y satélites. Y China amenaza tanto a Taiwán como a Filipinas.
Uno de los objetivos en esa política exterior, de manera rentable y políticamente alcanzable, porque en particular, el gobierno de Trump estará bien posicionado desde que inicie su administración será promover dos temas cruciales que el gobierno de Biden y Kamala Harris descuidaron, restablecer la disuasión y aumentar el gasto en defensa.
Las acciones de los competidores de Estados Unidos; es que todos estos conflictos, aparentan ser peleas aisladas, pero no lo son, y podemos inferir que el objetivo es desplazar a Estados Unidos como garante del orden internacional.
Vemos a Rusia que proporciona la fuerza bruta. China ofrece financiación y tecnología. Irán y Corea del Norte suministran drones y misiles. El arco de guerra comienza en Ucrania y se extiende al sur-sureste a través de Israel y el Mar Rojo, antes de doblarse en el Océano Índico y viajar al norte-noreste a través de Taiwán en el Mar de China Meridional.
Todo esto es realmente de un nivel de coordinación sorprendente y que no tiene precedentes, en virtud que desde que asumió el poder Xi Jinping en el 2012 el gobierno de China se ha reunido con Vladimir Putin de Rusia, más o menos, unas 43 veces en el 2022; en vísperas de la invasión de Rusia a Ucrania, Xi y Putin firmaron una asociación denominada “sin límites” y celebraron, en palabras de Xi, los próximos “grandes cambios en el mundo no vistos en un siglo”.
Por eso el segundo mandato de Trump; no está exento de peligros, pero también presenta una oportunidad para apuntalar estos cimientos de la seguridad estadounidense.
Ahora bien; si la propuesta legislativa del Senador Roger Wicker es muy importante en materia de defensa, también lo es, que políticamente Wicker y el equipo de Trump no se llevan muy bien, porque el Senador Wicker, ha sido criticado por algunos partidarios de Trump por votar a favor de Biden en su capacidad oficial para certificar los resultados de las elecciones de 2020, cuando el demócrata Joe Biden derrotó a Trump en su intento de reelección en ese periodo electoral.
Pero los tiempos cambian; y en este proceso electoral, el Senador Roger Wicker fue un ferviente partidario de la campaña electoral de Trump este año.
Los mensajes de campaña de Wicker lo alinearon con Trump, y promocionó ese apoyo al presidente republicano apenas unos días antes de las elecciones del 5 de noviembre en los discursos políticos anuales Hobnob del Consejo Económico de Mississippi.
Se debe considerar que Wicker; es uno de los partidarios más enérgicos de Ucrania en su intento de hacer frente a la agresión rusa, visión que no es compartida por Trump, ya que el presidente electo, ha sostenido en varias ocasiones, que Ucrania tiene más culpa que Rusia de la guerra en curso.
Trump ha dicho que pondría fin rápidamente a la guerra y muchos especulan que la única manera de poner fin a la guerra, rápidamente, es que Estados Unidos, bajo la nueva administración, sea cortando la ayuda financiera a Ucrania y se obligue a los ucranianos a ceder una parte importante de su territorio a favor de Rusia y esto; hace difícil imaginar, que el Senador Wicker, valla apoyar un esfuerzo así por parte de Trump y de Putin.
En tal virtud se debe tener en radar que bajo la futura administración Trump y el Senado ahora controlado por los republicanos, Wicker será uno de los políticos más poderosos de D.C. como presidente del influyente Comité de Servicios Armados, por lo que tendrá un peso increíble en cuestiones de gasto y enfoque en tiempos de guerra.
Trump, como suele hacer, puede insultar al veterano senador de Mississippi, pero en realidad no podrá hacer mucho para perjudicarlo, por lo que infiero que llegaran a un acuerdo legislativo, se tomará en cuenta su propuesta Generational Investment in the U.S. military that he calls 21st Century Peace Through Strength y se actualizara para poner en marcha un proyecto que impulse el financiamiento a las áreas de Defensa y tanto Wicker como incluso, otros los políticos republicanos que tengan tanto peso, por el bien de los Estados Unidos van a ceder a los deseos y estrategias de Trump, incluso, porque los intereses nacionales estarán por encima de sus intereses personales y en ese sentido, Estados Unidos asumirá más riesgos para garantizar el fracaso de la guerra de Rusia y su alianza con China, toda vez que al final, es lo que Trump quiere y desea debilitar, porque Trump, sugiere que Estados Unidos debería dedicar menos tiempo en preocuparse por lo que Rusia podría hacer a Ucrania y dedicar más tiempo en ver que se tiene que hacer para que Rusia se separe de China, porque esa alianza, si es de preocuparse, sobre todo, por lo que China y Rusia, juntos, podrían hacerle a los Estados Unidos.
Se debe tener en el radar que China ha tratado la guerra en Ucrania como una oportunidad para obtener conocimientos operativos y tecnológicos, aplicar ingeniería inversa a las armas estadounidenses recuperadas del campo de batalla y encontrar formas de eludir las sanciones económicas occidentales. Cuanto más se prolongue la guerra en Ucrania, más aumentará el costo de disuadir a China.
De tal suerte que China; está observando de cerca la eficacia de la estrategia rusa y del interés occidental en la guerra, lo que plantea la posibilidad de que China puede adoptar una estrategia similar en pos de sus ambiciones de gobernar Taiwán y absorber las zonas marítimas de sus vecinos.
Por supuesto, la desventaja de una acción estadounidense más audaz para disuadir a China y separarla de Rusia, es que corre un mayor riesgo de verse arrastrada a la lucha prolongada.
Por otra parte; Putin podría incluso, acoger con agrado alguna propuesta de Trump, prefiriendo parar una guerra contra Ucrania, logrando algunos objetivos sobre Ucrania, que prolongar la misma y seguir con una incertidumbre de que tenga que enfrentar a los países de la OTAN y directamente una confrontación contra Estados Unidos.
El debilitamiento de la capacidad de disuasión de Estados Unidos bajo la administración Biden se sintió agravado por la falta de recursos adecuados para el ejército estadounidense en el actual entorno de seguridad.
Estados Unidos destina actualmente aproximadamente el equivalente al 3% de su PIB a defensa, lo que supone un mínimo histórico. Esta cifra es particularmente alarmante dadas las crecientes amenazas que enfrenta el país hoy en día. China, Rusia, Corea del Norte e Irán son cada vez más beligerantes y operan cada vez más en conjunto. La marina china está creciendo rápidamente y su industria de construcción naval tiene una capacidad 250 veces mayor que la de Estados Unidos.
Si China es el objetivo de Trump; en un posible conflicto en Asia, la marina estadounidense ya está en desventaja, ya que tendría que atravesar un océano. Reconstituir una marina capaz de ganar guerras; debería ser la máxima prioridad del programa de defensa estadounidense.
Pero una batalla en el Pacífico no es el único escenario para el que Estados Unidos debe estar preparado (y, idealmente, disuadir), y la preparación en otros escenarios requerirá abordar otras deficiencias. Estados Unidos también debe reabastecerse de municiones y defensas aéreas, modernizar sus fuerzas nucleares y crear redundancias en sus canales de comunicación y para que todo esto sea posible, la administración Trump, debería impulsar un plan similar al que ha propuesto precisamente, el senador republicano de Mississippi Roger Wicker, que aumentaría el gasto de defensa a más del cinco por ciento del PIB.
Es verdad que algunos argumentos contra el aumento del gasto en defensa; a menudo, citan el aumento de la deuda nacional, pero aunque la deuda es indudablemente un problema, el gasto en defensa no es su causa principal: los programas de prestaciones sociales como la Seguridad Social, Medicare y Medicaid sí lo son.
A falta de cambios en el gasto; en prestaciones sociales, que Trump ha prometido no hacer, la mejor manera de permitirse las mejoras necesarias en las defensas estadounidenses, es expandir el PIB con políticas favorables al crecimiento en materia de impuestos y regulación.
Otro flanco que Trump debe atender; es lo relacionado a la economía globalizada y la inmigración, que para los votantes que le dieron triunfo a Trump, son temas que el nuevo presidente debe resolver a favor de los trabajadores estadounidenses, quienes admiran de Trump su liderazgo autoritario y como usa los aranceles, que son su arma favorita, a pesar de que tres cuartas partes de los estadounidenses consideran que el comercio internacional es bueno para la economía.
En ese sentido; es casi seguro que la administración Trump, evitará los acuerdos comerciales multilaterales y hará acuerdos bilaterales con fuertes aranceles y centrados en restringir el acceso al mercado estadounidense y nivelar la balanza comercial. También es poco probable que Trump valore las alianzas.
El apoyo estadounidense vendrá acompañado de mayores expectativas de los aliados, tanto en términos de gasto en su propia defensa como de alineamiento con las políticas estadounidenses. Sin embargo, con el tiempo Trump puede llegar a apreciar la necesidad de alianzas saludables si Estados Unidos ha de reunir suficiente poder militar y político para enfrentar la convergencia de sus adversarios.
La disposición de Trump durante su primer mandato a tomar medidas ofensivas, como atacar al comandante iraní Qasem Soleimani en enero de 2020 y hacer que las tropas estadounidenses atacaran a los mercenarios rusos en Siria en febrero de 2018, sugiere que podría volver a utilizar la fuerza militar estadounidense pero ahora con otro propósito el Narcoterrorismo ya que combinar esa determinación, con la inversión en las defensas estadounidenses desde su frontera con México, podría mejorar drásticamente la seguridad nacional de Estados Unidos; en otras palabras, restablecer la paz a través de la fuerza, al tiempo de fortalecer sus fronteras al Sur con México y al norte con Canadá, Rusia-Alaka y el Artico.
La estrategia que se vaya a emplear con México; debe ser altamente quirúrgica, toda vez que el despliegue de tropas estadounidenses para la aplicación de la ley en Estados Unidos y en suelo mexicano contra miembros del crimen organizado, el uso de la patrulla fronteriza o las grandes deportaciones, puede fracturar el vínculo entre el público estadounidense y el ejército, además, de sembrar discordia dentro del propio ejército, sin olvidar, las consecuencias que pudieran llegar con su país vecino, que van desde un rompimiento de relaciones entre México y Estados Unidos en lo comercial, político y diplomático, como poner en peligro la seguridad interna estadounidense, por nuevos actos de terrorismo doméstico que pudieran surgir en contra de la población estadounidense y de las instituciones de gobierno de los Estados Unidos, que llegaran a ser atacadas por los integrantes del crimen organizado trasnacional que viven en los Estados Unidos, por medio de sus pandillas, escalando un nivel de inseguridad difícil de controlar, toda vez que los grandes carteles mexicanos, distribuyen al mayoreo a las organizaciones criminales de los Estados Unidos, y estas, a su vez, las distribuyen en cantidades menores por todo el territorio a grupos menores como una especie de telaraña.
Estas mafias cuentan con almacenes en la frontera y distribuidores en todo Estados Unidos, incluso, el Departamento de Justicia de Estados Unidos; en la investigación “Estrategia contra los Cárteles Domésticos”, enlistan a varias bandas que son independientes a las agrupaciones mexicanas o colombianas, pero que sí tienen nexos con ellas y a las que les compran la droga que venden sin ningún tipo de exclusividad, por lo que dentro de Estados Unidos son varios los grupos criminales conocidos como los Cárteles Gringos en el mundo del narcotráfico como por ejemplo:
Los Hermanos Pistoleros Latinos, New Mexico Syndicate, Los Carnales, Latin Kings, Mexican Mafia, Sureños, MS-13, Wet Back Power, Sinaloa Cowboys, West Texas Tangos, Los Negros, Arizona Mexican Mafia y Border Brothers han tenido o tienen relaciones con el Cártel de Sinaloa.
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Mientras que para el Cártel del Golfo (CDG): Los Hermanos Pistoleros Latinos, Partido Revolucionario Mexicano, Raza Unida y Texas Chicano Brotherhood, han distribuido drogas.
En complicidad con el Cártel de los Arellano Félix (CAF): La Mexican Mafia, Sureños y Border Brothers (sección California).
Con el Cártel de Los Zetas (CDZ) han tenido tratos: Barrio Azteca, Los Hermanos Pistoleros Latinos, Mexikanemi, MS-13, Texas Syndicate (US PERSON) y Los Bandidos.
Cártel de la La Familia Michoacana (CFM), MS-13, West Texas Tangos y de la Mexican Mafia.
Desde luego que la Ley Patriota de los Estados Unidos, promulgada por el Congreso estadounidense a iniciativa de George W. Bush, aprobada un mes después de los actos terroristas del 11 de septiembre de 2001 que derrumbaron las Torres Gemelas de Nueva York y que sumieron en el terror a toda la nación norteamericana, le dio a su gobierno la facultad unilateral, sin aprobación de nadie más, para intervenir y atacar grupos terroristas que puedan poner en peligro la seguridad nacional de los Estados Unidos.
Sin ser una guerra convencional, las miles de muertes anuales en los Estados Unidos se le atribuyen al fentanilo, el cual es enviado desde México y fabricado con precursores chinos, muchos estadounidenses, clasifican esto, ya como un problema de seguridad nacional en los Estados Unidos.
Sobre el fentanilo; algunos legisladores han tratado de llegar a un consenso bipartidista sobre el papel de las fuerzas armadas en las operaciones antidrogas en México y otros lugares.
Los senadores Joni Ernst, R-Iowa, y Tim Kaine, D-Va., se unieron para presentar una legislación que requeriría que el Pentágono profundice la cooperación de seguridad con el ejército mexicano para combatir el tráfico de fentanilo.
Los representantes Stephanie Bice, R-Okla., y Salud Carbajal, D-Calif., presentaron el mismo proyecto de ley en la Cámara.
Presentaron la legislación en mayo de 2023; después de un creciente coro de legisladores republicanos y candidatos presidenciales que pidieron al Congreso que aprobara la autorización militar para que el presidente ataque a los cárteles de la droga en México.
El representante Dan Crenshaw, republicano por Texas, presentó el proyecto de ley que autorizaría la fuerza militar en México en enero de 2024, pero a pesar de que contaba con 20 copatrocinadores republicanos, incluidos dos que encabezan paneles en el Comité de Servicios Armados de la Cámara: los representantes Mike Waltz de Florida y Jack Bergman de Michigan no se autorizó.
Además en tiempos electorales del año 2024, todos los principales candidatos presidenciales republicanos; han defendido el uso de la fuerza militar estadounidense en México contra los cárteles de la droga, incluido el expresidente Donald Trump, el gobernador de Florida Ron DeSantis, el exvicepresidente Mike Pence, la exgobernadora Nikki Haley y el senador Tim Scott, RS.C.
Pero si Estados Unidos tomara la determinación de intervenir en México con el uso de la fuerza militar de manera unilateral, los estadounidenses correrían el riesgo de otra aventura militar desenfrenada y un daño severo a las relaciones bilaterales con un importante socio comercial y geoestratégico.
Al designar a los cárteles de la droga como organizaciones terroristas extranjeras, el gobierno de los EE. UU. tendría autoridad para enjuiciar a las personas por tráfico de drogas y de personas. Estados Unidos también podría usar la jurisdicción extraterritorial para atacar y enjuiciar a ciudadanos extranjeros involucrados con carteles mexicanos u otras organizaciones criminales transnacionales.
Una cosa que también se debe contemplar es que estos grupos pueden cambiar moverse y transformarse, no sería una guerra convencional, son organizaciones hibridas, difíciles de catalogarlas en una lista y perseguirlas y regular las acciones como si fuera una guerra convencional puede ser un error, deben pensar más detenidamente los efectos que se producirían, como los efectos no deseados, es decir; el remedio que hasta ahora proponen, podría ser peor que la enfermedad.
Estados Unidos debe saber que en los mexicanos todavía existe el recuerdo de aquel 15 de marzo de 1916, cuando una columna de soldados estadounidenses invadió el territorio mexicano, en respuesta a la violencia generada por el general revolucionario mexicano conocido como Francisco Villa.
En 1916 el presidente mexicano Venustiano Carranza; enfrentó política y diplomáticamente ese conflicto, en un principio había propuesto un tratado a los Estados Unidos para permitir el paso recíproco de tropas en las zonas fronterizas, siempre y cuando no fueran más de mil hombres, no se internaran más de 60 kilómetros y no permanecieran más de cinco días. Sin concretar el Tratado propuesto por el gobierno mexicano, Estados Unidos puso en marcha la persecución de Villa. Carranza envió a Obregón a El Paso, para negociar el retiro inmediato de la Expedición y temiendo una guerra, Carranza se dirigió a los países latinoamericanos para notificarles que el gobierno de Estados Unidos había invadido a México.
Ahora bien; la ley mexicana ya tipifica el delito de terrorismo y muchos delincuentes mexicanos y extranjeros radicados en México que son integrantes de diversas organizaciones criminales ya tienen en México abiertas varias carpetas de investigación por delitos de terrorismo y delincuencia organizada.
La Expedición Punitiva provocó el rechazo de la población mexicana; la gente se enfrentó espontáneamente a las tropas estadounidenses constituidas de 10,000 soldados al mando del General John J. Pershing, a pesar de que las tropas de los Estados Unidos se dirigían solo contra Francisco Villa, se dieron algunos incidentes con la población civil; véase Incidente de Parral (1916) y combates entre fuerzas constitucionalistas y estadounidenses, las cuales casi desatan el estallido formal de una guerra entre ambos países. Al final; no tuvo éxito el objetivo, no fue posible capturar ni castigar a Villa. La Expedición terminó el 7 de febrero de 1917.
La historia ha demostrado que iniciar una acción militar unilateral podría escalar a una seria disputa diplomática con México; abriría heridas y recuerdos ya sanados y superados de la Guerra México-Estadounidense de 1846, la Expedición Punitiva, las incursiones transfronterizas y la ocupación de Veracruz.
Si Estados Unidos toma la decisión unilateral de atacar a los carteles mexicanos con la fuerza militar, se romperían las relaciones de todo tipo, con consecuencias muy graves, y los competidores globales de Estados Unidos serían los mayores beneficiarios de esa ruptura en el comercio y otras vertientes, lo que afectaría también a Canadá. Con una guerra de Rusia en territorio de Ucrania, la guerra de Israel con Irán y el eje del mal y las tensiones con China en aumento, iniciar un conflicto con México sería una mala práctica estratégica.
Por lo tanto; es preferible, primeramente, buscar un camino que adopte medidas conjuntas e interagenciales o coordinadas por parte de los gobiernos de México, Estados Unidos incluso Canadá y países latinoamericanos, con base en marcos legales, que contengan una visión de seguridad centrada en forjar alianzas, para estar en plena armonía a la propia resolución 2482 (2019), del Consejo de Seguridad de la ONU que expresamente “insta a los Estados a intensificar sus esfuerzos, así como la cooperación internacional y regional, a fin de contrarrestar la amenaza que representan para la comunidad internacional los cultivos, la producción ilícita , el tráfico y el consumo de estupefacientes y sustancias psicotrópicas, que pueden contribuir significativamente a los recursos financieros de los grupos terroristas, y actuar de conformidad con el principio de responsabilidad común y compartida para abordar y contrarrestar el problema mundial de las drogas, incluso mediante la cooperación en la lucha contra el tráfico de drogas ilícitas y precursores, subrayando también la importancia de la cooperación en la gestión de fronteras”.
Es decir; el Consejo de Seguridad adopta por unanimidad la resolución 2482 (2019) en la que insta a los Estados Miembros a fortalecer una respuesta global a los vínculos entre el terrorismo internacional y el crimen organizado, ya sea nacional o transnacional, que constituyen un grave desafío y una amenaza para la seguridad internacional, sería la ruta correcta para su combate.
Esta vinculación expresa entre el apoyo (financiero o logístico) contra el terrorismo y la política internacional antidrogas es un tema inédito en las resoluciones del Consejo de Seguridad. Su relevancia para la discusión en México y en los Estados Unidos en torno a la política de seguridad y defensa internacional en la lucha contra los grupos terroristas y las drogas parece innegable.
¿Por qué entonces no tomamos primeramente en serio este debate que tiene un apoyo real, generado desde un órgano principal de las Naciones Unidas, en lugar de solo prestar atención a las diferencias entre algunos estadounidenses que quieren la intervención de sus fuerzas armadas contra los cárteles de forma unilateral?
Indudablemente de acuerdo al libro de “El Arte de la Guerra”; a través de la táctica de “matar a uno espantando a cien mil”, Estados Unidos, podría equipar a las fuerzas Armadas Mexicanas para que en junto con las autoridades civiles mexicanas, se articulen operaciones conjuntas e interagenciales con agencias estadounidenses, lo cual sería más efectivo de lograr, que enfrentar las consecuencia de una acción unilateral.
Las Fuerzas Armadas mexicanas pueden estar entrenadas y equipadas con equipo militar estadounidense y hacer uso de ese equipo, en suelo mexicano, es decir, auxiliarse de la tecnología de punta para poder neutralizar a los objetivos de interés de forma quirúrgica y certera, con el fin de disminuir la fuerza armada de los grupos criminales. Es decir; intervenciones quirúrgicas si el objetivo representa un alto valor de HUMINT (Human Intelligence o Inteligencia Humana) como por ejemplo de tratarse del líder del Cartel de Jalisco Nueva Generación).
Por otro lado las fuerzas armadas mexicanas podrían usar herramientas como el Reaper, un vehículo volador no tripulado que se arma con misiles AGM-114, mejor conocido como “Hellfire” para poder erradicar campamentos completos, o incluso herramientas tan espectaculares como el R9X, también llamado “misil ninja” o el “Ginzu Volador” (como los famosos cuchillos japoneses) este misil no tiene explosivos, contiene más de 50 kilos de metal y despliega 6 palas que asemejan navajas y dejan a su objetivo completamente neutralizado, evitado así daños colaterales, es con esta herramienta que dieron de baja a Ayman Al-Zawahiri, líder de Al-Qaeda en julio 31 de 2022.
Se debe pensar en hacer cosas distintas para tener resultados distintos, hoy el fentanilo y las nuevas sustancias psicotrópicas están marcando diversas tendencias en producción, tráfico y consumo. El auge de estas drogas sintéticas ha degradado aún más la viabilidad de las actuales estrategias. De tal suerte que la fuerza militar no debe ser la única opción, se deben impulsar e implementar otras acciones paralelas multidiciplinarias, la experiencia nos indica que la participación de las fuerzas armadas en contra de los grupos generadores de violencia (narco-terroristas) es muy eficiente, pero no puede ir como una sola solución, debe estar acompañada de otras vertientes, porque la fuerza militar por sí sola, no ha sido eficaz para disminuir el consumo de drogas y la violencia.
Simplemente resulta importante recordar el caso de Colombia y los cárteles de Medellín y Cali. Con un costo de $10 mil millones de dólares, el Plan Colombia fue fundamental para aumentar la estabilidad, pero como estrategia antidrogas no hizo mella.
Lo que paso en Colombia; es que se fortalecieron los Carteles Mexicanos en esa Zona y desde Ecuador ampliaron sus ramificaciones delictivas, traficando entre otras cosas, grandes cantidades de cocaína y drogas sintéticas, encontrándose actualmente, una producción con niveles récord de cocaína, superando las 900 toneladas al año.
Un documento que cuando salió fue criticado, fue el emitido por el Gobernador de Texas, mediante el cual, firma un decreto que declara a los cárteles mexicanos terroristas extranjeros por la crisis del fentanilo, documento que ,debería ser base para formar uno que sea multinacional y con alcance global.
Los grupos criminales han perfeccionado de manera significativa la forma que tienen de difundir violencia para provocar miedo y terror, valiéndose de mensajes y discursos que se componen con determinada simbología y obligando a las autoridades a realizar o no realizar acciones desde el gobierno, el cual, debería ser base para formar un a estrategia multinacional.
Estamos en tiempos donde los narcotraficantes hacen actos terroristas y los terroristas participan en actividades del narcotráfico como la distribución del captagon y otras drogas.
La realidad es que se trata de una geopolítica del crimen organizado, que está entrando mortalmente a diversos países y afectando a las instituciones y la gobernabilidad. Solo aceptando que es narcoterrorismo tendrá la estrategia lineal y concreta para su combate.
Un grave error del gobierno mexicano; es decir, por ejemplo, Culiacanazo, en vez de decir Actos terroristas en Culiacán, mientras no se acepte en México la enfermedad, no habrá medicina que la cure, habrá tratamientos que sean paliativos, pero no mejorará la situación.
Una estrategia con integración global abanderada por Trump y su administración; sería más iteresante y permitiría acercarse a los países afectados, para que en conjunto declaren a los narcotraficantes como terroristas, convocar por ejemplo ejemplo, a Canadá, España, Holanda y varios países europeos, así como a países como Ecuador, Guatemala, El Salvador, Argentina, Chile, entre otros, obligaría a México a unirse, a pesar de que como país, no quiera aceptar lo que para todos es claro, es Narcoterrorismo y México lo exporta.
De esta forma, Mexico, tendrá que buscar una estrategia que acepte poco a poco esa realidad y cooperar realmente con otros países, incluido Estados Unidos.
Mexico dice que no quiere que Estados Unidos intervenga por que se afecta la soberania nacional al intrometerse en asuntos internos, pero la intromisión a la soberanía nacional la hacen los criminales terroristas, combatirlo en bloque internacional, sería una buena forma de proteger la soberanía y no al contrario, como han querido señalar algunos mexicanos que no quieren aceptar que es narcoterrorismo y que se requiere de trabajo conjunto e interagencial.
La designación del Senador Marco Rubio como el futuro Secretario de Estado en la administración de Donald Trump; podría traer desafíos significativos para México, especialmente después de las tensiones con el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Tengamos en el radar cuando Rubio, que es un crítico de los gobiernos de izquierda en América Latina, señaló en repetidas ocasiones a López Obrador por su cercanía hacia Cuba, Venezuela y Nicaragua, y lo acusó de entregar áreas de México al narcotráfico.
Con este nuevo cargo, Rubio podría tener la influencia y recursos necesarios para presionar a México en el nuevo gobierno de la Presidenta de México Claudia Sheinbaum en temas de seguridad y cooperación en la lucha contra los cárteles, pero tendra que articular los acuerdos y las acciones de manera diplomatica y altamente quirúrgica.
Finalmente, la seguridad mundial que queramos depende también del modelo de integración regional que estemos dispuestos a construir.