Turista 2.0

Este artículo reproduce casi fielmente el publicado originalmente en El Correo Gallego, en gallego, el 23 de agosto de 2020.

Seguro que han oído o leído frases como esta: “En TAL LUGAR disfrutamos de una gran calidad de vida y unas condiciones inmejorables para el teletrabajo, con lo que podemos atraer profesionales que independientemente de en qué empresa del mundo trabajen, puedan hacerlo mejor desde aquí”. Sustituyan TAL LUGAR por España o por una comunidad autónoma o ayuntamiento cualquiera, y listo. Por ejemplo, hace unos días leía el “Plan España Digital 2025”, recientemente publicado por el Gobierno de España, donde se dice: “España dispone de unas condiciones diferenciales para convertirse en un hub mundial para el teletrabajo.” 

El discurso alrededor de las supuestas bondades de atraer “teletrabajadores” es un tanto ingenuo y hasta peligroso, al menos si nos desvía la atención de lo realmente importante. Me explico. Talento no es sinónimo de trabajador, sea este presencial o a distancia. Ni siquiera lo es de personas muy competentes y bien formadas. El talento es la inteligencia puesta al servicio de un proyecto. Si el proyecto es ajeno, no habremos atraído talento sino que simplemente lo acogeremos nosotros al servicio y beneficio de otros. Además, trabajar desde aquí, aún en ámbitos de alto impacto económico, no supone necesariamente que el valor añadido de dicho trabajo se quede con nosotros, salvo el valor residual de hacer aquí la compra y pagar un alquiler o adquirir una vivienda. Para que realmente haya un retorno en la creación de riqueza es necesario que haya permeabilidad de ideas y, más todavía, la realización de proyectos y negocios conjuntos. Pero eso muy pocas veces se da espontáneamente, por lo que o bien se provoca, o al menos se propicia, o lo fortuito campa a sus anchas. 

Les pongo un ejemplo en mi ámbito de responsabilidad, para intentar explicarme mejor. Imagínense que abrimos las puertas del CiTIUS (Centro Singular de Investigación en Tecnologías Inteligentes de la Universidad de Santiago de Compostela) a investigadores que atraídos por nuestra calidad de vida quisiesen trabajar desde nuestro centro, pero como “teleinvestigadores” de sus centros en Alemania, Holanda o Reino Unido, pongamos por caso. No lo haríamos de modo altruista, por supuesto. Les cobraríamos el alquiler de los espacios y otros recursos que pusiésemos a su disposición. Eso sí, esas personas seguirían aportando su conocimiento y trabajo a sus países, aunque desde nuestra maravillosa ciudad y citándonos, claro, en los agradecimientos de sus publicaciones. ¡Menudo negocio! Evidentemente, muy distinto sería si logramos fichar a esos investigadores y que además su conocimiento, su experiencia, sus contactos y su ambición se pongan al servicio de la sociedad gallega y española a través de proyectos desarrollados aquí. Eso sí es atraer talento: inteligencia y conocimiento al servicio de proyectos de aquí. Por cierto, hacemos lo posible para que así sea, pero no nos ayudan desde luego las fuertes limitaciones salariales y las enormes trabas burocráticas. 

A veces incluso he visto que se lanza como un reclamo que los teletrabajadores podrán vivir aquí con menos dinero que en las grandes ciudades o en otros países. Esto tampoco les parecerá mal a sus empresas, a esas que generan riqueza y pagan sus impuestos en otros lugares. Hasta podrán rebajarles el sueldo a sus teletrabajadores, ya que en las rías o en el rural gallego, pngamos por caso, con menos dinero se vive igual o mejor que donde ahora trabajan. 

Por ser justo en mi referencia al “Plan España Digital 2025” que antes he mencionado, diré que en él se fija también el objetivo de atraer emprendedores de todo el mundo, lo que sí es atraer talento, ya que sus proyectos empresariales se desarrollarán desde aquí, aunque sean, y mejor que así sea, globales. Para tener éxito en ello, eso sí, necesitamos ofrecerles bastante más que calidad de vida. Se necesitan incentivos fiscales, atraer y movilizar inversores e inversiones, un marco normativo que facilite la creación y el escalado de empresas, contar con las más avanzadas infraestructuras y con profesionales de las TIC bien formados y en número suficiente, y, por supuesto, apoyar mucho más la investigación y la innovación basada en la ciencia y el desarrollo tecnológico. En definitiva, si creamos ecosistemas de innovación y emprendimiento de alto potencial transformador y generador de riqueza y empleo, el talento vendrá. De otro modo solo vendrán, si acaso, teletrabajadores. Y entiéndaseme bien, bienvenidos estos, pero no solo ni sobre todo, ya que no son los que nos van a sacar nuestras castañas del fuego. 

 Cuando son empresarios los que hacen discursos grandilocuentes sobre las bondades de nuestra tierra como reclamo para que vengan los teletrabajadores de empresas de allende los Pirineos, me parece que están pensando realmente en atraer a profesionales que no encuentran aquí para tratar de incorporarles luego a sus empresas. Pues si es así, mejor haríamos formándolos nosotros también. Desde luego que en la mayoría de los casos las universidades tendríamos la capacidad y la voluntad de hacerlo. Solo tienen que dejarnos. 




Totalmente de acuerdo Senén. Aunque para los gobiernos lo urgente es recaudar y pagar menos prestaciones, como sea, la prosperidad solo se consigue teniendo un tejido empresarial implicado con la sociedad. Para eso, es necesario crear las condiciones para facilitar el crecimiento de las empresas locales. Una de las palancas para conseguir esto es el gasto público pero lamentablemente vemos una y otra vez que los contratos públicos se otorgan principalmente a multinacionales de fuera, que se limitan a contratar a personal local (menos mal), sin aportar ningún valor añadido.

Máximo Plo Seco

Open Innovation Labs and Management for Change

4 años

Estou parcialmente dacordo. Poderíase preguntar o de “que va antes, el huevo o la gallina?”. Se tele traballadores de todo o mundo se mudasen ao rural de Galicia, seguramente o ecosistema natural-social melloraría moito. Esa xente non solo faría a compra e pagaría o aluguer. Tamén se apuntaría a clases, faría rede, colleríalle cariño á terra, e fomentaría o desenvolvimento local. Quen sabe cantos acabarían en posición de responsabilidade e aproveitarían para facer proxectos aquí tamén.

O primeiro problema xa é que España é un país de moi dudosa seguridade xurídica. Dívolo quen o sufreu nas propias carnes en case todas as relacións económicas que tivo ca administración. En segundo lugar hai que darlle seguridade laboral ó talento, cousa na que este país tampouco é exemplar. En terceiro lugar, e esto toca á universidade, conseguir un posto e un bó proxecto depende, en moitos casos, mais dos amigos que teñas no departamento de turno que do talento. Si queremos crear talento temos que crear as condición para que se implante e florezca. Eu, como empresario, aportei fai 12 anos 15.000€ para a creación do CETAL e, o día da inauguración o ministro Arias Cañete anulou o padroado e púxose como presidente da fundación. Este ano, sin contar con ningunha das múltiples industrias que aportamos capital á Fundación, deciden convertilo nun centro de sanidade vexetal e centrar en Asturias as investigacións lácteas, poñendo en liquidación a Fundación CETAL. Dende o día que aportei capital nunca máis fun consultado sobre os proxectos de I+ D+I que poderían ser de interese para o sector. Tampouco para a sua disolución que nos deixa orfos de medios técnicos e investigadores de apoio para os proxectos das industrias.

Jorge Martinez Santiago

AI Product Manager & Innovation Manager | MLOps, AI, and Digital Twins Specialist | Leading R&D Projects with Business Impact

4 años

Muy acertado

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